Se acabó la luna de miel para Donald Trump - Boris Muñoz

Se acabó la luna de miel para Donald Trump – Boris Muñoz

Publicado en: El País

Por: Boris Muñoz

Hay momentos en la historia en que la realidad se bifurca y se duplica o triplica como si estuviera transcurriendo paralelamente en diversas pantallas. En días recientes, la realidad en Estados Unidos ha tenido esa cualidad múltiple. Y una de las características de esos momentos es que resulta difícil pronosticar cuál de estas realidades terminará imponiéndose a largo plazo sobre las otras.

Veamos en los hechos de qué estoy hablando. Hace unos días, Donald Trump lanzó su guerra de aranceles global a la que bautizó de manera rimbombante como “el día de la liberación”. No pasaron 24 horas cuando las bolsas del mundo se desplomaron. En los días siguientes, muchos gobiernos, inversionistas y grandes empresas globales ventilaron su bronca vaticinando el fin del orden global y un retroceso comercial al siglo XIX antes de la primera globalización.

Semanas antes, el mismo presidente había desempolvado la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para declarar terrorista a la banda venezolana Tren de Aragua y deportar a sus supuestos miembros al Cecot, una cárcel de máxima seguridad en El Salvador. Muchos han relacionado la vetusta ley con la época de detenciones forzosas de japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, aunque no haya una guerra declarada como sí la había entonces y la amenaza de la pandilla a la seguridad nacional sea mera propaganda política. Esta vez, la reacción vino de un tribunal inferior donde un juez federal ordenó detener los vuelos de deportación. El Tribunal Supremo respondió que Trump podía reanudar las deportaciones, pero con un fallo procesal que deja abierta la posibilidad de seguir impugnándolas.

Estas respuestas presagian que el uso pendenciero, antojadizo y violento del poder de la presidencia por parte Trump en campos tan distintos como la migración, la justicia y la economía podría generar una era de convulsión y tumulto dentro y fuera de los Estados Unidos.

Ya hay evidencia concreta de un amplio descontento con políticas cruciales de su Gobierno. El Pew Research Center publicó esta semana una encuesta que revela que una mayoría de los estadounidenses piensa que el mandarriazo de los aranceles, en particular contra China, será negativo para el país y sus propios bolsillos. También tienen una visión crítica acerca de los puntos neurálgicos de la política exterior. Creen que Trump ha favorecido a Rusia y Putin demasiado en la guerra con Ucrania igual que a Israel en su campaña de tierra arrasada contra Palestina. Sobre los anunciados planes imperiales de expansión territorial, 54% se opone a la toma de Groenlandia y 62% a la de Gaza.

Otra encuesta reveló que la confianza de los consumidores y los pequeños comerciantes en el curso de la economía ha venido cayendo de forma precipitada desde un pico de optimismo el día de la toma de posesión de Trump el 20 de enero. La luna de miel con su Gobierno se acabó. Los aranceles han sido el principal factor. La guerra nuclear de los aranceles, como la definió Bill Ackman, importante financista de Trump, “destruirá la confianza en el país como socio comercial, lugar para hacer negocios y mercado de capitales”, tuiteó Ackman. Eso es cierto, pero su efecto es impredecible: los aranceles podrían llegar a ser la tapa de una caja de Pandora global. En una maniobra de último minuto, Trump cedió al bando globalista de su círculo, representado por Ackman y Musk, declarando una pausa de 90 días en la guerra nuclear comercial que provocó un alza de casi 10% en la bolsa de Nueva York. Para protegerse de hacer el ridículo a escala planetaria, castigó de manera ejemplar a China con un arancel de 125% en sus exportaciones a Estados Unidos.

El irresponsable lance arancelario ha expuesto como ningún otro tema el delirio de poder de Trump. Sin embargo, es apenas uno de los muchos factores del descontento ciudadano.

Y ese descontento ha empezado a oírse con fuerza en muchas partes, incluyendo el entorno presidencial. En los medios, la noticia protagónica de estos días ha sido la montaña rusa de las bolsas, pero si detenemos la mirada en la pantalla que muestra las calles, lo más importante han sido las 1.200 protestas del naciente movimiento Hands Off, que tuvieron lugar el sábado 5 a lo largo y ancho del país.

