Publicado en: El Universal México
Por: Brenda Estefan
La Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que se celebra hoy y mañana en Johannesburgo, será fundamental para la colaboración entre las cinco potencias emergentes que lo integran. Si bien esta alianza nació con expectativas más bien modestas, el contexto geopolítico actual le ha dado un nuevo impulso. Prueba de ello es que más de veinte países han solicitado unirse al grupo; entre ellos se encuentran estados petroleros del Golfo como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos e Irán; países árabes como Marruecos, Egipto y Nigeria; e incluso algunos latinoamericanos como Venezuela, Argentina y México.
Si los BRICS aceptarán en sus filas a estos nuevos países miembros, o no, está aún por verse, ya que mientras China impulsa esta extensión para ampliar su influencia global, India y Brasil se muestran, al menos por ahora, más reticentes a ello. No obstante, con los integrantes actuales los BRICS representan cerca de la mitad de la población a nivel global y el 31.5% del PIB mundial, de ahí que observar el desarrollo y los resultados de esta cumbre sea fundamental.
La guerra en Ucrania le da a la reunión un matiz particular, ya que si bien Lula, Xi Jinping y Narendra Modi viajaron hasta el país africano, hay un gran ausente: Vladimir Putin. A pesar de que el partido gobernante en Sudáfrica intentó encontrar alternativas para evitar la orden de aprehensión emitida por la Corte Penal Internacional en contra del presidente ruso, resultó imposible reproducir el caso de 2015, cuando el presidente sudanés Omar al–Bashir, también buscado por la misma corte, pudo viajar a Sudáfrica sin tener el riesgo de ser detenido. De manera que Putin tendrá que conformarse con participar de manera virtual en algunas reuniones, mientras estará representado en persona por el ministro de relaciones exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Uno de los temas más destacados que ha surgido en las discusiones previas a la cumbre es el interés compartido por reducir la dependencia del dólar estadounidense en el comercio internacional y en las transacciones financieras entre los miembros del grupo. Desde la creación de los BRICS en 2009, sus miembros han buscado fortalecer sus lazos económicos y políticos en un mundo cada vez más interconectado. La predominancia del dólar estadounidense como moneda de reserva global ha llevado a estos países a explorar formas de diversificar sus reservas y aumentar su independencia económica. Esta tendencia se ha intensificado en los últimos años debido a factores como las tensiones comerciales, la volatilidad financiera y la incertidumbre geopolítica.
En este contexto, la actual reunión de los BRICS cobra una relevancia especial al analizar cómo los miembros del grupo pueden cooperar para fomentar el uso de monedas locales en el comercio entre sí y en el escenario internacional, una propuesta que China y Rusia han impulsado abiertamente.
Medidas ya en curso, como la implementación de acuerdos de intercambio de monedas locales (swap agreements) y el fortalecimiento de los bancos de desarrollo de los BRICS, son pasos concretos hacia la reducción de la dependencia del dólar. Estos instrumentos no solo facilitan el comercio, sino que también permiten a los miembros del grupo mitigar los riesgos asociados con la volatilidad de las tasas de cambio y las fluctuaciones del dólar.
Incluso se habla de la posibilidad de impulsar una moneda de transacción distinta al dólar con la idea de crear una especie de “Euro del Sur”, pero se conocen muy pocos detalles sobre los trabajos técnicos que están llevando a cabo los BRICS en ese sentido. En julio, el embajador de Rusia en Kenia afirmó que los BRICS pretenden que la nueva moneda de transacción esté respaldada por oro, pero esta información no ha sido confirmada oficialmente. La poca claridad pública sobre este posible proyecto genera escepticismo, no hay fechas ni propuestas específicas, por lo cual parece ser más un proyecto a mediano o largo plazo que una realidad cercana. Se argumenta ampliamente que cerca del 90% del comercio global es hoy en dólares, sino que además la disminución del crecimiento económico de China aparejada del aislamiento financiero ruso reducen de manera importante las capacidades para establecer una divisa que sea alternativa a las monedas dominantes.
No sabremos qué acuerdos se hagan públicos este jueves al término de la reunión de los BRICS, pero un par de cuestiones son seguras. Primero, este grupo, que con frecuencia ha sido visto como un mero club de amigos, cobra hoy relevancia geopolítica. Y segundo, el mundo está cambiando rápidamente y tarde o temprano las finanzas internacionales terminarán por reflejarlo.