Por: María Antonieta Rondón
Se acerca el momento del año al que muchos acuden por distintas razones: quienes disfrutan de los Red carpets para disfrutar y criticar la moda de las celebridades invitadas; aquellos cinéfilos que vieron todas las películas desde que salieron, y se disponen a defender a sus favoritas; los fotógrafos que lloraron y cerraron los ojos después de tomas increíbles que los dejaron abrumados; los escritores que rieron y asintieron con diálogos inteligentemente escritos y actuados; o los melómanos o músicos que sabían qué iba a pasar, basándose en lo que el score les iba diciendo.
Lo que viene a continuación, no son más que breves comentarios acerca de cada una de las ocho películas nominadas al Óscar por Mejor Película. Está hecho de manera muy subjetiva, por parte de alguien que celebra esta fecha del año como si fuese el cumpleaños de mi mejor amigo. No pretendo cambiar la opinión de nadie, así que sólo lean con sutileza, picardía, y, si quieren, un poco de malicia. Aquí vamos.
American Sniper trata sobre el francotirador estadounidense que llevó a cabo 255 muertes en su vida, de las que 160 fueron confirmadas oficialmente por el ejército estadounidense, convirtiéndolo en el francotirador más letal de la historia militar de Estados Unidos.
Más allá de la paradójica trama de la cinta, donde se elogia a un hombre que le quitó la vida tanto a hombres como mujeres y niños, tenemos una película muy bien hecha e increíblemente dirigida. Saliendo de “Jersey Boys”, lo menos que imaginaríamos era una película de Clint Eswood tan pero tan metida en una guerra; ya que incluso conociendo las capacidades de Eastwood para hacer películas bélicas, viniendo de un musical, es sorprendente.
A Bradley Cooper es a quien más vemos en la película, especialmente cuando está enfocada su rostro antes de disparar, que es cuando más nos adentramos en la película. Su trabajo es impecable, haciéndonos creer cada paso que da, representando en su cara el sentimiento profundo que debe haber tras la responsabilidad que lleva consigo el llamado “trigger”.
Increíblemente patriótica, American Sniper se convierte en la típica película nominada al Óscar, en donde se termina elogiando ciegamente al espíritu estadounidense.
Una fotografía pausada y bien pensada, un guión básico, y caras muy expresivas.
American Sniper se merece la nominación al Óscar, pero definitivamente no tiene razones para pasar de ahí. (Buen trabajo por todos lados, pero sigue faltando ese empujón que nos lleve a una catarsis profunda o una ataraxia explosiva)
[La foto es de la toma que más me impactó. El momento en el que Chris Kyle ve cómo el niño al que estuvo a punto de disparar, sale corriendo dejando el arma que tenía en las manos, en el piso.]
Birdman ha sido de las más controversiales del año, por sus variadas opiniones contrarias. Para quien escribe, es una joya cinematográfica.
La película comienza con un ritmo que no pierde en ningún momento. Está acompañada permanentemente por una batería de fondo que te empuja hacia las mejores escenas y te echa para atrás en aquellas en las cuales hay que prestar más atención.
La dirección es impecable, el concepto tras la misma es de una enorme genialidad – con aquel falso plano secuencia -, y con fotografía ingeniosamente maravillosa.
Una comedia con un diálogo fenomenal, que te hace exhalar aire o dejarte llevar en una profunda carcajada.
Y no falta decir que es una película cuyas actuaciones levantan, tal como Atlas el cielo, la obra de arte que Alejandro G. Iñárritu decidió realizar. Son siete los actores que nos acompañan a través del viaje que realiza un actor que muchos años después de su primera oportunidad en la actuación, no decide retirarse, sino volverlo a intentar.
El personaje principal tiene una historia bastante parecida al actor protagonista, Michael Keaton, sólo que en vez de Birdman, éste interpretó en dos películas consecutivas, al mejor héroe de toda la historia (hey, es sólo mi opinión): Batman. Ésta puede ser una de las razones por las cuales el desempeño de Keaton derrama talento y excelencia en cada una de sus escenas; pero sí debo admitir que soy de ésas que opina que, si Edward Norton estuviese en la misma categoría que él, lo opacaría por un largo rato.
