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El 31 de marzo de 1914 nació en el poblado de Mixcoac, ahora absorbido por la inmensa Ciudad de México, Octavio Paz Lozano, quien llegaría a ser uno de los poetas más importantes de la lengua castellana en este ya pasado siglo XX, y uno de nuestros más importantes ensayistas. Es el quinto de los premios Nobel, en realidad fue el cuarto premio Nobel latinoamericano, después de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, le tocó al mexicano Octavio Paz. Cuando mucho sospechaban que era inminente que se lo llevase Carlos Fuentes, pues no, Carlos Fuentes se nos fue sin el Nobel y lo obtuvo Octavio Paz, tanto por su pobra poética como por su obra ensayística.
No sólo esto ocurrió en 1990, y antes en 1981 había recibido ya el llamado premio Nobel de las letras de hispanas, como es el premio Cervantes. A pesar de que la poesía fue su centro, la primera obra realmente importante de Octavio Paz es el libro de ensayos “El Laberinto de la Soledad”, en la que explora el ser mexicano. Cuando lo leí, lo leí muy joven, unas frases allí que se me quedaron marcadas, por ejemplo, “El mexicano sueña con la muerte”, “El mexicano tiene la palabra muerte en la boca, la saborea, la muerte es su vida”. A propósito de esa obsesión tan impresionante de México por el tema de la muerte. Junto a “El Laberinto de la Soledad” publicado originalmente en 1950. Luego en 1956 publicaría otra de sus obras fundamentales, “El Arco y la Lira”, le seguirían “Las Peras del Olmo” “Cuadrivio”, en fin, tantas otras. Hasta llegar a libros más contemporáneos, inclusive de densidad política, “El ogro filantrópico” en el año 1979, donde él siempre tan vinculado al PRI, por ejemplo, hace una disección de lo que ha sido ese estado inmenso Ogro Filantrópico que ha devorado todo, refiriéndose puntualmente al caso del estado mexicano bajo el gobierno del PRI. Luego en el año de 1982 publicó otro de sus libros más interesantes, “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la Fe” contada desde una perspectiva bastante jesuítica, nos trae un análisis inmenso sobre esa gran poeta mujer mexicana que fue Sor Juan Inés de la Cruz.
En las biografías que han salido recientemente, a propósito de este primer centenario, leo que: Varios encuentros fueron vitales en la vida de Octavio Paz. Uno de ellos fue con India, el país donde fue embajador entre 1963 y 1968 (renunció ese año como protesta por la matanza de estudiantes de Tlatelolco). Sobre esta nación son sus libros «El mono gramático» -poema en prosa- y «Vislumbres de la India», –que curiosamente– fue el último que publicó en vida.
Además Octavio Paz se dedicó a publicar revistas. La primera fue Barandal. Le siguieron Vuelta, que es una revista fundamental para toda la literatura latinoamericana, y ya para cerrar Plural.
Otro de los encuentros decisivos de Paz fue con la artista francesa María José Tramini. La había conocido en París y se reencontraron en India. Nunca más se volvieron a separar. Fue la segunda esposa de Octavio Paz.
En las notas biográficas tengo que: Aunque por edad no formó parte del llamado «Boom», Paz mantuvo una cordial relación con la mayoría de los grandes escritores latinoamericanos, incluidos aquellos que no compartían su visión política, como Pablo Neruda -con quien tuvo una accidentada amistad- y Julio Cortázar.
De hecho con su primera esposa, la escritora, Elena Garro, Paz fue a España en plena Guerra Civil a apoyar a la República. Poco a poco después abandonando las posturas izquierdistas.
Octavio Paz como decía es un autor universal. Su influencia estaba prácticamente ya en todos los idiomas. Y cuando uno habla de estos autores de esta dimensión, nunca está de más volver sobre sus libros, que es donde van a seguir viviendo eternamente. Mencioné algunos de los libros de ensayos, pero por supuesto Octavio Paz era poeta y ahí hay una amplia bibliografía para todos ustedes.
Recién el maestro Guillermo Sucre hizo una disquisición y una charla sobre Octavio Paz a propósito de este centenario en la librería Lugar Común acá en la Plaza Altamira. Les invito a que se acerquen porque ahí hay abundante material de Octavio Paz.