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El Universo estuvo dividido en una oportunidad por cronopios y por famas, eso según el muy arbitrario criterio de Julio Cortazar. Las famas eran imprescindibles, las famas eran seres superfluos, vanidosos, superficiales. Los cronopios eran exactamente lo contrario, eran ingeniosos, inteligentes, muy particulares. Pues se ha creado una suerte de Café para cronopios en Buenos Aires. Es el primer Café que llaman temático, y está inspirado pues en la obra de Julio Cortazar, esa obra tan variada, esa obra que va desde relatos maravillosos como los que incluía su primer libro de cuentos Bestiario, hasta los juegos que supuso La Vuelta al día en 80 mundos, o las mismas Historias de Cronopios y Famas su Último Round, y por supuesto su texto emblemático, el pilar de su texto que fue Rayuela.
El Café por lo que nos reseñan los que lo han visitado, no solo está lleno de las esperadas fotografías, dibujos de Cortazar en diversos momentos de su vida, también hay otros detalles. Sus maquinas de escribir, sus obsesiones. Siendo Cortazar un aficionado al boxeo hay algunos guantes guindando en la pared. Siendo Cortazar un aficionado al jazz allí está obviamente la música del jazz.
Ya que seguramente no está en sus planes viajar en breve a Buenos Aires, y en todo caso mientras nos lee, no está usted en Buenos Aires, les vamos a invitar a dos detalles para que viaje igual al Café. Una, no deje de leer a Cortazar, por ejemplo, los cuentos del mismo Bestiario que comentamos, o Todos los fuegos del fuego, o la misma Rayuela. Y en segundo lugar, hablando del jazz, allí al fondo usted a Charlie Parker, pues para irse ambientando.
Recordemos que El Perseguidor, esa novela o cuento largo, fue escrito por Cortazar precisamente, en memoria de Charlie Parker.