Emma Stone, por su parte, es un verdadero descubrimiento, viniendo de películas juveniles comerciales. Su más grande trabajo antes de Birdman fue el de la escritora en The Help, lo que nos permite ver la trayectoria como joven actriz que ha tenido. Furor y actitud brotan de sus poros en su última actuación.
Birdman es la segunda película con más posibilidades de ganar el Óscar, basándonos en la tendencia de los últimos premios otorgados en ceremonias recientes. No se puede negar que se lo merece completamente, y estaría complacida si es la que se lleva el galardón, pero, no hemos llegado aún a la producción que considero la mejor del año.
[La foto es de la escena que me dió más risa. Una escena que parece ser improvisada, en la que Keaton camina prácticamente desnudo en las calles de Times Square para entrar por la puerta principal al teatro donde presenta su obra.]
De Boyhood, la verdad, no es mucho lo que puedo comentar.
Lo que sí puedo decir libremente, es que siento que es la película más sobrevalorada del año. Desde pequeña me pregunté cómo hacían para grabar el crecimiento de un personaje, y me molestaba profundamente cuando notaba que cambiaban al actor. Muchas veces me imaginé llevar a cabo un proyecto como el que Richard Linklater realizó, de grabar una historia en el transcurso de unos 12 años aproximadamente; pero la diferencia quizás está en que no sólo me hubiese concentrado en el crecimiento de un niño, sino que hubiese usado su crecimiento como un factor extra, para llevar a cabo una historia un poco más interesante. Soy de ésas que piensa que la película tiene su atención y alarde en el hecho de que puedes ver a los personajes crecer, pero más allá de eso, la fotografía no es resaltante, la dirección tampoco, la historia es básica, al menos de que te identifiques con ella, y, pues, por ahí van los tiros.
El aplauso grande sí debe darse al equipo de producción que está tras este proyecto, ya que fueron quienes se encargaron del estado y bienestar de los actores en el transcurso de los años, que definitivamente no es tarea fácil; tomando en cuenta los cambios de personalidad, los cambios estéticos, entre otros.
Lamentablemente, creemos que ésta es la película con más oportunidades de llevarse el premio principal de la noche.
[La foto la puse porque lo único que impacta verdaderamente de la película es el crecimiento del protagonista y su entorno.]
Con esto llegamos, entonces, a mi película favorita del año.
The Grand Budapest Hotel es un orgasmo fotográfico – para el espectador – que termina de dejarle claro a su público, que Wes Anderson es el genio más joven de este planeta.
La fotografía es, en definitiva, la más rica de todas las nominadas; batallando quizás, más cercanamente, con Ida (película nominada a Mejor Película Extranjera y Mejor Cinematografía). El concepto y la dirección son, como suelen ser en Anderson, simétricos e impecables. La historia es graciosa e inteligente, excelentemente llevada por actores con increíble trayectoria, que supieron animar un guión fascinante.
Es, en una sola palabra: sublime.
Y sabemos que hay muchas posibilidades de que no gane el Óscar a Mejor Película, pero nos conformaremos con que sea la película más nominada del año (junto con Birdman, otra favorita.)
[Fue muy difícil escoger qué poner como imagen, pero esta foto plasma la paleta de colores de la película, que es deliciosa.]
The imitation game sumamente interesante, basado en una historia de la vida real.
Se siente, a través de la película, la presión que existe en querer descifrar aquella computadora alemana de los tiempos de la II Guerra Mundial (Enigma), y la pasión que hay detrás del personaje principal, muy bien interpretado por Benedict Cumberbatch.
Las demás actuaciones son también buenas, en especial la de Keira Knightley, pero, no hay ninguna que resalte o brille sobre otras, que es un equilibrio interesante.
La dirección la consideramos sencilla, no muy ambiciosa, y la fotografía es sobria.
Es una buena película, pero no merece más que la nominación.
[La foto es del momento en que más rabia sentí. El personaje principal, homosexual, está siendo obligado por el Gobierno a tomar hormonas para evitar – vaga e inútilmente – que su ‘condición’ de homosexual persista.]
Selma que narra todo lo que ocurrió antes de aquella gran marcha desde Selma hasta Montgomery, que clamaba por los derechos de los hombres de color en Estados Unidos, dirigidos y liderados por Martin Luther King Jr.
