[sonido]https://soundcloud.com/6j86-producciones/cuatro-funcionarios[/sonido]
Muchas veces nos hemos preguntado si el caos del gobierno obedece a impericia, incompetencia por parte de los funcionarios que lo integran o si hay algo más. Esto sin descontar, por supuesto, ese rígido corsé que supone la limitación ideológica. Cuando repasamos los nombres de los funcionarios gubernamentales y nos preguntamos cómo llegamos a la debacle que hoy vivimos, vale la pena detenerse en algunos.
La prensa de hoy trae cuatro casos elocuentes. Diario 2001: “Trampearán el Gurí para evitar apagón”. ¿A qué se refieren con “trampearán”? “El Ministro Luis Motta Domínguez expuso el nivel crítico de la central hidroeléctrica y anunció que ordenará el dragado para conseguir que el agua llegue a las compuertas e impedir la interrupción del servicio de energía”. El general Motta Domínguez es el mismo que, embutido en un traje de buzo con su tanque a la espalda, bajó al fondo del Gurí a ver cómo estaba el nivel del agua. Así de sencillo y absurdo, sin comentarios.
Otro funcionario. Gran titular en Últimas Noticias: “Las universidades deben entrar por el carril. Tienen que acatar medida del Sundde. No son empresas de lucro.” Quien habla con tanto énfasis es el ahora ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, otrora vicepresidente ejecutivo, quien ahora caza pelea con las universidades privadas que han aumentado la matricula. Pareciera que el Ministro Arreaza, como tantos otros de sus colegas, vive en una realidad alterna y paralela, y asume que las universidades son empresas de lucro porque tratan de acoplarse al vértigo inflacionario que padecemos todos los venezolanos.
Otra funcionaria: la inefable Tibisay Lucena. En la primera página de 2001 se lee: “CNE “oficia” a la Asamblea Nacional sobre iniciativas referendarias. El Consejo Nacional Electoral envió un oficio a la Asamblea Nacional para aclarar que solo ellos tienen la facultad para formar las leyes electorales, como ocurre con los magistrados y la ley del Tribunal Supremo de Justicia.” Hasta con el tobo le quieren dar a la Asamblea. Pero ésta, según se establece en la Constitución, es el órgano legislativo por excelencia. Entonces no puede el CNE -que es designado por la Asamblea Nacional– ponerse por encima. Además, el periodista Eugenio Martínez, citado en Tal Cual, aporta un elemento importante: “Chavismo insiste que solo el CNE tiene iniciativa legislativa para presentar leyes electorales (como ocurre con magistrados y ley del TSJ). Ley de Referendo tiene una mora de más de 10 años y el CNE nunca presentó nada”. Pero ahora, cuando la Asamblea Nacional se mueve y la oposición tiene como opción clara plantear un referéndum contra el presidente Maduro, entonces el CNE cambia la línea de acción que mantuvo por más de una década.
Y el cuarto funcionario es Bernardo Álvarez. Algo así como el ciudadano de la revolución en Washington, porque son muchos sus años en la capital de los Estados Unidos; primero como embajador del gobierno de Hugo Chávez ante la Casa Blanca, y ahora como Embajador ante la OEA. En la ciudad se reune la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para abordar la terrible crisis social que vive nuestro país. Las continúas violaciones a los Derechos Humanos, entre ellos, la vida. Citado en El Nacional en primera página, dice Bernardo Álvarez: “Es irresponsable hablar de crisis humanitaria. En el país no hay crisis humanitaria por falta de medicamentos y por lo tanto no hay necesidad de recibir ayuda de otros países”.
Señor Álvarez, dígale eso a las personas que se les van los días de farmacia en farmacia buscando medicamentos para garantizar la vida propia o la de sus hijos o la de sus padres. Señor Álvarez, meta la mano en el bolsillo y agarre su cédula de identidad, si es que la tiene. Piense de verdad en la barbaridad que ha declarado.
Para remate, en la misma cita anterior, el desafortunado embajador de marras afirma “que la falta de fármacos se debe a la guerra económica y a la caída de los precios del petróleo”.
La exclamación, estimado lector, se la dejo a usted.