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Los seres humanos somos, por lo general, malagradecidos. Solemos desechar lo viejo, lo que ya no sirve. Sin ninguna compasión lo tiramos al trasto de la basura. Usted conoce el refrán que dice “escoba nueva siempre barre bien.” La pobre escoba vieja, toda desaliñada, destartalada y pandeada va al olvido…
Cual traste que va al olvido, dejamos entonces atrás el año 2012. La gente, pues, se emperifolla, busca algún estreno, haya o no haya dinero, siempre se busca algún estreno, alguna prenda amarilla, algún detalle para, por fin, salir de este año malvado, el 2012… Y esperar el 2013.
Perdone que le agüe la fiesta: ¿y si resulta que el 2013 es peor que el 2012? ¿No sería entonces mejor pensar un poquito, reflexionar, sobre lo que fue el 2012? A lo mejor no fue tan malo tampoco. A lo mejor le dejó a usted algún detalle bueno por aquí, o por allá. A lo mejor los primeros meses le dieron alguna posibilidad, los otros tal otra. Digo… A lo mejor no fue tan malo. A lo mejor las cosas no son tan malas como uno sospecha. Siempre pueden ser peores.
En todo caso, despidamos este 2012 como el traste viejo que ya es, y con gratitud: ¡qué bueno que se va! Y que el 2013 traiga exactamente todo lo que ustedes desean. Y si no, al final, dentro de un año, ya lo botaremos igual como un trasto viejo.
Esta es la nochevieja, como le dicen en Europa. La última noche del año. Reunámonos todos en familia. Es impresionante como los venezolanos le damos más importancia a la noche del 31 que a cualquier otra en el año. Es la noche en la que, de verdad, todos los venezolanos queremos estar en familia para que el año nuevo nos reciba a todos juntos, unidos; como si quisiésemos cargarnos todos de una misma energía, y esa energía proyectarla por los próximos 365 días.
Que sea una buena energía para todos. Para ustedes en la casa, en la familia, y para todo nuestro país también.
¡Feliz año!