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El Papa Francisco, el argentino Mario Bergoglio no deja de ser noticia. Noticias que le agradan a la inmensa mayoría, a la inmensa mayoría de los católicos, y a los que no lo son también. Una iglesia que se estaba viendo anquilosada, demasiado rígida, demasiado amarrada a circunstancias ya caducas, se ve estremecida por este Papa que no cesa. Como si temiese que el tiempo le es poco.
Resulta, que luego de haber dado unas declaraciones extraordinariamente revolucionarias, sobre los divorciados católicos, esos que estaban siendo condenados a la excomunión, pues después de decir que no se le puede excomulgar, y prácticamente con ello abrir la puerta para que el divorciado católico y vuelto a casar pueda comulgar, después de eso viene ahora con algo que no deja de sorprender. Anular un matrimonio católico era algo sumamente complicado, algo reservado solo a unos pocos privilegiados, con alta ascendencia dentro de la jerarquía católica y sobre todo mucho dinero, porque anular católicamente un sacramento costaba muchísimo, literalmente hablando. Pero el Papa Francisco también ha acabado con eso.
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Martes 8 de septiembre de 2015.
Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco reformó este martes el procedimiento de la Iglesia católica para anular los matrimonios religiosos, haciéndolo más simple, rápido y gratuito, una reforma pensada para los más pobres, pero vista con recelo por los más conservadores.
A un mes del delicado sínodo de los obispos sobre la familia, esta reforma podría ser mal vista por algunos prelados conservadores que temen que se trate de la introducción de un divorcio católico disimulado, pese a que solo atañe al procedimiento y no a los motivos, destacó AFP.
La reforma, anunciada en dos motu proprio (carta papal) -una para la Iglesia romana y otra para las Iglesias orientales vinculadas a Roma -, refleja la voluntad del papa argentino Jorge Mario Bergoglio de desburocratizar la justicia vaticana y de otorgar un papel central a los obispos.
En las cartas, el Papa hace también referencia al «gran número de fieles» que actualmente no pueden anular sus nupcias «debido a la distancia física y moral» con las «estructuras jurídicas» de la Iglesia.
El Santo Padre decidió que una sola sentencia bastará para decretar la nulidad del matrimonio eclesiástico, en vez de las dos que se requerían hasta ahora.
El recurso al tribunal de la sede apostólica romana, la Rota, seguirá siendo posible, pero excepcional.
Para pronunciarse sobre un recurso de anulación, el obispo designará a un juez único del clérigo, y deberá asegurarse de que «ningún laxismo será permitido«.
Todo esto en la víspera de ese gran sínodo sobre la familia. El Papa tiene los ojos puestos en la familia católica. Sabe que es quizá el evento más importante posible en estas reformas que quiere llevar adelante en la iglesia. Pues en el adelanto decide anular, liberar, facilitar el tratamiento para la anulación del matrimonio católico o como han dicho: un divorcio católico disimulado. Y ya antes, como comentaba, se ha vuelto un tanto más laxo a efectos de los divorciados católicos vueltos a casar, ya no están ex comulgados.
El Papa es una revolución, una revolución inmensa no solo dentro de la iglesia. Como decía, cada día nos sorprende, y ahora es cuando falta.
