Por: René Rincón
Peter Frampton entró al escenario del New Jersey State Theater ayudándose de un bastón y al sentarse allí, al frente de la sala, las pantallas gigantes comenzaron a mostrar unas imágenes reflejando la vida del músico britanico, desde niño hasta su edad actual, casi 75 años. El público vio los momentos icónicos de su carrera, desde sus inicios con su banda Humble Pie, o las célebres imágenes del concierto que le dio vida a la famosa portada del disco “Frampton Comes Alive”, uno de los álbumes en vivo más vendidos de todos los tiempos, hasta su reciente exaltación al Salón de la Fama del Rock. Todo estaba ahí.
El show se inició con dos temas, Day in the Sun y Lying, dos de sus trabajos personales, de sus discos solistas, mostrando un virtuosismo que deja a uno atónito, pensando que éste es, sin duda, uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos. Luego, dos temas de ese clásico disco doble “Frampton Comes Alive”, Lines on My Face y Show Me the Way, seguidos por Interstellar y una versión maravillosa de Georgia on My Mind con un solo de guitarra estruendoso muy alejado de la suave y dulce melodía hecha famosa en las grabaciones de Ray Charles y Louis Armstrong.
Después llegaron The Crying Clown y Nassau, y luego el gran clásico Baby, I Love Your Way, coreado con fuerza y emoción por todo el público. Apenas terminó ese tema, lanzó uno de los riffs más pesados de la noche con I’ll Give You Money, esa joya que también viene de “Frampton Comes Alive” y que en vivo adquiere un poder único.
Uno de los puntos altos de la noche fue cuando interpretó Black Hole Sun, la icónica canción de Soundgarden. Antes de tocarla, compartió con el público una anécdota: contó que tuvo la oportunidad de interpretarla junto a Chris Cornell, y que la primera vez que la escuchó fue como recibir “una tonelada de ladrillos”. Dijo que venía manejando, que tuvo que detener el auto, y que se dijo a sí mismo, bromeando: “Querido yo… tengo que incluir esta canción en mi próximo disco” y lo hizo. Frampton lleva casi dos décadas interpretándola en vivo. La canción es del ’94, y él la incluyó en su álbum Fingerprints publicado en 2006.
También sonaron All I Wanna Be (Is by Your Side) y una versión extraordinaria, de Do You Feel Like We Do, con ese famoso talkbox que sigue fascinando a todos. En cada pausa, Frampton fue muy simpático con el público. Hizo bromas, agradeció, se rió, mostró no solo su talento, sino también su calidez.
Para cerrar, se dirigió al público con una sonrisa y exclamó: “How about some Humble Pie?” y así arrancó ese tema de 1971, I Don’t Need No Doctor, un clásico de su ex banda que sigue siendo favorita de los más adultos en la audiencia.
No pude evitar sentir que estaba viendo a Peter Frampton quizá por la última vez y él también sabía que lo hacía desde la tarima. Esta es claramente una gira de despedida. Sentí también que estaba viendo en vivo a una de las últimas glorias vivas de la invasión británica, ese clásico rock inglés que fue influenciado por el soul, y el blues americano. Verlo en un teatro pequeño de Nueva Jersey, íntimo, antiguo, con sus balcones típicos, le añadió más al sentir de la despedida. Esto no fue solo un concierto. fue un adiós. Un adiós a la guitarra, a la historia, a Frampton, pero sobre todo, fue el adiós a un viejo amigo: ese que conocí en 1976, cuando descubrí su disco maravilloso, en el que hacía a la guitarra hablar… y hasta se atrevía a hacerla decir, con descaro, “I wanna fuck you”.