Publicado en: El Universal
“China no exporta revoluciones, ni pobres, ni problemas ¿No es suficiente?”. Xi Jinping
Entre 1945 y 1989, los 44 años de la Guerra fría, dos superpotencias nucleares con ideas del mundo excluyentes, ejecutaban sus planes hegemónicos y de aniquilación a largo plazo, sin chocar de frente. La jefatura política de ambas evitó el holocausto. Una aspiraba al socialismo sin propiedad privada ni libertades burguesas, regido por partidos comunistas o afines. La otra, extender los valores de democracia, libertad y economía relativamente de mercado.
Las dos no cabían en el mismo planeta, con el único acuerdo de no acabar con la humanidad. El avance soviético y la defensiva occidental se basaban en estrategia de mahjóng, guerras locales para ganar o defender territorios periféricos, e inmovilizar al adversario. Carlos Rangel, el principal pensador de América latina, murió en 1983 convencido de que el comunismo ganaría.
Los soviéticos tenían Europa oriental, casi toda África. China era comunista y Asia en llamas. Cuba y el sandinismo enguerrillaban Centroamérica y en el resto de la región avanzaban varios movimientos antimperialistas y socialistas, igual la euro-izquierda. Cuando publiqué mi primera obra, Rangel me comentó en TV, “tu libro está lleno de energía y me gustó, pero creo que la democracia tiende a desaparecer”.
No tuvo tiempo de ver la evaporación del bloque socialista (pero… ¿tendría razón a largo plazo?). Hay dificultades para una guerra fría entre Estados Unidos y China en 2020. El choque no es entre dos modelos de civilización sino entre “capitalistas”. Una China furiosamente “neoliberal” en ascenso con jefes que se declaran líderes de la globalización y el libre mercado en Davos 2017.
50 millones de amigos
Cuando cayeron las Torres Gemelas, China padecía 600 millones de pobres que ahora son clase media. A cambio en 2020 disfrutan 50 millones de millonarios. Y EEUU, rezagada, ocupada de la guerra y no de la economía, hoy en manos autoritarias y anacrónicas, pierde la carrera por la globalización y la liberalización nacida en Breton Woods en 1944, más tarde impulsada `por los gigantes Reagan y Clinton.
Tiene suficiente para recuperarse, si abandona el pensamiento anacrónico y vuelve a competir. Cuenta con las cinco mayores empresas tecnológicas globales, el todopoderoso GAFAM, (Google, Amazon, Facebook, Aplee, Microsoft). Y entre las diez primeras, una surcoreana (Samsung) y cuatro chinas (Huawei, Wechat, Tencent, Taobao) (ninguna europea). Cuenta con los poderes sobrenaturales del dólar y el SWIFT.
Ante el reto chino, a diferencia de Reagan y Clinton con Japón, blande el pasado y quiere llevarse los guantes y la pelota, pero China tiene guantes y pelotas. En tanto, Latinoamérica sigue con políticos, profesores e intelectuales quijotescos, contra su gigante Caraculiambro: “la globalización neoliberal”, exporta revoluciones, miseria y problemas. Amarrada por anacronismos ideológicos, también Europa (no así Merkel ni Macrón) sufre repuntes autoritarios de izquierda y de derecha.
Por si fuera poco, avanza el fascismo cotidiano que llaman corrección política. Además, Trump declaró también guerra de aranceles a la Unión Europea. Incapaz de imitar a Den Xiaoping, parece destinada a ser la Disney de los chinos. La tasa de natalidad nula envejece su población y los cada vez menos jóvenes deben mantener una masa de jubilados que viven más y más. Incapacitadas para invertir por la presión impositiva, las clases medias mueren desempleadas o empleadas (nunca empresarias).
El Pireo no es un torero
Muy cerca observa África miserable, secuela del socialismo africano, con los ojos desorbitados por las maravillas al otro lado del Mediterráneo, la abundancia del vecino con ingreso per cápita treinta veces mayor. Cada veinte años duplica su población y por eso irán ineluctablemente a Europa sin empleos, una perspectiva distópica. China penetra África, Latinoamérica, Asia. Y tiene un acuerdo, llamado “16 más 1”, con países de la UE, (Italia, Francia, Portugal, España, Grecia, los Balcanes et.al).
Compró símbolos: Pirelli a Italia, Volvo a Suecia, Metropolitana de Taxis de Londres, Mercedes Benz y hasta la joya de Merkel, la Kuka alemana, la más importante fábrica de robots del mundo. En Portugal TAP, los dos bancos y las dos compañías eléctricas estatales. Toma los puertos: Sines cerca de Lisboa, Barcelona, Algeciras y el Pireo, en Grecia. Mare Nostrum, llamarán lo chinos al Mediterráneo.
De los 10 mayores bancos del mundo, cinco son chinos, cinco gringos y ninguno europeo. En 2000 el aporte de Europa al producto mundial fue de 25%, hoy es 16% y para 2030, en apenas diez años, será de 5% si sigue así. Castrada para brindar ascenso a sus jóvenes, incuba “euroescepticismo”, anti democracia, populismos, autoritarios y revolucionarios.
En veinte años el liderazgo chino corrió desde atrás y tiene hoy a EEUU pariendo erizos, Europa descolgada y Latinoamérica en el olvido. El plan Made in China 2025 es simplemente alucinante, el siglo XXII. Uno de sus componentes es La ruta de la seda, tres conexiones directas con Europa, una por el Ártico, otra por mar y la más importante que atraviesa Asia, con billones en inversión. Autopistas, urbanismos, aeropuertos, trenes subterráneos de hasta mil Kms/h, informática quántica.
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