Es un «pingponeo» sobre una mesa vieja y apolillada y con la red mal puesta. Los jugadores son todos expertos en gruñidos. La gente del común, a saber, usted y yo y millones, vemos la pelotica pasar de un lado a otro. Cada tanto hay un jugador que hace un giro que luce matador. Pero, nada que ver. Uno y otro se recuperan del trancazo recibido y arrancan otra vez, paleta de madera de balsa con huecosp, a intentar ganar un juego que parece tener como escenario un campo de concentración.
Así las cosas, llegamos a noviembre de 2016, por si perdimos la cuenta. La mesa y sus su esas siguen. Sabemos poco de lo que allí se discute. Se dice que en realidad no hay diálogo o tan siquiera conversa de casa de vecindad. Que lo que hay es gritos de parte y parte. Como los niñitos que se lanzan acusaciones frente a los mayores. Que todo comienza con un galicismo: «es que…». Cuando mis sobrinos se agarraban por los moños en el domingo familiar o en los paseos y viajes, yo les advertía: «yo no averiguo pleitos».
El Vaticano se dará por complacido si evita una matazón producto de un estallido social, si consigue que el régimen libere una gruesa cantidad de esos rehenes políticos que tiene tras las rejas (en especial si son jóvenes o están enfermos) y si consigue la instrumentación de pasillos humanitarios para que, bajo su gerencia o al menos supervisión, permitan dotar de medicamentos imprescindibles a la población (que bien podría hacerse a través de las alcaldías, de ambas banderas políticas) y de alimentos para sectores de preferencia (niños, ancianos y enfermos). Es decir, El Vaticano se metió en este lío para desactivar bombas usando la lógica de la compasión, una virtud de importancia para el Cristianismo.
Sospecho que algunos en la MUD, presionados por no pocos, quieren levantarse de la mesa. Comprensible. Si así lo hicieran, estarían cometiendo un grueso error. La mesa no ha sido aceptada (a regañadientes) por el gobierno para resolver ningún conflicto existente o por surgir. Puso sus asentaderas en las butacas para lucir decente en medio de una situación país que es cualquier cosa menos decente. Pero la mesa, un espacio que recuerda los preliminares de las peleas de boxeo de Muhammed Alí, es la oportunidad perfecta para la denuncia ante una autoridad como El Vaticano que tiene línea directa con El Altísimo. Claro está, las sub mesas en las que no esté presente un emisario papal no pasan de ser planchas de mala madera roída y rodeada por taburetes cojos. Porque aceptemos al menos que los cuatro ex presidentes son tan útiles como ceniceros en moto. El régimen al convocarlos se aseguró de tener adornos demodé, sin poder alguno ni ascendiente internacional. Salvo por unos discursitos cursis sus palabras no son ni tan siquiera comida para los medios.
Creo, y así lo digo, que fue atinado postergar la ida a Miraflores; en ese momento hubiera sido imposible evitar una matazón que no hubiera sacado a Maduro. Para que una protesta de esas características funcione tiene que ser la jugada final. Un jaque mate. De lo contrario, no pasa de ser un estridente grito que rellena titulares pero sin certezas y pica posibilidades de éxito. Y ello tendría un costo político enorme. Entonces, hay que dejar esa carta para cuando jugarla sea realmente decisivo.
Queda sí, y con fortaleza que quizás no atinamos a ver ahora por el aire tan enrarecido, el espacio donde el poder existe: el político. Y el espacio político tiene tres escenas: el poder regional (gobernaciones y consejos regionales legislativos), el local (alcaldías y concejos municipales) y, la joya de la Corona, la Asamblea Nacional. Precisamente porque el régimen sabe del poderío de estos tres espacios, ha hecho lo indecible para reducirlos. Postergar sin justificación alguna las elecciones regionales es vital para el régimen. En el mejor de los escenarios, si acaso y cuanto mucho, el PSUV conseguiría tres o cuatro gobernaciones y menos legisladores regionales que los que detenta hoy. Y eso, que a ojos caraqueños que poco entienden de la relevancia de las provincias, luce menor, no lo es. Los barones modernos de la política son los gobernadores y sus pares legislativos, incluso viendo ensombrecidas sus gestiones por los aberrantes recortes presupuestarios. Tanto lo sabía el general Juan Vicente Gómez que los presidentes de estado los nombraba él, sin consultarlo ni con la almohada, colocando sus más leales «socios». La estrategia entonces tiene que tener como objetivo crucial lograr fecha y cronograma de los comicios regionales, duélale a quien le duela. Y no me refiero a esa payasada de anuncio chucuto del CNE. Y claro, hay que ir a las elecciones con una marca paraguas: la MUD. Uniditos nos vemos más bonitos. Ya habrá tiempo en el futuro para la recuperación de la lógica partidaria. Igualmente hay que obtener lo antes posible fecha y cronograma de las elecciones municipales. Si los candidatos para ambos comicios son elegidos en primarias o por consenso, lo diré con todas las letras, no importa. Da igual. Lo indispensable es tener candidatos únicos de oposición, sin jugarretas ambiciosas.
He dejado adrede para el último párrafo de estas líneas el espinoso tema de los diputados de Amazonas. Este limbo en el que estamos sólo conviene al régimen. Así, sea logrando que los diputados electos sean reconocidos como tales o presionando para que se rehagan la elección legislativa en ese estado, lo importante no es ganar el punto de la barbaridad que ha hecho el régimen al irrespetar la decisión de los electores del pasado 6D16; es tener los diputados de Amazonas en pleno uso de sus facultades y competencias, con lo cual toda la maroma del régimen del desacato de la AN se caerá. Y entonces el Poder Legislativo tendrá el poder. El poder para legislar, controlar, investigar, denunciar, debatir y designar los miembros de los otros poderes públicos. Poder para hacer «evaluaciones políticas y de gestión» a ministros, presidentes de empresas estatales y hasta a la cabeza del poder ejecutivo y varios otros personeros que irresponsablemente han producido esta debacle nacional. Y tal vez consigamos salir de este juego maldito. ¿Eso «enfría» la calle? Quien así lo piense y diga está equivocado, de medio a medio. Muy por el contrario, esto le pone contenido y sustancia a la protesta, la redimensiona, la potencializa y fortalece y la hace importante para los ciudadanos, que dejan de ser espectadores. Hace que la lucha de todos los días no sea sólo de los políticos sino antes bien de todos los ciudadanos transversalmente en la sociedad. Porque no hay un ser humano – salvo ese vergonzosa especie que son los inefables enchufados y los caudillos del régimen – que no padezca carencias y dolores. Y la gente quiere y necesita que sus tribulaciones sean escuchadas y validadas.
Es más que obvio que el régimen no va a permitir ni el revocatorio, ni adelanto de elecciones presidenciales y mucho menos elecciones generales. Porque ello sería su ruina súbita. Es entonces un gasto inútil de energía insistir en ello. Que Moisés consiguió el propósito de la liberación de los judíos en Egipto no por el denuedo de ese pueblo, sino porque Javé le mandó al terco faraón que no quería razonar y entender la bicoca de siete plagas. Y, que yo sepa, ya Javé no usa esa técnica y, al contrario, ha dejado claramente establecido el asunto del libre albedrío, a saber, que el lío es nuestro y nosotros lo tenemos que solucionar. Los rezos no vienen de más, por aquello de reconfortar el alma, pero la estrategia debe ser humana, no divina.
Maduro y su régimen pasan aceite. Ese motor se fundió. El nuestro está como una pepa. Pero necesita gasolina de alto octanaje.¿Lo entendemos?
@solmorillob