Ayer, en entrevista en Globovisión, Aristóbulo Istúriz afirmó, con su cara muy lavada o “de tabla”, como ahora se estila, que no había que consultarle nada al pueblo porque Nicolás Maduro tenía la potestad de convocar él solo a una Constituyente. Alegó uno que otro argumento leguleyo y trató de enredar la estopa un poco más. Pero él no es abogado, él es político y lo que planteó es, políticamente hablando, una estafa, una burla más al país. Consultar al pueblo si quiere o no una asamblea constituyente no solo es una exigencia constitucional, es también y sobre todo una manera de respetarlo. Pasarle por encima al venezolano, ignorarlo, es despreciarlo y humillarlo. Con esa frase Iztúriz deja en evidencia el desprecio que él y la camarilla que gobierna, con Maduro a la cabeza, sienten por todos los ciudadanos de este país. La única intensión de esa pretendida constituyente es permanecer en el poder al precio que sea. Y poco importa si en ese precio se incluye la vida de muchos venezolanos.
Por ejemplo, en 30 días de conflicto ya tenemos 35 muertos, 717 heridos y 596 detenidos. La cifra es de la Fiscalía General de la República. Pero con todo y un balance tan sangriento y letal, los venezolanos que protestan en las calles, la mayoría de ellos muy jóvenes, lejos de intimidarse y renunciar parecen recargarse ante tanto abuso, crueldad e injusticia. Las calles no se vacían, todo lo contrario: cada día son más; más aguerridos, más firmes, más convencidos.
Leo este testimonio del fotógrafo Roberto Mata:
“¡Quiero a la prensa fuera en cinco minutos! ¡Dispárale al de suéter blanco!”, dijo el superior de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), por el parlante desde la tanqueta en la autopista Francisco Fajardo.
“Reinaldo vio a los camarógrafos y fotógrafos que estaban cubriendo de la represión, y notó que él era el único de suéter blanco. A la una y media de la tarde, quince minutos después y a no más de veinte metros, cumplieron la orden. Le dispararon”.
Mata habla de Reinaldo Riobueno, fotógrafo de Unión Radio. Nuestro compañero. Reinaldo luego escribió en su cuenta Instagram:
“Hoy me tocó a mí. Un guardia nacional bolivariano me disparó de frente, directo al cuerpo. No le importó que fuese de prensa y me fracturó la tibia. Hoy lograron lo que querían, me sacaron de las calles para que no pudiese continuar fotografiando y grabando lo que sucede en nuestro país. Como yo, otros dos fotógrafos llegaron a Salud Chacao por impactos de bombas lacrimógenas. Esto se le fue de las manos. Hoy me sacaron de las calles, hoy lloro de impotencia y frustración”.
Los más importante para este joven es estar en la calle. Llora porque lo sacaron de allí.
Y el drama nos rodea a todos. Está en todas partes. Cuento el caso de un compañero de Unión Radio, pero hay más. En nuestro equipo de producción, una madre con un hijo adolescente nos cuenta la angustia cotidiana que sufre porque, mientras hacemos nuestro programa diario, su hijo está en las calles marchando, manifestando. Ella le pereguntó a su hijo: ¿No tienes miedo de lo que te pueda pasar? Él le respondió: “Tengo miedo de seguir viviendo en un país así, donde mi único horizonte es precisamente el miedo”.
No hay cinismo gubernamental que pueda con tal grado de convicción, fuerza y entereza. Los “care´tabla” podrán seguir prepotentes despreciando y humillando a los venezolanos. Pero esta batalla en las calles, sin duda, la tienen perdida.
Un comentario
Para lo que ha quedado Aristobulo Isturiz, vergüenza del magisterio