Ningún partido, ningún dirigente, ninguna organización política o social, ningún dirigente sindical, gremial o empresarial, ningún líder religioso o eclesiástico, ningún académico o intelectual, nadie tiene fuerza suficiente por sí solo para conversar, dialogar, tertuliar, negociar o acordar algo con el gobierno, con el régimen o alguna parte de él. Más aún, nadie en la oposición tiene la fuerza necesaria para a solas conversar, dialogar, tertuliar, negocia o acordar algo con la sociedad opositora y menos aún con la sociedad roja rojita o los disidentes de ella. Así, cualquier intento de dibujo libre es no sólo inútil, ineficiente e ineficaz, sino también en extremo perjudicial, porque para más INRI, da al régimen alimento para fortalecerse. Mientras haya «oposiciones», el que está mandando, además de seguir mandando, se hará más musculoso y triunfará en su propósito de mantener dividida a la oposición y a la opinión pública, lo cual le produce muchos réditos.
Cuando uno lee o se entera que fulano/a o mengano/a está conversando con dirigentes del chavismo o funcionarios del gobierno, uno entiende que siguen viviendo en el pasado. Eso de conversar, dialogar, etc. a solas era práctica común cuando en Venezuela había una democracia, chueca sí, pero democracia al fin. Y tal instrumento, el de tertuliar, tuvo espacio incluso hasta muy entrado el gobierno de Chávez, en el cual alguna formas eran respetadas, así fuere por cuidar las apariencias. Hoy esas formas de comportamiento democrático han sido borradas, descartadas. Chávez era un autócrata. Lo que tenemos hoy es una tiranía.
Pero hay más. ¿Qué les hace pensar a cuantos andan por ahí montados en esta estrategia de la conversadera personal (formal o informal, pública o a la calladita) que si no logran llegar a consensos con otras fuerzas de oposición para reconstruir la indispensable unidad y que está unidad de criterios, estrategia y táctica esté montada sobre una red que permita que sus líquidos pasen a la sociedad, pueda esta conversadera rendir algún fruto que se traduzca en soluciones para el colapso sistémico? No hay por Dios que ser un erudito para entender sin mayor esfuerzo intelectual que la frase «divide y vencerás» es rigurosamente cierta y que es la estrategia y táctica que el régimen ha decidido aplicar con inmensos beneficios, no para el país pero sí para hacer sostenible lo que luce insostenible y atornillarse en el poder.
En política no hay agujeros negros ni vacíos permanentes. Nada se destruye, todo se transforma. Si quienes quieren liderar a la oposición no dan la talla, la naturaleza producirá reemplazos. Pero no sin un costo brutal. No sin más daño a la sociedad, que en definitiva es quien paga las facturas de los crasos errores de un lado y las maluquerías del otro. No sin que se produzca la profundización y el alargamiento de las calamidades que padecemos todos y muy en particular la gigantesca y creciente masa de pobres.
La comunidad internacional va a forzar una negociación. Gústele o no a quien sea. Porque la situación venezolana ha superado los limites soportables y tiene un efecto contante y sonante sobre la estabilidad y economía de muchos países de esta bolita llamada La Tierra. Esa negociación va a ocurrir. No será un diálogo. No será un acuerdo. Como en todas las situaciones que agarraron candela va a producir un tratado. Y si a esa negociación llegamos con el infeliz concepto tatuado de que aquí hay dos posiciones, la de Almagro y la de Zapatero, bueno, entonces entendamos que ahí si estamos entregando nuestra soberanía en bandeja de plata y con firma de pagarés. Y no me refiero a la soberanía del país, de la nación o de la «patria», sino a la soberanía de cada venezolano nacido y por nacer en quién sabe cuántos años. Una cosa es que agradezcamos las gestiones de los «palabreros» (en el sentido guajiro de la denominación) y otra muy distinta creer, suponer o aceptar que los palabreros van a escribir nuestro guión de país y decidir nuestros destinos y que puerilmente nos vamos a someter a sus designios.
Comiencen entonces por dar una señal clara de compacta unidad. Den una rueda de prensa y anuncien que vamos a votar en las elecciones municipales, que la nueva constitución que están haciendo inmoral e ilegalmente no va porque vamos a votar y vamos a derrotar al régimen en ese referéndum, cuando sea que lo convoquen. Y anuncien que se ha creado una Unidad Nacional. Que se acabó el dibujo libre. Una estrategia, una táctica, una narrativa. Entonces, y sólo entonces, la sociedad opositora, la sociedad madurista, la disidencia del chavismo, la comunidad internacional y el mismísimo Maduro y su régimen los tomarán en serio.