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En la música popular, en la década de los años treinta, cuarenta, cincuenta y digamos que bien avanzada también la segunda mitad del siglo XX, cuando se refería a la música romántica, o a la música erótica, el beso era la metáfora ideal. Digo metáfora porque, aparte del beso en sí, es decir, esos labios que se juntan y esas humedades que van y vienen, ese frenesí de las bocas, lenguas y demás, el beso era, realmente, la metáfora de la culminación de la vida erótica.
Un beso pasó a ser la representación del coito mismo. Cuestiones de las buenas costumbres hacían que se resumiera todo en el beso. Así que, el beso era, mucho más que el beso propiamente dicho.
De allí, que uno pueda entender ahora, el significado real de este tema que hizo tan popular María Victoria, una cantante mexicana. La versión que vamos a escuchar no es la original, esta está un poco modernizada, quizá un poco más guapachosa. Éste es un tema que le compuso Agustín Lara, que en esto de amores, a la hora de hablar de besos, siempre iba un poco más allá.