Manías pro independencia – Alicia Freilich

Por: Alicia Freilich

Buenas, regulares y malas hubo y existen tantas  mañas como habitantes del planeta tierra.

El filósofo y profesor Juan Nuño solía advertir en sus clases extra cátedra de la década sesenta para estudiantes de la Universidad Central de Venezuela  : “Disculpen la tardanza ¿sobre qué  están hablando.? Recuerden, soy español y republicano, me opongo desde  ya mismo y comencemos.” Al despedirnos recomendaba sonriente: “Conserven sus manías si son  parecidas a  las mías.”

Si no se  remedian a tiempo las negativas se  proyectan como apego, querencia, obsesión o locura radicados en  toda clase de oficios y profesiones. Muy peligrosas en la política, creativas  en el arte  y  dolorosas  en los manicomios de claustro y al aire libre por igual.

Por bendita suerte, la  manía independentista de moda en sus tiempos, la del maestro Simón Rodríguez y  su discípulo Simón Bolívar, consagró la  difícil y bien controlada libertad individual- que ahora se llama Derechos Humanos- extendida hacia  pueblos  sometidos a tradicionales  imperios coloniales que siempre  imponen  dirigencias maniáticas, a saber,  reinados  absolutistas, autoritarismos teocráticos, imperialismos totalitarios y en lo que estamos, neo monarquías que socaban  y/o acaban  con las democracias.

Este y todos los 5 de Julio posteriores al de 1811,  los venezolanos celebraban colectivamente  ésta, su  importante fecha histórica cuando se firmó  el  Acta de Independencia  que  la liberó del dominio español.  Día de asueto, actos protocolares,  desfiles  militares , fiestas privadas,  y  parrandas a granel.

Fue el primer país latinoamericano que oficializó su soberanía. Hoy es el más victimizado  del continente  durante  un cuarto de siglo  de  militarismo  criminal  ejercido por la narcomafia castrochavista y sus cómplices disfrazados de oposición legal contra el régimen que viola sistemáticamente su propia Constitución.

Recuperar el significado original del venezolano 5 de julio  ya no es labor  autónoma  porque Las Américas avanzan hacia dependencias  de extremo nacionalismo,  el aislamiento en algunos casos racistas y clasistas.  Los maniáticos pro independencia  son ahora  millones mayormente parias, dispersos migrantes marginados,  calumniados ,escondidos, maltratados por xenofobias locales y regionales.   Diáspora  que  busca refugio, solidaridad, raciocinio  para que sus detractores   puedan  ejercer   el sentido de la “otredad” , destreza  mental que permite  ponerse en el lugar del otro. .Ni siquiera  por interés  egoísta se  les ocurre aquello del hoy por ti, mañana por mi.

Se solicita con urgencia dirigentes,  al menos   de este hemisferio  mestizo,  que se conduzcan al  estilo de   aquel sacrificado   accionar bolivariano  independentista continental  sin fronteras y  la  civilista Venezuela  los tiene  representados  ahora en el  presidente electo  Edmundo González Urrutia  hoy desterrado  y María Corina Machado en la clandestinidad.  Pero  33 países que  configuran  a la OEA se escudan , salvo algunas notables excepciones, en retórica  neutral  a izquierdas  y derechas ,de facto los  dejan solos,  sujetos a la buena de algún milagro y a las vergonzosas  conveniencias mercantiles de todos los  continentes en sus cuatro puntos cardinales. ¿Qué tal si empiezan sustituyendo a sus  embajadores por encargados de negocios y cortan nexos  con la delictiva cúpula usurpadora?

Se torna costumbre amoral  tanta indiferencia. Es traición a la libertad  que  siembra más serviles dependencias.

 

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