Selma tiene buenas actuaciones y está bien dirigida, con una fotografía simple pero segura; sin embargo, para alguien que siente profundamente todos los temas relacionados con la segregación, no me conmovió demasiado. Inclusive, no lloré, que es mucho decir.
La historia que tiene en manos esta Selma, tenía suficiente madera que trabajar; más allá de elogiar a un célebre humano que ya es recordado con mucho respeto y admiración.
Además, se siente que al ver la película los escritores suponen que debes conocer al pie de la letra todos los personajes que están en la historia; no te los presentan (como pasa con J. Hoover). Y tenemos, de paso, la penosa actuación de Tim Roth, a quien le tengo mucho respeto, pero que se convierte en un hazme reír con su pésima interpretación y su exagerado acento, poco realista.
En mi opinión, no merecía ni la nominación.
[La foto es de la escena en donde se lleva a cabo el primer intento de la marcha de Selma, donde la policía, por órdenes del gobernador, ataca de manera violenta a los protestantes pacíficos. Fue la escena que más me conmovió, por la rabia que me dio.]
The Theory of Everything de Stephen Hawking, magníficamente interpretada por Eddie Redmayne, de quien debemos decires el merecedor del premio a Mejor Actor de este año.
La dulzura de una relación que todo lo pudo, y que incluso cuando el lado romántico se apagó, el cariño estuvo presente siempre.
Una historia de perseverancia, de inteligencia, de ambición, y de ganas de vivir; porque el afán de conseguir una teoría del todo, fue el aceite que empujó – y todavía empuja – a Stephen Hawking a continuar con su camino.
La fotografía es pulcra, limpia y detallada. Sabe en qué concentrarse y cuándo. La dirección es sutil e impecable, en cuanto conoce qué mostrar y de qué forma. Las actuaciones son espectaculares, resaltando en todo lo alto la de Redmayne, que abruma, conmueve, exalta, y acelera al espectador. Una película hermosa, que cae en esa sección de la película de amor nominada al Óscar (como lo fue el año pasado Her), y que, por más de que sabemos que no ganará el premio a Mejor Película, se merece la nominación.
[La escena es del momento en que Stephen se da cuenta de la incapacidad de controlar su cuerpo. Es profunda y causa impotencia.]
Ésta es la última película que vi, y, por ende, la más fresca en mi memoria.
Fue, en definitiva, la película que más me aceleró y que más me mantuvo alerta de todas.
Me parece increíble, por lo mismo, que no fuese una de guerra, sino de música.
Es la última que vi, y aún así, la pongo como mi tercera favorita.
Whiplash, una producción de diecinueve días, en donde hubo sangre, costillas rotas, y actuaciones impecables que pudieron exponer la presión y dedicación que existe detrás de un músico en el siglo XXI, intentando ser grande y tener un apellido que sea reconocible.
Whiplash es la cinta con menores fondos de las nominadas, y me enteré, también, que es la película nominada al Óscar menos vista desde 1990, después de An Education (2009).Irónico, tomando en cuenta lo eufórica e increíble que es. J.K Simmons se merece su premio, y en un mundo platónico, esta película ganaría, y yo lo celebraría.
[La foto es de la escena en la que queda completamente claro que Andrew, el baterista, está obsesionado con la idea de ser el mejor. Es el punto determinante de la historia, que arrastra consigo el final.]
Así doy cierre de manera personal, a un año de buenas películas. La fotografía es lo que más me llevo, con conceptos de directores únicos y auténticos, con intelecto y genialidad para cargar en sus hombros obras de arte nunca antes vistas. Fue también un año de buenas actuaciones, donde el trabajo era bastante balanceado y equilibrado.
Creo que es un año de equipo, donde no sólo brillaba el director, o el protagonista, o el guionista, o incluso el músico tras el soundtrack. Esto es lo que se busca, ya que toda película es trabajo en equipo; sólo creemos que este año se logró. Es un año en donde, al hablar de una película, se habló de todos los ámbitos de la misma, que es lo que considero que es el cine: todo lo que hay en la pantalla, todo lo que existe detrás de la cámara, y todo lo que se encarga de sostener el concepto y las ideas.
– María Antonieta Rondón (cinéfila y melómana)
Un comentario
Bravo Toñeta.