Publicado en: La Gran Aldea
Creo que la mejor forma de entender “Joker” es pensando que la película que pudo ser sobre un villano y sus bromas es, en este caso, la broma misma. En este film no nos vamos a reír, vamos más bien a intentar empatizar con una persona a la que el sistema le falló, y que tiene una condición mental muy mal tratada. Vamos a ver una película que es un truco en sí misma, y al verla se nos “atragantarán las cotufas”… y vale preguntarnos: ¿Cuántos “Arthur Fleck” habrá por el mundo?
Cuando “Taxi Driver” de Martin Scorsese se ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1976, el dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, presidente del jurado y quien estaba en contra de la decisión final, dijo: “Las películas no deberían tener un placer voluptuoso al derramar sangre y detenerse en terribles crueldades como si se estuviese en un circo romano. Esta era ha estado marcada por películas serias sin esperanza. [Pero] el jurado expresa su deseo de que el cine no se convierta en una fuente de odio”.
Han pasado 43 años, donde hemos visto grandes películas; muy buenas… pero muy violentas. Desde “Apocalypse Now” (1979) de Francis Ford Coppola: “Pulp Fiction” (1994) de Quentin Tarantino; “Fight Club” (1999) de David Fincher; hasta “Mad Max: Fury Road” (2005) de George Miller, por nombrar unas pocas. El deseo de Tennessee Williams y del jurado de Cannes en ese 1976 no se cumplió.
Este año en otra ciudad famosa de Europa gana el premio más prestigioso de otro festival de cine aclamado una película también muy violenta: “Joker” de Todd Phillips. Cuando la película conocida en español como “Guasón” gana el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia, las reacciones fueron similares a las que recibió “Taxi Driver” en Cannes. En 1976, el propio público de Cannes abucheó la decisión del jurado.
En 2019, los guerreros del teclado, a través de Twitter, alertaban sobre cómo esta película podía incitar a la violencia. Quizás no es para poco. En marzo de 1981, John Hinckley Jr. intentó asesinar al presidente Ronald Reagan luego de haber visto “Taxi Driver” quince veces y obsesionarse con la actriz Jodie Foster. Para llamar la atención de la actriz e inspirado en la película de Martin Scorsese, Hinckley Jr. intentó asesinar al presidente de los Estados Unidos.
“¿Qué es en el fondo actuar, sino mentir?, ¿y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo?”Sir Laurence Olivier
Pero “Joker” no es cualquier película violenta. Es una película sobre superhéroes sin superhéroes (aunque vemos a un joven Bruce Wayne) ambientada en el mismo universo fantástico. “Joker” narra la historia de Arthur Fleck y su transformación hasta convertirse en el joker, el villano más famoso de Ciudad Gótica y el archienemigo de Batman.
Como fanática no sólo de los superhéroes, sino particularmente de Batman, era de interés para mí ver esta película. El Guasón nunca tuvo una historia de origen clara, a diferencia de varios otros villanos de DC Comics o Marvel. Por ende, Todd Phillips tenía mucha libertad a la hora de escribir el libreto de esta película. Y decide darnos un “Joker” muy diferente a todos los que hemos visto antes -diferente al de Heath Ledger, al de Jack Nicholson, y a todos los demás-. Este “Joker” ni siquiera da risa.
La violencia que vemos en esta película es multifacética. Está por un lado la violencia por parte del Estado a la sociedad materializada en su falta de atención o interés. Está la violencia de la sociedad a sí misma con individuos muy apáticos -sólo hay grupos en esta película en dos ocasiones: Cuando son los ricos o la élite contra los demás, o cuando son los abandonados y violentos contra el status quo-. Del resto, todos los personajes son individuos separados, poco tolerantes, irritables, a punto de explotar. Y por último, en una especie de síntesis, está la violencia de la sociedad al Estado y a sí misma, cuando los seguidores de joker vandalizan las calles y llaman al caos.
Arthur Fleck se convierte en el Guasón sin querer serlo. Él ni siquiera busca tener un arma, el arma se la regalan. Él no busca una revolución política o social, se crea a su alrededor. Asimismo, el resto de sus acciones pueden verse como reacciones a otros factores; es payaso porque quiere serlo, se maquilla la cara porque es payaso, se ríe porque tiene una condición especial, depende del gobierno porque le da sus medicinas, y así. Quizás la única decisión que toma Arthur Fleck, o al menos la primera además de los asesinatos, es la que toma cuando se decide llamar “Joker”. Es en ese momento cuando asume, si se quiere, agenda propia.
“Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado”Stanley Kubrick
Éste es un joker muy distinto a todos los demás. A este joker le incrustan por los ojos a Bruce Wayne y las riquezas de su familia, justificando a futuro la obsesión de joker con fastidiar de forma perpetua a Batman -si asumimos que sabe su identidad secreta-. Este joker, como dije antes, no da risa. Y tampoco se ríe, la verdad, si tomamos en cuenta que su risa es mayormente resultado de su condición particular. El joker que conocemos, el de los cómics, es un joker que no necesariamente le cae a golpes a Batman, es un joker que se burla de él, que le hace bromas y trucos, como cuando Heath Ledger en “The Dark Knight” confunde a Batman y lo obliga a elegir entre salvar a Harvey Dent o a su amada Rachel.
Creo que la mejor forma de entender “Joker” es pensando que la película que pudo ser sobre un villano y sus bromas es, en este caso, la broma misma. En esta película no nos vamos a reír, vamos más bien a intentar empatizar con una persona a la que el sistema le falló, a una persona con una condición mental muy mal tratada. Vamos a ver una película que es un truco en sí misma, ya que al demostrarnos que la relación de Arthur con su vecina era un invento de su imaginación, una alucinación, entendemos que cualquier otro momento de esta historia puede también ser inventado. Vemos “Joker” a través de los ojos de Arthur, y Arthur evidentemente no es un narrador confiable. Al ver esta película se nos “atragantan las cotufas” como dijo mi padrino Jean Maninat en el podcast Sin Código con César Miguel Rondón. La catarsis posterior al ver “Joker” es compleja. Se puede sentir lástima y también mucha preocupación. ¿Cuántos “Arthur Fleck” habrá por el mundo? Supongo que aún está por verse.
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