Publicado en: El Universal
En 1915 ya Carlos Gardel era admirado, aunque todavía no interpretaba tangos sino música criolla a dúo con su gran amigo José Razzano. En 1917 cantó su primer tango, Mi noche triste que marca el comienzo del tango canción: “percanta que me amuraste, en lo mejor de mi vida, dejándome el alma herida y muy triste el corazón”. Aquella madrugada de diciembre Gardel salía de Armenonville en calle Alvear, el burdel mejor cotizado, con fama de reunir las más bellas con los guapos más temibles y atravesados de la noche bonaerense.
Tuvo encontronazo con un fulano a quien birló la pareja y éste lo espera a la salida y le da un tiro en el pecho del que salvó el corazón por suerte. El asesino frustrado era Alberto Guevara Linch, tío del Che Guevara. No hay nada que se ignore de los titanes de la canción popular latinoamericana de época, Celia Cruz, Javier Solís, Pedro Infante, Jorge Negrete, Xiomara Alfaro, Toña la Negra, Alberto Beltrán, Benny Moré. Pero en torno al mayor de ellos, Gardel, todo está en duda. Unos dicen que nació en Toulouse, Francia, se llamaba Paul Jean Lasserre y sus padres fueron Joseph Lasserre y Jeanne Mane Blanc.
Otros que en Tacuarembó, Uruguay, del romance entre un Coronel Carlos Escayola y Manuela Ventos. Y parece haber pruebas de ambas teorías. La conocida como su madre, Berthe Gardés, lo habría criado por encargo. No se sabe cuándo nació, salvo que fue entre 1883 y 1887. Además al máximo latinlover de Hollywood también le cuestionan su varonilidad. Mañana 24 de junio se conmemoran 84 años de su muerte en Medellín y en 2016 surgió una nueva hipótesis sobre las causas del accidente de aviación que niega las anteriores.
Ancien terrible
De acuerdo con su élan romántico circuló que la querella por una mujer entre él y su guitarrista Le Pera había terminado a tiros en la cabina dándole al piloto Ernesto Samper. En la máquina del tiempo, este será abuelo del homónimo Presidente colombiano. También que él y Samper despacharon una larga jornada de whiskis en el bar del aeropuerto. El tango era, hasta el advenimiento de Gardel, una melodía instrumental semiclandestina que se bailaba, también hombre con hombre, en los arrabales y prostíbulos que cantan sus temas. Pero Borges en boutade posmorten, lanza una piedra al pozo, en audios grabados en 1965 pero conocidos hace apenas tres años.
En burla a etnólogos e historiadores, afirma que el tango fue una creación de niños bien, de patoteros, con lo que Borges, aun desde el más allá sigue siendo un enfant terrible. Como cualquier creación cultural, unas más otras menos, el tango es un híbrido de la transculturación abominada por multiculturalistas que buscan el Santo Grial, la esencia de los ancestros. Desde el gobierno de Rosas y las teorías de Sarmiento y Alberdi, resumidas en “desarrollar es poblar”, Argentina estimuló enérgicamente las migraciones de trabajadores calificados desde Europa.
Italianos, españoles, franceses, polacos, checos, africanos entre otros, confluyen en el proceso de modernización para trabajar en las fábricas. Forman barrios pobres en las zonas portuarias del Río de la Plata. Tal invasión de hombres solos cambió la proporción demográfica que llegó a ser hasta de ocho por cada mujer. En los “conventillos” o pensiones vivían diez o veinte en una habitación, sumergidos en la nostalgia de su falso paraíso perdido, sus idealizadas novias y madres. Se disputaban las mismas afortunadas y escasas mujeres del barrio, que podían deshojar todas las margaritas, para rencores y altercados. Tristeza y violencia impotentes.
Lunfardo o lombardo
A una bella que no accede ante el malevo, la desfigura una navaja en Por seguidora y por fiel. A la que dejó a otro, la sádica satisfacción al verla años después Cuesta abajo “flaca, fanés, descangallada, la vi esta madrugada salir de un cabaret/ seca, tres cuartas de cogote, un mordisco en el escote, bajo la nuez… fiera venganza la del tiempo, que le hace ver de cerca lo que uno amó”. Un expresidiario arruinado reclama a su hermano exitoso el crimen de no exhibir El retrato de mamá. Este canto marginal, lumpenproletariat triunfa en París de la belle époque, EEUU, España, Alemania, Italia y regresa a las elites rioplatenses, que ahora no lo desprecian, lo aclaman.
Santos Discépolo dice que el tango “es un sentimiento triste que se baila” y cuenta Mujica Lainez que Borges lo llama “lamento de cabrones”. Pero para la recia guitarra de la guardia vieja “yo soy el tango canción de Buenos Aires/nacida en el suburbio que hoy reina en todo el mundo”. Término africano que designa celebración, tango es también un ritmo andaluz y otro del sur de Francia. Un híbrido entre la habanera caribeña, el candomblé esclavo, la milonga, el bandoneón traído por alemanes e italianos junto con su jerga especial, el lunfardo (lombardo).
Era la fabla de los presos y las clases bajas en Lombardía, enrevesada e incompresible para despistar a los carceleros. De los gatos y milongas criollos se toma la guitarra y de Europa llegarán piano y violín cuando esa música que emerge a finales del siglo XIX se refine a partir de 1925, con la etapa llamada guardia nueva, que arranca el año que Gardel inicia su carrera de solista. La periodización del fenómeno está unida a él incluso después de muerto, hasta llegar a Astor Piazzola un innovador que despertó el tango que estaba piantao.
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