En Boston, fui a tomarle la temperatura a la protesta. Miles de ciudadanos se apersonaron frente al edificio de Gobierno para airear su malestar en imaginativos y mordaces carteles que criticaban a Trump y su lugarteniente Elon Musk. Uno de esos carteles resumía a la perfección el sentimiento reinante entre la multitud: “Saca tus pequeñas manos de la seguridad social, los beneficios para los veteranos, los almuerzos de los chicos, los datos privados, las bibliotecas, la ciencia, los derechos LGBTQ+, la libertad de expresión, los inmigrantes, los trabajos, nuestras carteras, nuestros cuerpos, el Centro para el Control de Enfermedades, otros países, la libertad de mercado”.

Protesta en las calles de Boston, el sábado  5 de abril de 2025.

Aunque se trató de una protesta de carácter progresista, escenas como la que yo vi se repitieron en ciudades grandes y pequeñas, azules y rojas. Lo notable de la respuesta pública era la composición variopinta y el ánimo festivo: una festividad de gente en pie de lucha y con un sentido de oposición radical al Gobierno trumpista.

Es increíble que una protesta de esa envergadura haya ocurrido al margen del partido Demócrata, la principal organización partidista opuesta al Gobierno. Desde la toma de posesión de Trump el 20 de enero, muchos se han preguntado dónde están los líderes Demócratas y han reclamado de manera airada una estrategia para enfrentar la arremetida de Trump contra las instituciones del Gobierno. Ante la expectativa ciudadana, el senador (exdemócrata, hoy independiente) Bernie Sanders y la congresista demócrata Alexandria Ocasio Cortés salieron de gira para denunciar la operación de desmantelamiento del Estado de bienestar estadounidense a manos de una todopoderosa oligarquía. Los secundó el senador Cory Booker con una diatriba maratónica –más de 25 horas– contra las políticas de Trump en el Congreso en la que llamó a los Demócratas a asumir su responsabilidad con la población. Siguieron el expresidente Barack Obama y la exvicepresidenta Kamala Harris. Finalmente, el Comité Nacional Demócrata anunció el lanzamiento de una sala de guerra para enfrentar al Gobierno de Trump que abarcará operaciones de “comunicación, investigación, movilización”.

Hasta ahora la reacción Demócrata había sido la inacción: dejar que Trump mismo se encargue de hacer que su Gobierno colapse destruyendo su piso político mientras esperan a las elecciones de medio término, cuando los Demócratas podrían reconquistar el Senado y la Cámara baja. Hoy ya es evidente que la inercia no es suficiente para contrarrestar a Trump. Hay que enfrentarlo antes de que cause mayor destrucción.

El recule presidencial en la guerra nuclear arancelaria revela que ni otros países ni sus acólitos oligarcas le están besando el trasero como él quisiera, que no ha podido crear una realidad a la medida de sus deseos y que, pese a ser el hombre más poderoso de la tierra, todavía es susceptible de ser influenciado por las fuerzas que él mismo ha puesto en juego. Por un momento, pareciera que la racionalidad se ha impuesto sobre las caóticas realidades que vemos en las pantallas divididas. Pero solo se trata de un respiro engañoso. Mientras un ególatra narcisista esté al timón de Estados Unidos seguiremos viviendo días de vértigo y la realidad continuará en flujo de manera tan errática e impredecible como el mismo Trump. La buena noticia es que cientos de miles de ciudadanos altamente preocupados con el rumbo de su país ya han enviado una clara señal en las calles. Ahora, los líderes políticos Demócratas, con los republicanos que quieran asumir su responsabilidad con la nación, deben tomar nota para ponerle límites al poder de Trump.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post recientes

  • 1
    Editorial – 17 de abril
    4:31
  • 1
    Editorial – 16 de abril
    6:46
  • 1
    Editorial – 15 de abril
    4:25
  • 1
    Editorial – 14 de abril
    6:15