Publicado en: Prodavinci
Por: Mari Montes
Cuando Miguel Cabrera nació, Rickey Henderson tenía más de 600 hits en las Grandes Ligas, había estafado 400 bases y estaba por asistir a su tercer Juego de las Estrellas. Estaba en su quinta temporada, había ganado un Bate de Plata y un Guante de Oro y ostentaba tres títulos en fila como líder en bases robadas. Era una estrella de los Atléticos.
El 11 de agosto de 2003, casi dos meses después de su debut con los Marlins de Florida, los Dodgers de Los Ángeles, el último equipo con el cual jugó Henderson, tuvo una serie de tres juegos en el ProPlayer Stadium de Miami, y ambos aparecieron en las alineaciones respectivas como jardineros izquierdos.
Era la temporada final de Rickey Henderson. Se fue de 2-1 con tres bases por bola, anotó una carrera, remolcó otra y también se ponchó. Dontrelle Willis lo pilló fuera de base en la inicial. El debutante Miguel Cabrera se fue de 4-1.
La longevidad de Rickey Henderson, ganada con el trabajo que lo mantuvo en condiciones para jugar 25 campañas, es lo que hizo posible que ambos coincidieran.
Aquel 11 de agosto de 2003, Rickey Henderson conectó el hit 3.051, le faltaban apenas cuatro para cerrar su cuenta de inatrapables. Se había hecho miembro del Club de los 3 mil hits el 7 de octubre de 2001, el último día de la temporada regular. Fue el año del ataque terrorista a las Torres Gemelas y, debido a la suspensión de juego, el calendario se alargó.
Fue un día especial en el estadio Qualcomm de San Diego, ante 60.103 fanáticos. La afición se congregó para despedir a “Mister Padre”, Tony Gwynn, aunque estaba lesionado.
En su artículo 7 de octubre de 2001: Rickey Henderson conectó el hit 3 mil en el último juego de Tony Gwynn, de Frederick C. Bush para la Sociedad de Investigación del Beisbol Estadounidense (SABR), cuenta: «El juego en sí no tenía sentido, ya que ni los Padres de San Diego ni los Rockies de Colorado irían a los playoffs. La multitud estaba para despedirse de Tony Gwynn, quien iba a retirarse al final de la temporada. Gwynn dijo más tarde sobre su último juego: ‘Mi enfoque era simplemente divertirme, pero todos se me acercaban llorando y eso lo hacía difícil. Quería divertirme. Era una celebración’».
Una lesión en la rodilla hizo que Gwynn no estuviera en la alineación inicial. Según Bush, el día antes del desafío, los dos astros de San Diego conversaron: «Gwynn estaba feliz de compartir su último juego con Henderson, quien se había ofrecido respetuosamente a quedarse en la banca para que el centro de atención siguiera siendo su compañero. Gwynn no aceptó. Años más tarde, en 2007, Henderson recordó que le había dicho: ‘Necesito dejarte disfrutar de tu último día en las grandes ligas’, a lo que Gwynn respondió: ‘Va a haber 65.000 personas en este estadio mañana, vendré a verte conseguir tu hit número 3.000 también, así que agradezco la idea, ya sabes, pero tienes que estar allí mañana’».
«El hit 3.000 fue un doble al jardín derecho frente al lanzador John Thomson, en el primer inning, alineado como primer bate; ‘Pensé que iba a llegar’, dijo el pitcher. ‘Le permití tres hits en Colorado. Me alegro de que lo haya conseguido. Me sentiría muy raro si tuviera tres o cuatro turnos al bate y no consiguiera un hit. Ahora, cuando alguien pregunte quién recibió el hit 3000 de Rickey Henderson, la respuesta será John Thomson’».
Frederick Bush recuerda el momento: «El juego se retrasó cuando los Padres salieron corriendo del banco para felicitar a Henderson, y Shumpert, que había fildeado la pelota en un bounce, se la entregó como recuerdo. Se llevó a cabo una breve ceremonia en el campo en la que Henderson recibió una placa que conmemoraba su logro. Dave Winfield, otro miembro del club de los 3.000 hits que formaba parte de la junta directiva de los Padres, también estuvo presente y abrazó a Henderson cerca de la línea de foul. Henderson era conocido por ser ostentoso: al romper el récord de bases robadas de la carrera de Lou Brock, sostuvo la base sobre su cabeza y afirmó su grandeza ante la multitud, pero fue humilde al describir su última hazaña: ‘Es una gran sensación, un sentimiento que realmente no puedes describir’. También admitió: ‘Pensé que nunca llegaría aquí porque el camino es largo. Si sigues jugando tanto como yo, tienes la oportunidad de hacerlo’».
