Cada día estamos más incapacitados para la compasión – Borja Negrete

Publicado en: Vozpópuli

Por: Borja Negrete

 

La escritora venezolana Karina Sainz Borgo publica su segunda novela, ‘El tercer país’, una historia sobre la piedad a través del camino de dos mujeres fuertes en permanente contacto con la muerte

‘El tercer país’ es una novela en la que mascas tierra, donde el polvo se te adhiere al cabello y donde la tierra que pisas no te pertenece. La tierra es de los muertos. Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982) nos devuelve en su nuevo libro, editado por Lumen, el tema universal de la migración, de seres errantes huyendo de la desesperación, con la mirada de la literatura latinoamericana y la técnica de la escritura europea.

La novela habla de una mujer, Angustias Romero, que huye junto a su marido y sus dos bebés prematuros de la peste. En el transcurso del camino, los dos mueren, y el objetivo de Angustias ya no es una vida mejor, solo dar sepulto a sus hijos. Camina durante kilómetros y kilómetros en busca de Visitación Salazar, una mujer de la que todo el mundo habla, la persona que regenta ‘El tercer país’, un cementerio fronterizo donde todo aquel que busque enterrar a un ser querido puede hacerlo sin nada a cambio.

A lo largo de sus páginas nos encontramos historias cruentas, dolorosas, que parecen puro realismo mágico, aunque lo cierto es que están bien ligadas al mundo real. La escritura nos desvela en sus líneas que hemos olvidado la compasión, que la piedad no tiene cabida en este 5G de la monotonía de la que está teñido el bienestar occidental.

«Cada día estamos más incapacitados para la compasión. Estamos más escleróticos, hay una sensación de irrealidad que no es del todo saludable», explica la autora, que por una vez se coloca en el otro lado de la mirada de Vozpópuli. La escritora se preparó a conciencia para la novela de la mano de tres autores, Juan Rulfo -afirma que este libro es un homenaje a ‘Pedro Páramo’-, Sófocles y Homero y de una serie de viajes que realizó a países de Centroamérica, Colombia y Brasil.

Allí palpó la realidad de aquellos hombres y mujeres que cargan con todo a cuestas hacia un destino incierto: «Con ‘La hija de la española’ mucha gente pensó que era ciencia ficción, pero no es así. Hay lugares donde la ley no existe. El tercer país es el lugar resultante de una frontera y la otra, la frontera entre los vivos y los muertos, la realidad y la ficción. Es un entorno hostil, donde pese a todo pronóstico sobreviven. Lo hacen además con cierto sentido de la cooperación».

El tercer país es el lugar resultante de una frontera y la otra, la frontera entre los vivos y los muertos, la realidad y la ficción

Karina Sainz Borgo

Pone como ejemplo el caso de Centroamérica. Hace apenas tres años, miles de personas viajaron en caravana desde Honduras a México para escapar de la violencia. Al llegar a la frontera fueron recibidos con pedradas. «En Centroamérica conocí a periodistas muy serios, que saben que pueden meterse en problemas a causa de su trabajo, que me contaron que muchos maras (organización internacional de pandillas criminales) lideraban las caravanas porque también huían de la banda. Es una belleza pensar que tanta gente distinta puede huir unida».

Epidemia de la desmemoria

Además de la epidemia de la peste, Sainz Borgo nos pone sobre la mesa otra más duradera, la epidemia de la desmemoria. «La epidemia de la desmemoria puede ser el populismo, el autoritarismo, la pobreza… Lo que empuja la gente a moverse. Se ha olvidado, pero Europa fue un continente de inmigrantes. Muchas personas salían de sus países huyendo del fascismo. La migración es el tema del siglo XX y XXI y da la sensación de que lo hemos amortizado», señala la autora.

«La gente mayor solo nos interesaba si bailaban o hacían algo impresionante, ahora han vuelto a ser noticia porque morían en las residencias. Desmemoria. Los inmigrantes. Tienes que estar muy desesperado para salir corriendo con dos niños a la espalda y hay gente que lo hace todos los días. Nos falta compasión, piedad, en general», asevera, y añade: «Para muchos la posguerra es un sello discográfico».

Para muchos la posguerra es un sello discográfico

Karina Sainz Borgo

Dos formas de enfrentar la vida

Aristóteles dividía en tres los tipos de amistad: amistad por interés, amistad por diversión y la verdadera amistad. Esta última se basaba en el auténtico aprecio, que va más allá de las diferencias y similitudes de las personas. Es un cariño casi innato. Visitación y Angustias tienen un carácter opuesto, pero su amistad no puede ser más verdadera.

Y es que ‘El tercer país’ es también una novela sobre la amistad, sobre dos formas de enfrentar la vida, la de dos mujeres fuertes que plantan cara a los más indeseables enemigos: corruptos, mafiosos, guerrilleros…

Visitación es «una negra dicharachera que bailaba, fumaba y bebía, como todos en Mezquite. Decía esas cosas que repiten los evangélicos y recitaba su propia versión del Antiguo Testamento». En cambio, Angustias es un personaje serio, que «no cree en palabras ni discursos», que solo está interesada en estar «cerca del recuerdo de criaturas a las que amó».

«Mi relación con los personajes femeninos es previo a la beligerancia del ‘Me too’. Para mí fueron muy importantes, desde un punto de vista intelectual, Highsmith, Munro, Lessing, Sontag… Siempre me gustaron esos personajes oscuros y díscolos, complejos. Antígona se mete en muchos líos para enterrar a Polínicles. Lo mismo ocurre con Visitación, aunque ella siente que los muertos le pertenecen». En la vida real «hay unas cuantas Visitación por ahí sueltas. No me las he inventado. Muchas mujeres se defienden en Latinoamérica con dos bidones de gasolina y una escopeta».

El trasiego de morir… y de vivir

En ‘La Odisea’ de Homero, Ulises vive mil aventuras para descubrirse a sí mismo, y, tras muchas vicisitudes, regresa a su hogar con la paz de la redención. En el caso de miles de personas en el mundo, detrás del viaje no está lo trascendental, sino la mera supervivencia. La de Angustias es una necesidad incluso previa, la de dar entierro justo a sus hijos. Esta pandemia nos ha quitado la posibilidad de decir adiós a nuestros difuntos, y nos hemos dado cuenta de que es peor que el hambre.

Al final del viaje está la muerte, y esta es una novela sobre el trasiego de morir… y de vivir. «Mis novelas no son ejemplarizantes. Las novelas no corrigen la realidad. No están hechas para solucionar el mundo. Están para generar problemas, cuantos más, mejor. ‘El tercer país’ te interpela, te dice que no des cosas por hecho. Antes de la pandemia dábamos por hecho que podíamos enterrar a los seres queridos y nos hemos dado cuenta de que no».

 

 

 

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