Publicado en: Prodavinci
Por: Mari Montes
“Consolidó el club. Nos convertimos en un gran equipo cuando llegó, sabía lo mucho que podía hacer por todos nosotros”.
Brooks Robinson
De Frank Robinson hay mucho que decir. Su legado en el béisbol es inmenso dejó huella en las Grandes Ligas de diversas maneras y no sólo como jugador, también como mánager y ciudadano comprometido con la defensa de los derechos civiles, aunque prefería que se hablara de él por su excelencia como jugador.
Frank Robinson conectó 2.943 hits. Es el próximo en la lista de Miguel Cabrera en su ascenso entre los jugadores más fecundos en imparables.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero esa máxima tiene excepciones, además de que se hace inevitable hacerlo, al repasar números y logros en el béisbol: ambos ganaron la Triple Corona de bateo y el Premio al Jugador más valioso. Robinson fue invitado 14 veces al Juego de las Estrellas; Miguel ha asistido en 11 ocasiones. Frank Robinson jugó 21 temporadas, Miguel Cabrera suma 19 y aún le restan un par de años de contrato con los Tigres. Jugaron tanto en la Liga Nacional como la Liga Americana, ganaron el Premio al Jugador del Año y ambos poseen anillos de Serie Mundial.
Desde que la ganó Paul Hines en 1878, sólo 14 jugadores (incluido Cabrera) han merecido la Triple Corona, es decir, han concentrado el liderato de promedio al bate, cuadrangulares y carreras impulsadas. Frank Robinson logró esta hazaña ofensiva en 1966, cuando acumuló las mejores estadísticas en average de bateo, porcentaje de embasado, porcentaje de slugging, carreras anotadas, total de bases alcanzadas, jonrones, carreras impulsadas, carreras creadas, extrabases y elevados de sacrificio.
Ganó por unanimidad el Premio al Jugador más valioso, convirtiéndose en el primero y hasta ahora, el único jugador que ha ganado este reconocimiento en ambos circuitos, ya que lo había logrado cinco años antes en la Liga Nacional, cuando vestía el uniforme de los Rojos de Cincinnati. Miguel Cabrera ganó dos veces el galardón.
Cuenta Maxwell Kates, en su artículo publicado por la Sociedad Americana de Investigación del Beisbol, que “Frank Robinson no quería ser recordado como un pionero racial. Prefería ser inmortalizado como un jugador de béisbol que llevó a cabo su oficio lo mejor que pudo en el campo y en el home. Robinson supo desde muy joven que enfrentaría una gran cantidad de obstáculos en la vida, pero en lugar de permitir que esto lo definiera, canalizó sus frustraciones para mejorar sus habilidades de juego y desarrollar su carácter como líder. Robinson se ganó el respeto de compañeros de equipo, oponentes y espectadores por igual. Jim Palmer lo describió como ‘el mejor jugador que he visto’; para Duane Kuiper, fue ‘el mejor entrenador para el que jugué’; Jim Kaat, quien recibió el jonrón 400 de Robinson en 1967, recordó que ‘si lo sacabas con un lanzamiento, eventualmente lo lograría, así que tenías que cambiar constantemente tu patrón con él’, y finalmente, como recordó el historiador de los Orioles Ted Patterson, ‘Los Orioles rara vez pierden con (Robinson) en el Line up’”.
Robinson nació el 31 de agosto de 1935 en Beaumont, Texas. Hijo de Frank Robinson y Ruth Shaw, era el menor de 10 hermanos. Cuando era niño, sus padres se divorciaron, así que Ruth decidió mudarse a California. Maxwell Kates amplía el comentario: “De su padre ausente, Frank Robinson recibió un sentido de determinación que daría forma a su carrera. Cuando les dijo a los hermanos de Frank que él ‘nunca será un jugador de béisbol de las grandes ligas’, el futuro jardinero decidió demostrar que su padre estaba equivocado”.
En sus años escolares se dedicó a practicar varias disciplinas deportivas. Además del béisbol, jugó fútbol y baloncesto.
Recuerda Maxwell en su artículo biográfico que: “En 1949, Robinson conoció a George Powles, un legendario entrenador local de béisbol y baloncesto. Aunque acaba de cumplir 14 años, se ganó un lugar en el equipo de la Legión Estadounidense de Powles, el Bill Erwin Post 237. A través de las instrucciones de Powles sobre ‘cómo pensar en el béisbol’, Robinson superó su timidez con un sentido de confianza inculcado”.
Luego de graduarse de McClymonds High School en 1953, firmó un contrato de $ 3.500 con los Rojos de Cincinnati y tuvo un ascenso rápido a la Gran Carpa. Debutó el 17 de abril de 1956, el mismo día que debutaron Luis Aparicio y Don Drysdale. Cada año las efemérides beisboleras recuerdan que ese día se estrenaron tres futuros miembros del Salón de la Fama. Se ganó su primera invitación al Juego de las Estrellas y se alzó con el premio al Novato del Año. De ahí en adelante podemos encontrar su historia en números y hazañas.