Cuando Henderson llegó a San Diego, hubo algunos comentarios negativos sobre su llegada y cómo podía impactar negativamente, después de la primera temporada, Tony Gwynn dijo: «He visto a un tipo que está preparado. He visto a un tipo que trabaja duro, que le encanta ayudar a los jóvenes y que ha hecho todo lo que el club le ha pedido que haga, no solo en el campo, sino también fuera del campo».
Según la biografía de Joseph Wancho para la Sociedad de Investigación del Béisbol Estadounidense (SABR): «Rickey Henderson nació como Rickey Nelson Henley, el 25 de diciembre de 1958, en Chicago, Illinois. Fue el segundo hijo (después del hermano mayor, Tyrone), nacido de John y Bobbie Henley. John Henley dejó a la familia dos años después del nacimiento de Rickey. Así que Bobbie reunió a su familia (además de Tyrone y Rickey, estaban los hermanos Alton, John y Douglas) y los trasladó a su Arkansas natal, donde se instaló en la granja de su madre, en Pine Bluff.
Después de unos años, Bobbie buscó una mejor oportunidad para su familia en California. Siguió adelante en busca de un lugar para vivir y un trabajo que pudiera mantener a su familia lo suficiente. Una vez instalada, mandó buscar a su familia para que vivieran con ella en Oakland. Bobbie conoció a Paul Henderson, con quien se casó, él adoptó a sus cinco hijos. Los niños tomaron el nombre de Henderson como apellido, y pronto nacieron dos hermanas, Paula y Glynnes. Paul Henderson fue empleado de General Motors, mientras que Bobbie trabajaba como enfermera».
Henderson se inscribió en Oakland Technical High School y fue una estrella de tres deportes: béisbol, baloncesto y fútbol; podría haber ido por cualquiera de los dos caminos: ir a la universidad con una beca completa por su excelencia en el fútbol o el camino hacia el béisbol en las grandes ligas. Aunque su sueño era jugar al fútbol profesional, dejó la decisión en manos de su madre. Detalla Joseph Wancho: «‘Fue una decisión difícil de tomar, pero no la tomé’, dijo Henderson. ‘Mi madre tomó la decisión. Me encantaba el fútbol; pensé que podría ser un All-American, pero ella pensó que el béisbol era mejor para mí. Le di la oportunidad de elegir y ella eligió el béisbol’».
La historia, desde entonces, consta en los registros de sus estadísticas. En las anécdotas de sus compañeros y rivales, hay mucho más que lo que dicen esas cifras.
Comparto esta cita de Howard Bryant en Sports Illustrated publicada el 7 de junio pasado: «‘Rickey estaba bateando contra nosotros’, recuerda Showalter. ‘¡Cuidando las líneas. No dejes que se ponga en posición de anotar!’, indiqué, entonces [Don] Mattingly se dio la vuelta y gritó: ‘¿Para qué? ¡Si batea un sencillo, es un doble de todos modos!’».
«Es el mejor primer bate de todos los tiempos. No estoy seguro de que haya un segundo cercano», dijo de él Billy Beane.
«No fue hasta que vi a Rickey que entendí de qué se trata el béisbol. Rickey Henderson es una carrera, hombre», dijo Mitchell Page, compañero de equipo de los Atléticos. «Eso es todo. Cuando ves a Rickey Henderson, no me importa cuándo, el marcador ya está 1-0. Si está contigo, genial. Si no lo es, no te gustará».
«Fue uno de los mejores jugadores con los que he jugado y obviamente el mejor primer bate del béisbol», dijo el miembro del Salón de la Fama, Dave Winfield.
«Solo había un Rickey Henderson en el béisbol. Fue el mejor primer bate de todos los tiempos», dijo George Steinbrenner.
Su semblanza en Baseball Almanac resume así su historia en el campo:
«Rickey Henderson se robó 100 bases en 1980; 108 bases en 1983 y 130 bases en 1982 . En cada una de esas tres temporadas, The Man of Steal jugó en la Liga Americana y fue el primero y, hasta el día de hoy, el único jugador en la historia con una temporada de más de 100 bases robadas (lo que hizo tres veces).
Rickey Henderson comenzó su carrera en las Grandes Ligas en 1979 y colgó los spikes 25 años después, en 2003, y es uno de los 27 jugadores en la historia del béisbol en el club de cuatro décadas.
