En el portal https://es.quora.com llama mi atención el título de una nota: “¿Qué pensamos mientras morimos? ¿Estamos conscientes de que estamos muriendo?”.
El tema me resulta por demás interesante. Lo abro para leerlo, bajo el supuesto de que me develará algunos misterios. La pieza editorial comienza el cuerpo con el siguiente párrafo: “Según el «Informe Hannay», en el que se encuestaron a unas cinco mil personas fallecidas, parece ser que hay una ligera mayoría de personas que, cuando mueren, piensan si han dejado cerrado el gas. Le sigue de cerca un elevado porcentaje de fallecidos a quienes les preocupa mucho si se han pagado todos los recibos del seguro de decesos, ya que les da miedo que por no haber pagado el último recibo, les metan en un ataúd de mala calidad, en el que puedan entrar los bichos una vez en la tumba. A otros les preocupa que su coche sea conducido sin la delicadeza con la que lo hacían ellos y pueda estropearse antes de tiempo. Pero, aunque no sean una mayoría, lo que llama más la atención, es que algunos mueren preocupados por saber qué equipo ganará la Champions.”
Por supuesto, pensé que esto era una broma. Porque, vamos, eso de entrevistar a cinco mil fallecidos. Leí de nuevo. Y nada de aclaratoria ni corrección. Se trata de una encuesta hecha a muertos.
A menos que esto haya ocurrido en una sesión espiritista, muy de actualidad en el Londres de principios del siglo XX, que yo sepa nadie ha venido del más allá a echar el cuento. “Ah, impía, mujer de poca fe”, dirán algunos piadosos que dicen recibir constantes mensajes de sus difuntos y hasta mantener largas charlas con ellos. La verdad, si los míos me hablaran, ahí sí concluiría que he perdido la chaveta y mejor sería la reclusión en un sanatorio mental.
Pero volvamos a la nota. Quedan preguntas en el aire. ¿Es un error de traducción? Pues, no. En la versión en Inglés hablan de encuesta a fallecidos. ¿Y entonces? Ah, ya me cae la locha. En una minúscula nota al pie de página de la pieza original leo: “by AI”. Inteligencia artificial. Supongo que el autor original de la nota, supuso que la IA entendería que se trataba de esa gente que ha estado al borde de la muerte y no ha fallecido, eso que llaman “los que casi se fueron”.
En fin, mis difuntos están bien, ejerciendo placenteramente su oficio. Y no, no me hablan ni responden preguntas de encuestas.