Cosas del exilio

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Es sabido, especialmente gracias a Conatel y a otros sectores radicales del chavismo, que nací en México. Tratan de subrayarlo como si fuese algo malo, algo condenable o –mucho peor- como si yo no fuese venezolano. Pues los decepciono: soy venezolanísimo, y por nacimiento gracias a la Constitución, tanto la del 61 como la de la República Bolivariana de Venezuela del 99, todavía vigente. Nací en México por el exilio de mis padres. La historia ya la he contado en alguna oportunidad. Nacer en el exilio es algo peculiar. Vivir en el exilio es algo peculiar y difícil porque en el exilio no se vive de manera voluntaria. Quien está en un exilio político es porque las circunstancias lo han obligado:

“El “viento sucio de la Historia”, como decía Salinas, los arrojó al otro lado del mundo. Tenían la maleta detrás de la puerta, no compraban muebles en sus casas de desterrados porque eso sería renunciar al regreso a España cuando muriera Franco. Pero Franco no se moría. Y ellos comenzaron a habitar en los cementerios del exilio”.

Así comienza un interesante trabajo de Eva Díaz Pérez: “El exilio español de la A a la Z”, publicado recientemente en El País de Madrid.

Mis padres no compraron muebles porque no tenían dinero. Y la maleta no la tenían detrás de la puerta. Eso sí, la hicieron completa cuando a partir del 23 de Enero de 1958 cayó la dictadura en Venezuela.

El texto citado se refiere a los literatos, a los escritores españoles que huyeron de España luego de la vitoria de Franco: “Un grupo de investigadores publica un monumental diccionario en el que han trabajado durante veinte años y que rescata a los escritores desterrados tras la Guerra Civil”. En la fotografía que ilustra el trabajo vemos a Emilio Prados, José Moreno Villa y Luis Cernuda, el poeta, en la casa de Manuel Altolaguirre en México, años cincuenta. Esa fue, precisamente, la época en que mis padres vivieron en México, la década en la que yo nací. Desde ese entonces mi padre hizo muy buena relación con la República Española en el Exilio. Y esa relación la continuó cultivando al regreso en Venezuela, y, gracias a los amigos exilados, a esos republicanos españoles, pude conocer mucho de lo que fue esa cruenta herida tan honda en la España de los 30. Desde ese entonces la Guerra Civil española es uno de mis temas obsesivos.

Por lo pronto, les invito a que lean este agudo trabajo de Eva Díaz Pérez, “El exilio español de la A a la Z”, publicado originalmente en El País, de Madrid.

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