Es una ridiculez supina, el resultado más acabado de un severo ataque de caspa, un escalamiento a donde no hay oxígeno para respirar y el cerebro se queda patidifuso. Impedir que los ciudadanos tengamos acceso a la red X sólo pone de bulto quién no tiene la razón y por ello, en un alarde de bolsería, se mete bajo los faldones del poder para intentar disimular la carencia de autoridad.
Las persecuciones, las desapariciones, los muertos, la sangre que han derramado, las violaciones a un sinfín de derechos constitucionales, los intentos de falsear números y el pretender acallarnos no logran ni lograrán tapar la única e indisimulable verdad: el 28 de julio perdieron. Y perdieron porque el pueblo así lo decidió. Y mientras no reconozcan eso, cada día será 28 de julio.
