Eduardo Serrano: “Escribir me llena tanto como la actuación” – Ramón Navarro

Publicado en: Olímpicas

Por: Ramón Navarro

Para no ser un escritor tradicional, que no hace falta ser tradicional, sino coherente, sensible y con un altísimo grado de honestidad intelectual, Eduardo Serrano (Caracas, 1942) es demasiado auténtico y si queremos dimensionar su nueva faceta de escritor, es atrevidamente sincero, no desborda o no quiere desbordar con su sabiduría en la actuación, cuya reconocida trayectoria lo coloca como uno de los más respetados en la escena venezolana y allende los mares. Vive en Miami desde el 2004.

Mutó a escritor, y lo ha hecho de manera humilde, sin la afectación que recrea el mundo del espectáculo. Su primer pasó lo acaba de dar con la publicación de Historia en blanco y negro, (circula en Amazon) con prólogo de su amigo, el director y productor de cine, Antonio Llerandi. “Les recomiendo enormemente que se sumerjan en este nuevo territorio de Eduardo. Estoy seguro que no los va a defraudar”, dice en el preámbulo Llerandi.

En otro nuevo proyecto, que lo resguarda con celo profesional, solo corre el velo de un aventajado método de trabajo, un poco de teoría de la narrativa, que no es otra que observar a los personajes cómo se comportan, cómo se emocionan, y otras aproximaciones, sin emocionarse él como autor. Lo reiteraba Umberto Eco en Apostillas a El nombre de la rosa. Serrano va ordenando su cosmos, amoblando los futuribles, sus mundos posibles, tanteando, moviéndose instintivamente. Puro corazón. Pero, ellos allá, él aquí. “Es necesario crearse limitaciones para poder inventar libremente”, decía Eco. Serrano está claro con la observación.

-Empecemos por el principio, pero, el principio del libro. ¿Cómo nació la idea?

Tenía unos apuntes, escritos desde hacía tiempo, reciente, y quise compartirlo con un amigo. Se lo comenté y me dijo que le gustaría leerlo. Lo leyó y me dijo: “Esto es publicable Eduardo”. Tenía en mi poder unos poemas que había escrito en algún momento importante de mi soledad, después de mi divorcio. De modo que podía unir los poemas y el relato. En el intermedio, quise hacer unas reflexiones sobre lo que había escrito, especie de conclusiones, que, si bien el lector puede encontrar en ella una hermandad, con respecto a lo que acaba de leer, también puede servir como una fuente de inspiración en su vida. Y estas reflexiones las identifico como no reflexionadas. ¿Qué quiere decir eso? De ninguna manera pretendo establecer una normativa de conducta en relación con las cosas. Solo consideraciones.

-De galán de telenovelas a escritor. ¿Qué buscas en esta nueva etapa?

He descubierto que escribir me llena tanto como la actuación. En el libro hay dos personajes nada más, y un tercero, narrado, y en lo que estoy escribiendo ahora tengo como 23 personajes. Al escribir, y sobre todo en esto último, siento que puedo sentir la misma emoción al momento de escribir que de actuar. Eso me ha creado una sensación muy agradable. Recuerdo con mucho placer todo mi periodo de actuación, por supuesto, y agradecido de la oportunidad, pero igual, agradecido también porque descubro que la actuación no me hace falta. No hecho de menos no estar actuando.

-¿Qué porcentaje de biografía hay en Historia en blanco y negro?

Ninguna. En todo caso, en la parte de los poemas, están muy desnudas mi alma, mis sentimientos, mis emociones, mi musa de lo que en ese momento vivía. Son poesías en prosas, no son esclavas de una rima. Tienen más la tendencia a relacionarse con ideas y pensamientos.

-Oscar Wilde decía que la escritura era 10 % de inspiración y 90 % de transpiración. ¿Cuántas horas le dedicó al libro?

Muchas horas. No sé cómo calcularlas. El relato, que es lo primero que aparece, es algo que no me pertenece, pero que lo hice mío en el momento cuando me lo contó Leonardo, el personaje protagónico. Necesitaba, sí, narrar una historia real, que pudo haber sucedido en vidas paralelas, por eso señalo al comenzar que existes las vidas paralelas. No sé si me identifico con Leonardo, o Leonardo forma parte de mí. No me interesa, no me preocupa. Me preocupa más lo que le sucedió a Leonardo porque es una gran verdad espiritual.

-¿Hizo algún tipo de autocrítica sobre Historia en blanco y negro, algo que hayas podido publicar, y que censuró?

Sí, evidentemente. El escritor tiene que tener cuidado con lo que va a dejar allí, en blanco y negro. Hubo un sinnúmero de eventos que tuve necesariamente que ocultarlos. Primero porque no sumaban al relato, un comentario más, muchas cosas las edité. Me parecían imprudentes.

-Los poemas en prosa que hay en el libro, ¿hay alguna influencia de sus lecturas?

