Los programas de concursos donde los aficionados llegan a lucirse y tratan de mostrar su mejor virtud para llevarse algún premio siempre han gozado de mucha popularidad. Es el caso, recordarán ustedes, de este programa maratónico de los sábados, de Don Francisco, donde invitaba a los aficionados y cuando no les iba muy bien aparecía aquel siniestro Chacal de la Trompeta. Guillermo González hizo mucho también con su programa «Cuánto vale el show», en Estados Unidos estaba en una forma barata «The Gong Show», donde cuando no servía para nada la interpretación le daban mandarriazo al gong.
Pues bien, esa fórmula no pierde y sigue siendo muy popular. Ahora son programas muy sofisticados, con jurados muy exigentes, todos de una gran profesionalidad y de allí han salido estrellas que han tenido éxito. Una de ellas es Katharine McPhee, quien ganó uno de estos concursos y de inmediato los productores la lanzaron, aprovechando su juventud, su buena mozura, al mundo de la música POP. Escuché algunas de sus producciones y una, honestamente, peor que la otra, pero ¡Oh, sorpresa! Este año a la señorita McPhee le dieron la oportunidad -o la pusieron a cantar- Jazz y de allí salió esto.
