Fábula distópica: Zafari gana en Biarritz – Andreina Mujica

Por: Andreina Mujica

Zafari ha ganado el premio de la crítica en el Festival de Biarritz, y hoy compite con fuerza entre 14 películas en la sección Horizontes Latinos. Después, le tocará al Festival Internacional de Cine de São Paulo, la Mostra.

Situada en América Latina, Zafari ha sido rodada en interiores en Perú y en exteriores en República Dominicana. Esta historia ha existido de maneras distintas y cíclicas, donde una y otra vez se vuelve a caer en la misma tragedia. Los eventos podrían estar pasando en Venezuela, pero no necesariamente ocurren allí.

En un pequeño zoológico, los vecinos de clases sociales enfrentadas festejan la llegada de Zafari, el hipopótamo. Ana, Edgar y su hijo Bruno observan todo desde la ventana de su edificio de clase alta en decadencia. En medio de la escasez de alimentos, agua y luz, Ana recolecta comida en los apartamentos abandonados, mientras la familia busca un modo de huir. Sin embargo, extraños sonidos en los pasillos la atemorizan cada vez más. En un mundo cada vez más salvaje, Zafari es el único que aún tiene suficiente comida.

Cuando nos encontramos en estos festivales, la alegría del reencuentro puede hacer complejas las entrevistas, pero también muy divertidas. Marité Ugas y Mariana Rondón, después de mucho trabajo y una década tras el triunfo de Pelo Malo, presentan en Horizontes Latinos Zafari:

“Ha sido un proceso dolorosísimo. Cuando me preguntas si el cine sana, te diría que espero que sí. En estos años hemos escrito mucho, realizado otras películas, pero la pandemia complicó muchas cosas. Contactado, bajo la dirección de Marité Ugas, se estrenó en tiempos de Covid, lo que lo hizo más extraterrestre que el propio film. Sin embargo, logró verse en varios festivales en línea, incluyendo el prestigioso Festival de Tribeca (Nueva York).

Al mismo tiempo, Zafari ganó el Concurso de Proyectos de Largometraje – DAFO 2020, otorgado por Perú, lo que lo convierte en una coproducción de Sudaca Films (Perú), Paloma Negra (México), Klaxon Cultura Audiovisual (Brasil), Still Moving (Francia), Quijote Films (Chile), Selene Films (República Dominicana) y Artefactos Films (Venezuela). Las cineastas también ganaron una beca de la Fundación Carolina en la convocatoria 2020 para el desarrollo del guion.

Mariana viaja con su equipo, son una familia; solo faltó el hipopótamo. Por momentos se quedaba mirándome y yo decía: “Me reclama, él me mira y me está hablando”. Zafari es nuestra base más simple como humanos, el hambre y el miedo.

Daniela Ramírez: una chilena al estilo venezolano

Con más de 20 películas en su haber, mucho teatro y televisión, Daniela Ramírez no carece de premios, y los que están por venir serán muchos y bien recibidos. Esa mezcla de dulzura y desesperanza en su mirada la compromete en la gran pantalla al interpretar a Ana, un personaje que conmueve y desconcierta.

“Ana fue un personaje de mucho trabajo. Enfrentar el reto de asumir el hambre, cómo interpretarlo, ese desasosiego, sostenerte a ti y a tu familia. Para mí fue un privilegio trabajar con una nueva forma de hablar, prácticamente desapareció mi acento chileno. Me juntaba con el elenco e imitaba su cadencia, sus formas. Fue realmente enriquecedor pertenecer a esta familia.”

Varek La Rosa

Debuta con un papel donde el mayor trabajo ha sido el gesto, la mirada, se presenta con una naturalidad que le viene en los genes, sus padres Ismael La Rosa y Virna Flores, el joven actor de 14 años vive este viaje por los Festivales junto a su padre, y no fue fácil, se hicieron muchas pruebas a otros actores, pero Varek, era Bruno.