Recibió 198 pelotazos, debido a su forma de pararse en el plato desafiando a los lanzadores montado en lo que consideraba era su lado del home. “Me paré lo más cerca del plato cómo pude y asomé la cabeza para poder tener la mejor vista posible de la pelota, cuando salía de la mano del lanzador, y para proteger la esquina exterior”.
Trabajó como mánager 16 temporadas: Indios (1975-77), Gigantes de San Francisco (1981-84), Orioles (1988-91), Expos de Montreal (2002-04) y sus sucesores, Nacionales de Washington (2005-06). Nunca logró un banderín, pero en 1989, la Asociación Americana de Escritores de Béisbol lo reconoció como el Mánager del Año de la Liga Americana. En aquella campaña, los Orioles terminaron segundos en la División Este, a 2 juegos de los Azulejos de Toronto.
Richard Goldsten recordó en el obituario que escribió para Frank Robinson en el New York Times: “Cuando Frank Robinson se alineó con su equipo frente al dogout de los Indios, en el primer juego de la temporada de 1975, ante una multitud de 56.204 espectadores en el Estadio Municipal de Cleveland, recibió una sonora ovación. ‘Cien mil fans no podrían haber sido más ruidosos’, recordó en sus memorias. ‘Fue la ovación más grande que he recibido y casi me hace llorar. Después de todos los años de espera para convertirme en manager de Grandes Ligas, ignorado porque muchos propietarios de equipos sentían que los fanáticos no aceptarían a un entrenador negro, tenía el trabajo y la gente estaba muy complacida’. Si algo lamentó ese 8 de abril, fue que Jackie Robinson no estuviera vivo para verlo, porque ver a un afroamericano dirigiendo en las Grandes Ligas fue un sueño del hombre que derribó la barrera racial: “El único deseo que podría tener es que Jackie Robinson pudiera estar aquí hoy para ver que esto sucedió”.
Jackie Robinson había declarado a The Sporting News antes del segundo juego de la Serie Mundial de 1972, donde fue reconocido por su impacto en el juego: “Estoy extremadamente orgulloso y complacido, pero estaré más complacido el día que pueda mirar la línea de la tercera base y ver a un hombre negro como mánager”.
En su doble rol de mánager-jugador durante 2 campañas, dejó promedio de .232 en 85 juegos, 43 imparables en 185 turnos, 5 dobles y 12 jonrones. Conectó de 22-7 como emergente en esas 2 temporadas, desde 1975 hasta 1977 cuando se retiró como pelotero activo.
Los números nos dicen buena parte de lo que fue capaz como jugador, pero mejor describirlo en palabras de quienes lo conocieron.
El mánager de los Orioles de Baltimore, Earl Weaver, quien una vez confesó que había cruzado pocas palabras con Robinson cuando lo dirigió, dijo también: “Tenía grandes instintos de béisbol y tremendos atributos físicos que le permitieron hacer todo bien en un campo de pelota. Nunca se quejó y siempre estuvo dispuesto a aconsejar a los jugadores más jóvenes. Sé que a veces aconsejó a algunos que no lo buscaron, cuando los escuchó quejarse”.
Estas palabras de su compañero, el lanzador Jim Palmer, confirman lo dicho por Weaver: “Si Frank veía algo, Frank iba a decir algo. Cuando vino aquí, era el líder. Nos hizo a todos mejores”.
“Fue un gran compañero y un buen amigo, jugaba con intensidad, era un competidor”, dijo Luis Aparicio.
Recibió la Medalla de la Libertad, en 2005 y el Reconocimiento Comunitario de la Sociedad Jackie Robinson, en 2007.
Frank Robinson murió a la edad de 83 años el 7 de febrero de 2019, en su casa en Bel Air, California. Estaba acompañado por familiares y amigos.
“Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de nuestro amigo, colega y leyenda, que trabajó en nuestro juego durante más de 60 años», dijo el comisionado Rod Manfred en un comunicado. «En nombre de las Grandes Ligas, envío mi más sentido pésame a la esposa de Frank, Barbara, a su hija Michelle, a toda su familia, y a los innumerables fanáticos que admiraban a esta gran figura de nuestro pasatiempo nacional”.
Uno de los mejores hombres que ha jugado béisbol en toda su historia, entre esas leyendas se escribe la historia de Miguel Cabrera.
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Fuentes:
https://baseballhall.org/hall-of-famers/robinson-frank
https://sabr.org/bioproj/person/frank-robinson/.
https://www.baseball-reference.com.
https://www.mlb.com/player/frank-robinson-121311.
https://www.nytimes.com/2019/02/07/obituaries/frank-robinson-dead.html.
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