Por: Andreina Mujica
Una cuenta regresiva que a muchos mantuvo en zozobra, como si ya no se viviera bajo una constante angustia en Venezuela y por Venezuela. Cuando la cuenta llegó a cero, no se liberó a un país de 30 millones de habitantes de una cruel dictadura; entró en juego una demanda de dinero por parte de un mercenario que promete hacer justicia. El exmilitar no brindó detalles acerca de su colaboración. En ese sentido, no explicó si esta es económica, si ofrece servicios de su fuerza de seguridad privada Blackwater o si simplemente es la cara visible de la campaña.
¿Llegó el momento de cobrar… o de pagar con dólares?
Solo se sabe que su carrera está marcada por una serie de controversias legales y éticas relacionadas con la privatización de operaciones militares y de seguridad. Prince, heredero de una fortuna oriunda de Michigan, vendió la empresa de su padre por 1,350 millones de dólares en 1996. Tiene fuertes lazos con los republicanos y grupos cristianos conservadores que datan de 2007. Prince tiene acusaciones por los crímenes de Blackwater en Irak, pero eso no lo ha alejado de sus obsesiones políticas y comerciales. Agentes de Blackwater mataron a 17 civiles iraquíes en la plaza Nisour de Bagdad.
Tras las crecientes críticas y el desgaste de la marca, Blackwater cambió su nombre a Xe Services en 2009 y luego a Academi en 2011. Erik Prince dejó la empresa en 2010 y se trasladó a Abu Dabi. Sí, Prince trabaja nada más y nada menos que con los Emiratos. En 2017, propuso la controversial idea de privatizar la guerra en Afganistán. También ha intentado intervenir entre Gaza e Israel, al parecer, con poco éxito.
Habría que hacerse algunas preguntas:
¿Ya convenció a Lula y a Petro para pasar por sus fronteras con Venezuela?
¿Entrará por tierra, mar o aire?
¿Habrá algunas muertes colaterales?
¿Serán misiles que llegarán por drones?
¿Se encapsula como spam y puff los mata a todos?
¿Liberó a los iraníes de la pobreza y la corrupción, evitó la violencia de las autoridades y los cuerpos de seguridad, terminó con la falta de libertades y la misoginia de unas leyes que convierten a las iraníes en menores de edad de por vida?
En 2021, el régimen iraní definió esas manifestaciones como “disturbios”. Cuando decenas, quizás cientos de miles de personas, sobre todo mujeres y jóvenes, salieron a las calles reclamando el fin de la República Islámica, la respuesta fue una represión que dejó al menos 551 muertos, 60,000 detenidos y nueve ahorcados, según la ONU. ¿Qué hizo Prince?
¿Prince ya arregló Afganistán?
Cuenta la periodista Beatriz Lecumberri: «ONG, activistas y afganas, dentro y fuera del país, califican estas medidas como ‘el último clavo en el ataúd de las mujeres’. Desde su retorno al poder el 15 de agosto de 2021, los talibanes han publicado más de 100 edictos que han ido borrando la presencia femenina del espacio público. Han cerrado las puertas de la educación a las mujeres mayores de 12 años, una situación inédita en el mundo, y las han excluido de la mayoría de los puestos de trabajo y de los lugares de ocio. También han restringido al máximo sus movimientos y su derecho a recibir asistencia sanitaria y legal.»
¿Ya Prince resolvió el conflicto entre Palestina e Israel?
Según un informe publicado en 2008 por la Secretaría de la Declaración de Ginebra sobre Conflictos Armados, que demuestra que mueren indirectamente entre tres y quince veces más personas por cada persona que muere de forma violenta, se puede calcular que las víctimas superan los 150,000 muertos. ¿Dónde está Erik cuando se necesita? Los gazatíes están en una situación extrema que ya va a cumplir un año. ¿Ya Prince acabó con los Hermanos Musulmanes, con Hezbolá?
¿Y los africanos? No tienen cómo pagar.
África subsahariana es una región sumamente diversa, conformada por países de ingreso bajo, mediano-bajo, mediano-alto y alto, de los cuales 22 son frágiles o están afectados por conflictos, y 13 son pequeños Estados caracterizados por ser poco poblados, tener un capital humano limitado y una superficie terrestre reducida.
Dotado de ricos recursos naturales, pero sin petróleo, de la mayor zona de libre comercio del mundo y de un mercado de 1,200 millones de personas, el continente puede forjar una nueva vía de desarrollo, aprovechando el potencial de sus recursos y sus habitantes. Pero hay que invertir en África, ayudarles. Y allí un exmilitar que promete liberar de conflictos a países subyugados por gobernantes represivos no tiene mucho que buscar.
Jugar con la desesperación de un país que corona en las noticias estos días, que libra una batalla internacional para que le sean reconocidos sus derechos y que, con ello, se coaccione al régimen para que negocie con la comunidad internacional, no es cosa sencilla, pero se está logrando. Se ha logrado vencer a través del voto, algo impensable después de 25 años bajo el yugo chavista.
¿A quién conviene esta colecta pública de un mercenario? Claro que al propio autor, pero también al régimen, que no deja de afirmar que está amenazado por invasiones imaginarias y magnicidios por parte de turistas desarmados.
Si se paga a un paramilitar para liberar países, pues es una excelente carrera para que otros hagan colectas, restablezcan dictaduras o borren presidentes, e incluso opositores.
En unos años, los niños de hoy responderán a la pregunta frecuente: «¿Qué quieres ser cuando seas grande?» con: «Mercenario, mamá, como Erik Prince.»