La renuncia de Ratzinger

 

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Ha sido tan revolucionado el breve papado de Francisco, que se nos ha olvidado ya, que este Papa convive con otro Papa. Circunstancia sumamente singular de la que no se tenía conocimiento desde hace ya unos cuantos siglos. Dos Papas vivos a la vez. Claro, el Papa que ejerce es Francisco, y  ya lo decíamos, ha revolucionado en muy pocos meses los cimientos mismos de la iglesia católica. Pero allí, cerca en el Vaticano, recluido en un monasterio, está el ahora Papa Emérito Benedicto XVI, el Papa que renunció.

Queda la foto de cuando se encontraron muy brevemente en Castel Gandolfo  los dos Papas, antes de que Benedicto se retirase de la vida pública solo a orar.

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Ahora ¿Por qué renunció realmente Benedicto XVI? La pregunta la trae a colación un periodista de la BBC de Londres, quien empezó a indagar aquí y allá en medio de la curia romana.

Leo lo siguiente en la BBC, firma Mark Dowd:

La respuesta oficial de Joseph Ratzinger ofrece como explicación el declive de sus capacidades físicas y mentales, pero ha persistido la sospecha de que había otras razones. Mis indagaciones han confirmado estas sospechas.

Comencé mi investigación visitando al cardenal nigeriano Francis Arinze en su apartamento ubicado en la vecindad de San Pedro. Él es una de las principales figuras de la Iglesia y conoce el Vaticano como la palma de su mano.

Arinze fue incluso mencionado en marzo como uno de los posibles sucesores del papa que había dimitido y fue parte de la selecta comitiva que escuchó personalmente la noticia de la boca de Benedicto en el Palacio Apostólico.

Le pregunté sobre los escándalos que antecedieron la sorpresiva decisión del Papa, en particular el tema de los «Vatileaks» que protagonizó el mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, al filtrar documentos confidenciales que exponían las luchas de poder dentro de la Iglesia. ¿Pudo haber sido ése un factor detrás de la renuncia? Su renuncia fue inesperada.

«Es legítimo que cualquiera especule y diga ‘quizás’, porque algunos de esos documentos fueron sacados secretamente. Pudo haber sido una de las razones. Tal vez estaba muy afectado por el hecho de que su propio mayordomo filtrara tantas cartas que un periodista tuvo material suficiente para escribir un libro.

«No creo que haya disfrutado lo que ocurrió»,  dijo el cardenal nigeriano.

En el Vaticano, los miembros más jóvenes y ambiciosos de la Iglesia suelen recibir un consejo: «Escucha mucho, observa todo y no digas nada».

Básicamente, el papa Benedicto XVI fue un papa maestro, un teólogo y un intelectual. «Para él, solo que lo mandaran a una semana de entrenamiento de habilidades gerenciales sería un infierno», me dijo otra persona del interior del Vaticano.

 Su mala fortuna fue acceder al papado en un momento en que existía un vacío de poder, en el que un número de mandos medios de la curia romana -los funcionarios de la Iglesia- se había convertido en «pequeños Borgias», dijo otro clérigo.

Pero no es sólo la palabra del periodista, esta evaluación viene de la fuente más importante, el actual líder de la Iglesia. Y el papa Francisco –quien como sabemos-no suele ser tímido con sus palabras. «La corte es el leprosario del papado». Ha descrito a la curia como «narcisista» y «autoreferencial». Con eso tenía que lidiar Joseph Ratzinger.

Ratzinger no tuvo el fuelle o quizá el poder, quizá la voluntad para frenar ese leprosario, a lo cual llegó ,como con una escoba inmensa y sobre todo muy nueva, el Papa Francisco.

A partir de ahora la iglesia católica es otra.

 

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