Publicado en: La Gran Aldea
“Marriage Story” me conmovió profundamente. El diálogo, el cual es delicado y brillante, facilita que uno se identifique con los dos personajes, que se pueda sentir el duelo de la separación y que además se tenga esperanza de que todo termine bien. Ésta es una película sobre la esperanza. Amar y casarse es un acto de esperanza. Tener un hijo es un acto de esperanza. De abogar y creer que dos personas siempre estarán ahí uno para el otro, y que ese equipo que forman juntos va a funcionar. Podemos pausar Netflix al terminar y sentirnos bien.
En 2019, Netflix le dio al mundo dos películas muy distintas, “The Irishman” de Martin Scorsese -sobre la amistad y el transcurso de la vida dentro del mundo de la mafia-, y “Marriage Story” de Noah Baumbach -sobre dos personas que se quieren, pero que deciden separarse-. Ambas películas tratan temas y momentos que definen la vida de los personajes, pero en la primera transcurren más de 25 años y en la segunda sólo un año. Hablemos de “Marriage Story”, una de las películas más conmovedoras del año.
La película comienza muy similar al tráiler promocional, con los personajes principales, Charlie (Adam Driver) y Nicole (Scarlett Johansson) leyendo una lista de características que aprecian, admiran y disfrutan del otro. Pero rápidamente entendemos qué leen desde su cabeza, porque a pesar de que el terapeuta matrimonial que está liderando el ejercicio les pide que se lean la lista en voz alta, Nicole prefiere no hacerlo. Es así como entendemos que esta historia de un matrimonio es, en gran parte, sobre el final de ese matrimonio.
Durante la película, tanto Charlie como Nicole pasan por momentos difíciles en su proceso de separación y terminan en momentos contradiciendo el contenido de estas listas. Nicole se muda temporalmente a California por trabajo, mientras que Charlie se queda en Nueva York dirigiendo un grupo de teatro con mucho éxito. Nicole decide irse porque ella también está en el mundo del arte y siempre había querido volver a la pantalla, aunque al casarse con Charlie, decidió dedicarse principalmente al teatro. La complicación principal no es sólo la distancia, sino que Nicole se lleva con ella a Henry, el hijo de ambos. Es estando en esta circunstancia, que empiezan el arduo proceso de divorcio y custodia.
Esta película tiene mucho de quien la ve, ya que cualquiera que haya estado en una relación amorosa puede identificarse, especialmente alguien que tenga algún tipo de relación con el divorcio -sea un divorciado o un hijo de padres divorciados-. La película también tiene mucho de quien la hizo, Noah Baumbach.
Los padres de Baumbach se divorciaron cuando él era adolescente, suceso que inspiró su obra artística. Sus películas más famosas como “The Squid and the Whale” (2005), “Margot at the Wedding” (2007), “Greenberg” (2010) y “The Meyerowitz Stories” (2017), de alguna forma tratan sobre matrimonios fallidos. Pero desde el 2013, el propio Baumbach está divorciado también, y su historia se parece mucho a la historia de “Marriage Story”. Baumbach estuvo casado con la actriz Jennifer Jason Leigh con quien tuvo un hijo, y en la grabación de “Greenberg” conoció a su pareja actual, la también actriz y directora Greta Gerwig (“Little Women”, 2019).
Es interesante notar esto porque “The Squid and the Whale”, como la mayoría de las películas sobre el divorcio, se basa en el punto de vista del hijo, el adolescente, el que está viendo a sus padres separarse. Pero “Marriage Story” cuenta la historia del divorcio desde la perspectiva de la pareja, de Charlie y Nicole, y es bastante distinto. En “Marriage Story” en vez de pasar tiempo con Henry, pasamos tiempo con sus padres. Sabemos la pasión que siente Charlie por el teatro y lo mucho que quiere a su hijo, y sabemos la capacidad que tiene Nicole de predecir sentimientos e interacciones interpersonales. También entendemos que ambos se quieren mucho, y que este sentimiento siempre estará por encima de todo. Por ello esa nostalgia agridulce que acompaña a cualquier cierre o adiós. Justamente para comprender incluso más, comparto el podcast de “The Ringer: The Big Picture” donde los cinéfilos Sean Fennessey y Amanda Dobbin, hijos de un divorcio, analizan la película.
“Marriage Story” me conmovió profundamente. El diálogo, el cual es delicado y brillante, facilita que uno se identifique con los dos personajes, que se pueda sentir el duelo de la separación y que además se tenga esperanza de que todo termine bien. La dulce y sencilla banda sonora de Randy Newman abraza cada escena con pianos, violines e instrumentos de viento. La actuación de Adam Driver es mi favorita del año, con momentos estelares de rabia, de dolor, y de desahogo. Scarlett Johansson acompañó esa rabia de Driver con una actuación impecable de cuidado resentimiento y generosa admiración. Y por último, Laura Dern nos dio una versión de su irreverente personaje de “Big Little Lies”, Renata, encarnando a una abogada que defiende a Nicole en el proceso de separación y custodia.
Ésta es una película sobre la esperanza. Amar y casarse es un acto de esperanza. Tener un hijo es un acto de esperanza. De abogar y creer que dos personas siempre estarán ahí uno para el otro, y que ese equipo que forman juntos va a funcionar. Por eso es que ésta es, verdaderamente, la película feel good de Baumbach, porque al verla la podemos disfrutar, sufrir, y digerir. Podemos pausar Netflix al terminar y sentirnos bien.
Conoce las 13 películas que estoy analizando, y acompáñame en la ruta por la conquista de un Oscar.
A continuación los posibles triunfos en los Premios Oscar
(* probabilidad de ganar, ** probabilidad alta de ganar):
Mejor película: Noah Baumbach, David Heyman
Mejor actor: Adam Driver
Mejor actriz: Scarlett Johansson
Mejor actriz de reparto: Laura Dern **
Mejor banda sonora: Randy Newman
Mejor guión original: Noah Baumbach *
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