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Publicado en El País de Madrid
Recién se cumple cinco años del abatimiento -ese es el verbo que utilizan las fuerza del orden cuando aluden a la muerte de un delincuente; en Venezuela los policías “abaten” a los delincuentes, no los matan- de Osama Bin Laden. Los Navy Seals en los Estado Unidos también abaten a los terroristas. Cinco años atrás, pues, se abatió al más importante y peligroso de los terroristas, o en todo caso al más buscado: Osama Bin Laden, el cerebro y el artífice del acto terrorista más grande y letal que se conozca hasta el presente. El deribamiento, el colapso de las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York, en paralelo con una ataque al Pentágono y dos aviones más que no llegaron a sus blancos.
Tenemos todavía fresca la imagen de un grupo de personas
apretujadas en un pequeño cuarto en la Casa Blanca. El entonces director de la CIA acompañando, junto a altos oficiales de la Fuerza Armadas, al presidente Obama, al Vicepresidente Biden y a la que entonces era la Secretaria de Estado, la señora Hilary Clinton. Todos absortos ante una pequeña pantalla donde, vía satélite, observan el momento en que los Navy Seals entran en la casa donde se refugiaba Bin Laden. De esta acción militar, llevada a cabo con perecisión milimétrica, se han hecho películas y documentales y se han publicado libros. Pero oficialmente el gobierno de Estados Unidos mantuvo prudente silencio, hasta ahora cuando en unos tuits brinda la información puntual de lo que ocurrió.
Los leo:
A la 1:51de la madrugada, hora local, los helicópteros partieron de Afganistan hacia Abbottabad, Pakistan. A las 3:30 dos helicópteros llegan al destino. Uno colisiona, pero el asalto continúa sin retraso ni heridos.
Luego tenemos otros mensajes, desde el aterrizaje de los aparatos junto a la residencia de Bin Laden hasta que el operativo lo encuentra. En todo esto no pasan ni 10 minutos.
A las 3:39 Osama Bin laden ha sido hallado en la tercera planta y abatido.
Tras disparar y matar a Bin Laden, los Navy Seals reciben, 14 minutos después, la primera confirmación “tentativa” de que el hombre abatido es el máximo responsable de la red de Al Qaeda. Según se detalló tras la operación, la dos primeras pruebas que realizaron los Seals fueron sobre su físico. Al no contar con una cinta métrica, y sabiendo que Bin Laden medía en torno a 1,93 centímetros, uno de los militares que estaban dentro y de una estatura parecida, se tumbo a su lado para realizar una comparación. Además, tomaron fotografías y las enviaron para una identificación facial. Algo más de media hora después de aterrizar el operativo, empieza la retirada.
Primero sale el helicóptero que llegó sin problemas, destruyen al que había colisionado y aguardan a que un aparato de refuerzo llegue para sacar de Abbottabad al resto de los Seals rumbo a Afganistan.
Tienen que pasar, según la narración de la CIA, tres horas y media hasta que el presidente Obama reciba la confirmación de que el objetivo alcanzado es con alta probabilidad Osama Bin Laden.
Según informa El país de Madrid, de donde hemos leído estos tuits:
El relato de la agencia estadounidense ha cosechado críticas en las redes sociales. Algunos usuarios han cargado contra la iniciativa y la han descrito como «de mal gusto».
Mal gusto fue -y mucho más que mal gusto- derribar las Torres Gemelas. Pero así son las cosas, a cinco años del abatimiento de Bin Laden, y a casi quince de la masacre en Nueva York.
