Soledad Morillo Belloso

Una propuesta medieval – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

En tiempos medievales, en los que habían proliferado reinos, principados, ducados y condados, era bastante común que algún hombre que le disputara el poder al señor feudal fuera condenado al destierro, un castigo que se ejercitaba dando al condenado un tiempo perentorio para abandonar el territorio, so pena de muerte o reclusión. El desterrado comenzaba entonces a errar, hasta conseguir ser aceptado en alguna localidad o comarca donde el gran señor lo aceptara en sus dominios. La abolición de tal práctica ocurrió muchos años después, con la creación de las naciones y, por ende, de las nacionalidades. Y fue por ese entonces que se desarrolló el concepto de nacionalidad.

Millones de venezolanos se han ido del país. Informalmente han sido desterrados. Y remarco “informalmente” porque las formas constitucionales mundiales ya no permiten el destierro como pena.

Un venezolano, si es su deseo, puede renunciar a la nacionalidad. Para hacerlo debe ejercitar un procedimiento bastante engorroso establecido en la ley. No basta ni para la persona ni para el estado una decisión informal o una mera proclamación. Hay documentos que es necesario firmar a tal efecto.

¿Puede el estado venezolano quitar la nacionalidad a un ciudadano? Pues no. Es un derecho inalienable. Se podría, tal vez, sólo tal vez, poner en tres y dos a un ciudadano en caso de una guerra que surgiera entre Venezuela y otro país, si ese ciudadano en ese hipotético caso se parcializara por el “enemigo”, pero eso sería realmente complicado de poner en práctica.

Todas las personas tienen derecho a una nacionalidad, a su nacionalidad. Eso lo establecen todas las normativas mundiales. En el caso de Venezuela, somos venezolanos todos los nacidos en el territorio nacional y todos los hijos de venezolanos, no importa dónde nazcan. Y dado que la Constitución (que está vigente y es ley suprema) marca que un venezolano puede tener varias nacionalidades, el asunto está claro.

Una diputada, en un alarde de grosera ignorancia, propone que a algunos venezolanos les sea quitada la nacionalidad. No está más equivocada porque físicamente no le es posible.

Señora diputada: ni usted ni nadie puede quitarle la nacionalidad a un venezolano. No haga usted propuestas medievales.

 

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post recientes