Veamos sus números como el mejor corredor de bases en la historia del béisbol:
Rickey Henderson, el 29 de julio de 1989, se robó cinco bases en un juego. Él, junto con Bert Campaneris, 24 de mayo de 1976, son los únicos dos jugadores en la historia de los Atléticos de Oakland en robar cinco bases en un juego.
Apareció en diez Juegos de Estrellas (1980, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1988, 1990 y 1991).
Fue clasificado en el puesto 51 por The Sporting News cuando publicaron su lista de los 100 mejores jugadores de béisbol en la historia del béisbol.
Bateó como primer bate en 2.886 juegos durante su carrera. Sus 81 jonrones para comenzar un juego es un récord de Grandes Ligas; de esos 81, 73 fueron bateados durante los juegos de la Liga Americana, más jonrones iniciales que cualquier jugador de la Liga Americana, en toda la historia.
En su segunda temporada en las Grandes Ligas, robó 100 bases y borró el récord de 75 años de bases robadas en una temporada para un jugador de la Liga Americana establecido por Ty Cobb, quien había robado 96 bases en 1915.
Rickey Henderson es el único jugador en la historia del béisbol con más de 1.000 bases robadas. El total de su carrera es 1.406 robos, 468 más que el segundo lugar en la lista Top 1.000, en manos del Salón de la Fama Lou Brock (938 Bases Robadas).
The Man of Steal tiene el récord de las Grandes Ligas (1.406 SB) y la Liga Americana (1.270) por la mayor cantidad de bases robadas en una carrera.
El 1 de mayo de 1991, Rickey Henderson robó su base 939, pasando a Lou Brock y convirtiéndose en el líder de su carrera en bases robadas.
El juego se detuvo y él dijo: ‘Tomó mucho tiempo, ¿eh? [Aplausos] En primer lugar, me gustaría agradecer a Dios por darme la oportunidad. Quiero agradecer a la familia Haas, la organización de Oakland, la ciudad de Oakland, y a todos ustedes hermosos fanáticos por apoyarme. (Aplausos) Sobre todo, me gustaría agradecer a mi madre, mis amigos y seres queridos por su apoyo. Quiero agradecer a Tom Trebelhorn y el difunto Billy Martin, fue un gran manager. Fue un gran amigo para mí. Te amo, Billy. Ojalá estuvieras aquí. [Aplausos] Lou Brock es el gran símbolo del robo de bases, pero hoy, soy el más grande de todos los tiempos. Gracias’.
Rickey Henderson recibió 2.190 bases por bolas, rompiendo el récord de bases por bolas de todos los tiempos que ostentaba Babe Ruth (2.062 BB). Barry Bonds (2558 BB) lo superó, pero la disciplina en el plato de Rickey fue la mejor de la historia.
Joe Posnanski, en Sports Illustrated, el 7 de julio de 2010, escribió: ‘Estoy a punto de darles una de mis estadísticas favoritas de todos los tiempos: Rickey Henderson negoció 796 boletos en su carrera comenzando una entrada. Piense sobre esto de nuevo. No habría nada, absolutamente nada, que un lanzador quisiera evitar más que dar base por bolas a Rickey Henderson para abrir una entrada. Y, sin embargo, él dio setecientas noventa y seis veces para abrir una entrada. Simplemente no puedo imaginar una estadística de béisbol más asombrosa’.
Rickey Henderson anotó 2.295 veces, más carreras que cualquier hombre en la historia (#1 en el Top 1.000 ). Sin embargo, ‘solo’ 1.939 de sus carreras fueron anotadas en la Liga Americana, dejándolo por debajo del récord del joven circuito que ostentaba Ty Cobb».
Fue elevado al Salón de la Fama de Cooperstown en 2009, con 511 votos de los 539 posibles.
A los días de la llegada de Miguel Cabrera al Club de los 3.000 hits, Rickey Henderson le envió una pelota autografiada por él, dándole la bienvenida. El recién llegado nos mostró el especial detalle: «Un regalito que me mandó, yo creo que el mejor primer bate de la historia de las Grandes Ligas: Rickey Henderson ¡Un regalazo!».
Para este artículo, consulté a Miguel Cabrera sobre Rickey Henderson, si de niño lo seguía y me dijo que sí, que siempre supo de él y admiraba su forma de jugar, que se resume en esta cita:
«Si mi uniforme no se ensucia, no he hecho nada en el juego de béisbol».