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Sam no es mi tío

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  El afiche se empezó a conocer a principios del siglo XX. Estados Unidos entraba tarde en la gran guerra, y aparecía una figura llamada el “Tío Sam”, un pumpá grande, un frac y parecía un payaso porque, el frac y el pumpá de alto tamaño traían los colores de la bandera americana. Con una barba de perilla y unos bigotes, y un índice conminatorio, señalaba al que veía al afiche diciéndole: “I want you”, “Yo te quiero, te necesito”. El Tío Sam, es decir, los Estados Unidos de América te necesitan.

  Tengo ante mí una imagen parecida. En realidad es un remedo de la imagen. El índice sigue amenazador sobre quien lo observa, en efecto, seguimos teniendo un pumpa alto, un frac con los colores de la bandera americana, pero el individuo que viste, ya no es ese viejo blanco, caucásico del Tío Sam. Ahora es un típico latinoamericano, y la foto en vez de decir “Te necesito”, dice: “Sam no es mi tío”. Ésta es la portada, ya harto elocuente, para un libro que reúne 24 crónicas sobre la migración de los latinoamericanos en los Estados Unidos. Sam resulta que no es mi tío.

  Como toda recopilación, como toda reunión de textos, no todas mantienen el mismo nivel. Hay algunos desiguales, algunas crónicas más acertadas, mas lúcidas, más interesantes, otras un poco menos, pero todas tienen en común narrar las historias de latinoamericanos en Estados Unidos.

  La mayoría de éstas, son historias del fracaso, son historias de la penuria. La de pobres latinoamericanos que van a sufrir y padecer en la tierra de los horribles gringos. Pocas son las excepciones. Extraña uno en el libro que no haya una reflexión del «por qué» se da esta migración. ¿Por qué a pesar de las penurias, de los trancazos que se reciben allá, de los innumerables fracasos, se sigue insistiendo en migrar a los Estados Unidos?

  Además uno extraña, alguna crónica que nos hable de la concreción del sueño americano. Porque evidentemente, algunos lo han logrado. Y cuando digo algunos, trato de ser prudente porque, la sospecha real es, que son muchos los que lo han logrado y ese quizás sea el imán que atrae a tantos otros.

  En este libro no están venezolanos, y uno extraña también esto, porque los venezolanos son buena parte de la migración en estos últimos tiempos. Además nuestro país, que no era de migrantes, ahora si lo es y buena parte de ellos, quizá la gran mayoría de ellos, va a Estados Unidos. Se les refiere tangencialmente en una que otra crónica, y para que ustedes tengan idea del perfil de la gran mayoría de los cronistas se dice: “Están en Miami rumeando su rabia contra la revolución bolivariana”. ¿Nada más?. ¿Nada más? pregunta uno.

  Es una lectura interesante. Les decía, las crónicas son desiguales, hay algunas magnificas. Jorge Volpi tiene una excelente. El trabajo de João Paulo Cuenca. Santiago Roncagliolo, el peruano. El boliviano Edmundo Paz Soldán. El norteamericano Jon Lee Anderson.

  Es un libro recopilado por Diego Fonseca y la brasileña Aileen El-Kadi, quienes también aportan sus crónicas a este libro. “Sam no es mi tío”, veinticuatro crónicas migrantes y un sueño americano, editado por Alfaguara.

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