Ninguna. Es una profunda espontaneidad. Hablo de lo glorioso que es nuestro idioma español. Inmenso, gigantesco, mágico, Siento que el español es el idioma perfecto. Tengo la necesidad interior de que guste, y eso debo adjudicárselo al ego, y eso es una gran verdad

-¿Cuáles son los proyectos a futuro en el campo de la escritura?

Estoy desarrollando un material que me tiene muy emocionado, y del cual, no puedo hablar todavía, porque ya hay los contactos importantes con algunas plataformas para que eso se convierta en una realidad. Es un proyecto serio. Me tiene inmensamente enamorado. A veces me levanto a las 5am y me pongo a escribir, y lo hago hasta las 9:00 am. Hay mucha reflexión alrededor de los personajes, cómo se comportan, cómo se conducen, hacia dónde van, de dónde vienen, qué va a pasar con ellos, qué ocurre a su alrededor, que los afecta o no.

¿Quiénes son sus autores predilectos?

Es complicado. Seré muy común y corriente. Hay dos personas especiales, para no decir que estoy leyendo tal o cual autor, que mantengo siempre vigente: uno es Rómulo Gallegos, porque tuvo la virtud de ser un escritor que pintaba sus escenas, tenía la magia de describir con precisión, las atmósferas, el tiempo, la emoción del personaje. Plasmaba el paisaje de manera real, que el lector podía oler la humedad de la tierra. El otro es, García Márquez. Tiene una virtud narrativa invalorable. Por algo fue Premio Nobel.

-¿Por qué partió a Miami?

Siempre estuve muy bien en Venezuela, en cuanto a lo que era mi vida, trabajar, grabar, tener un hogar, la familia. Un día, en el automóvil, estando con mi hijo, él estaba dormido. Un malhechor, aprovechando que estaba atrapado en una cola, gigantesca, que no se movía, se me puso al lado de la ventanilla, y saca su pistola, con un silenciador, y me dijo: “Dame el Rolex”. Él acababa de verme en la estación de servicio, mientras servía gasolina. Allí me vio el reloj. Le dije: “Me estás echando broma”. Entonces el insistió: “No te pongas cómico porque vas con el carajito”. Le di el Rolex y se fue. Me llevé la depresión de la impotencia y la impresión del país donde estaba viviendo, y reflexioné de manera inmediata sobre qué futuro le estaba dando yo a este pequeño que estaba a punto de cumplir 5 años. Dije ninguno. Llegué a mi casa, hablé con Haidy, que era mi esposa en ese momento. Le dije: tú y yo nos vamos de este país. Nuestros hijos no pueden crecer aquí. En menos de 20 días ya había vendido todo, casualmente me habían llamado de Miami para participar en una novela.

-¿Qué añoras de las actuaciones en la televisión, cine y teatro, en su época de esplendor?

Añoro aquella actitud tan honesta que había de todos; actores, productores, escritores, todo el personal del estudio. Nuestros productores no estaban pendientes de cuál era el rating, ni de los numeritos para modificar que el personaje de Juana, desapareciera, u otra barbaridad. Esa actitud honesta frente al producto que se estaba haciendo, la telenovela, y ligada al concepto de respetar al público. Eso significaba que para que un actor pudiera estar haciendo personajes, tenía que demostrar que era actor. Lo mismo hacía el escritor. En muchas novelas, como las de Delia Fiallo, había mensajes de buena conducta, de respeto a la familia, el trabajo, a la amistad. Delia era una humanista. Eso lo echo de menos.

-¿Quiénes han sido sus referentes en la actuación en Venezuela?

Siempre tuve un respeto y gran admiración hacia Gustavo Rodríguez. Creo que desde que él entró a la televisión empezó a marca una pauta muy interesante sobre la manera de actuar. Me fijé en ese detalle. Su naturalidad y manera de estructurar los personajes. Para mí era un referente.

-Pronto cumplirás 80 años. ¿Cuáles son los grandes atributos de un buen actor, según su experiencia de casi 60 años?

La disciplina lo es todo. El actor debe entender dónde está; si estás en un escenario, en un plató de cine, grabando una telenovela, haciendo un monólogo, o dialogando. Ser consecuente con el género, y ser muy honesto con lo que estás haciendo. Y para que un actor sea honesto con lo que está haciendo, solo tiene una autopista por lo cual llega a la verdad, que es ser cómplice de sus emociones.

-¿Es posible que podamos leer algún día la autobiografía de Eduardo Serrano?

No sé, de repente puede ser muy aburrida. En este momento no lo sé.

¿Crees en el voto, crees que, con ese derecho vulnerado en Venezuela, se sale del autoritarismo Maduro?

Creo en el voto. En un sistema democrático tiene un gran valor. En un sistema autoritario, es una burla.

 

Publicado inicialmente en EL VENEZOLANO octubre 2022

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