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Un año atrás todo era euforia, grandes esperanzas, grandes ilusiones, muchas expectativas. Un año después poco queda de eso. Han pasado doce meses tan largos y penosos que parecieran más bien doce años. ¿Qué ocurrió en este trayecto de 365 días para que terminaran pulverizadas las esperanzas que levantó la abrumadora y contundente victoria electoral del pasado 6 de diciembre del 2015? ¿Qué pasó?
Uno recuerda a un exultante Henry Ramos Allup afirmando que en seis meses saldría del poder Nicolás Maduro. Pero doce meses después allí sigue, cada día más irresponsable, cada día burlándose más del país. Ayer, inclusive, hasta se atrevió a burlarse de usted bailando un ridículo trencito en los patios de Miraflores.
¿Pero qué ocurrió? Se puede ahondar en múltiples razones, sin duda es un tema para estudiar a fondo. Pero quizá lo fundamental esté en que la oposición democrática confió en que tenía frente a sí a un adversario democrático. En realidad, éste nunca existió, solo el adversario malandro.
A la fecha de hoy poco queda. El referendo revocatorio se esfumó cuando el 20 de octubre el régimen decretó la dictadura al suspender, de manera arbitraria, amparado en la decisión de jueces penales de provincia, que no se podía proceder a la recolección de las huellas del 20%. De allí en adelante todo hizo aguas. La oposición, al concentrar todo su esfuerzo en el referendo, dejó de lado las elecciones regionales que el régimen no tardó en borrar, también en una decisión arbitraria e inconstitucional. Cerramos el año, pues, sin referendo ni elecciones regionales. Y ya Nicolás Maduro, en un acto de arrogancia y prepotencia inaceptable, proclamó que no habría más elecciones, ¿para qué? ¿para perderlas? Así lo manifestó.
Para hoy está previsto que se vuelva a reunir la mesa de diálogo. La mesa que quedó después de haberse esfumado todas las opciones electorales. Mesa donde el malandraje del régimen se ha impuesto aún más. En una oportunidad se lo dijimos en el programa a Carlos Ocariz: pareces un boyscout frente a un malandro. Y el malandro, a punta de trampas y violencia, siempre tratará de arrollar al boyscout. El que respeta las reglas es atropellado por el que las irrespeta en un país donde el malandraje manda y es norma todos los días.
“Cardenal Pietro Parolin respete para que lo respeten”. Frase del falta de respeto de Diosdado Cabello. Es decir, ni el Vaticano es un Estado para ser tomado en cuenta –y respetado- por el régimen actual.
“Ordenamos la reducción inmediata del 30% y 50% de los productos de los sicarios económicos que desde la semana pasada, con el argumento del dólar criminal, remarcaron los precios”. Frase de William Contreras, Superintendente de Precios Justos, en otra evidente malandrada. Hoy titula 2001: “Consecomercio rechaza el “Dakazo II” de la Sundde”. Porque esto nos recuerda el Dakazo del 2013. “El gobierno impuso rebajas en el centro de la capital. Como en el pasado esto significará la quiebra de negocios formales y honestos, dice Cipriana Ramos presidenta de Consecomercio. El superintendente Wiliam Contreras ordena “bajar precios, sin sacar cuentas ni revisar facturas, pues todos se están comiendo la luz”.
Aquí el único que se come la luz es el régimen, señor Contreras. Aquí el único que procede arbitrariamente, a la malandra, sin respetar normas ni reglas es el régimen.
Un año después del 6 de diciembre de 2015 solo queda frustración. Y como se afirma en Konzapata.com, lo mejor del 2016, de este penoso y lamentable año que ya está por terminar, es que lo vamos a extrañar mucho en el infierno que significará el 2017.