Samantha Castillo:

“Cuando leí el guion, la historia me impactó. Mi pregunta era cómo encarnarlo sin convertirlo en un estereotipo. Me armé de un marco teórico, me ayudé con Así habló Zaratustra de Friedrich Nietzsche. Mi reto fue aterrizar eso en algo genuino, trabajar a distancia en esta distopía. Había que encontrar un personaje que fuera tierra, carne.

Esto sucede en algún lugar del Caribe, pero es universal, porque toca el miedo, algo que me oprime, que no veo y que no soy capaz de modificar, y luego el devorarse al otro, engullir al otro para poseerlo. Ese miedo que genera en el otro.

¿De qué manera el poder puede sentirse atacado por el arte, por una película como Zafari?

El arte tiene un poder transformador definitivo. Nos modifica, nos trastoca, nos invita a mirar al otro de una forma más honesta. Cuando quitas máscaras y ayudas a la reflexión, los mecanismos de poder se debilitan. Eso ocurre en la medida en que la gente está más consciente.

¿Qué te dejó Zafari?

Muchas ganas de ser mejor. Fue como renovarse, un deseo inmenso de seguir desarrollándome, no solo como actriz, sino como ser humano. Con Zafari salí con ganas de seguir creciendo. Al ver la película, definitivamente lo logramos.»

Ali Rondón: un actor «manimal»

Esta es la tercera vez que trabajo con las chicas. Después de Pelo Malo y nuestra conexión con María Fernanda Ferro, en mi montaje de graduación del TET las busqué y lo divertido es que me respondieron: “Ya te vimos”. Ya me tenían en la mira. Ahora tengo una estructura más formal. Pelo Malo fue un lujo, y ahora tengo un papel en la próxima película. El proceso de audición planteado por Beto Benítez incluyó una secuencia en la piscina, lo trabajé con un teléfono metido dentro del agua con una funda protectora.

Era un trabajo arduo, teníamos que crear un vídeo con respaldo musical. Tienes que ser muy creativo, y esto es muy estimulante.

Francisco Denis:

Con 10 años en México, hace apenas 6 meses dirigí Cabrujas, lo hice desde otro ángulo, que no fuera un sofá y tres cuadros al fondo.

¿Cómo llegaste a formar parte de Zafari?

Yo sabía de este proyecto porque Samantha me había contado. Pensé que no estaba en la lista, pero luego me llegó la propuesta de casting. Quedé maravillado. Hicimos una improvisación larga de 15 minutos, se las envié y me dije: ‘Este personaje lo conozco, me pertenece’. Es un tipo débil, frágil. Lo reconocí de inmediato, es un personaje que pertenece a mi familia.

Zafari es una construcción de una ética social, una metáfora de cómo se responde ante una situación de violencia, de crisis personal. Lo salvaje, lo irracional, la ética no tiene estratos, lo bueno y lo malo se disuelven. Edgar, el personaje que interpreto, no logra sostener a su familia, prácticamente no se sostiene a sí mismo. Al final, hay algo de salvación, en una tesis marxista, el hombre nuevo sería su hijo. No habla, no tiene verbo, no tiene palabra.

2014 murió un hipopótamo (Safari) en el parque zoológico de Caricuao, al parecer por la negligencia de sus cuidadores y veterinarios, había ingerido varias pelotas de goma arrojadas por los visitantes.

En 2018, la elefanta Ruperta, que para muchos representaba la emblemática imagen de la crisis de alimentos en Venezuela, murió en la madrugada de un martes en el Parque Zoológico de Caricuao.

«Han pasado hasta quince días sin comer, lo que ha ido deteriorando su salud», dijo a Reuters Marlene Sifontes, representante del sindicato del Instituto Nacional de Parques (Inparques), agregando que han registrado la muerte de cerdos vietnamitas, tapires, conejos, aves y pecaríes, entre otros.

«Lo de los animales en Caricuao es la metáfora del sufrimiento del venezolano», agregó en el parque Francisco de Miranda, uno de los más grandes de Caracas, que también alberga algunas especies que sufren por la escasez de comida.

 

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