Publicado en El Pais
Por: Javier Lafuente
De lunes a viernes, a partir de las seis de la mañana y durante tres horas, en un estudio de Unión Radio, Cesar Miguel Rondón, de 62 años, se rodea de un equipo de treintañeros para sacar adelante el programa de radio más escuchado de Venezuela. “Soy de los que cree a este país lo va a rescatar esta generación, ni siquiera ya la de 40 años”, celebra de su equipo Rondón, uno de los periodista más influyente de un país en el que ejercer un periodismo libre no es tarea fácil. Él también ha sufrido los embates del Gobierno. El último fue a finales de septiembre, cuando la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (Conatel) envió una carta para recriminarle su supuesta tibieza en una entrevista con al alcalde de Cúcuta (Colombia), en plena crisis de la frontera. Entonces cargó con desprecio contra su origen. Rondón nació en México, donde sus padres se exiliaron de la dictadura de Pérez Jiménez. En esos días, el periodista, por cierto, toda una institución a la hora de hablar de salsa, leyó una carta en la que reivindicaba sus orígenes y recordó que, al caer Pérez Jiménez, pudo comprender algo: “La libertad es una fiesta”.
Pregunta. ¿Cuántas ganas de fiesta tiene ahora?
Respuesta. Todas. Merecemos ser otra vez un país normal. Venezuela quiere dejar de ser este incordio para América Latina, esta ladilla en la que nos hemos convertido para el mundo contemporáneo. Estamos en 2015 y nosotros somos un país decimonónico. Tenemos derecho a ocuparnos de las cosas de la modernidad. Para mí, como periodista, es desesperante estar todos los días pendientes de las cosas que dice el señor Maduro.
P. ¿A qué suena Venezuela?
R. A un perolero sin concierto. A ver si la imagen le sirve… Vaya a la Caracas vieja del centro, donde hay bajadas empinadas. Imagine que al camión de la basura, por alguna razón, se le rompió la tapa y cayeron todas las latas, que se van rodando. Ese escándalo sin orden ni concierto es la Venezuela de hoy.
P. ¿Qué música sonará el 6 de diciembre?
R. Sonará John Lennon, cantando Imagine; Ismael Rivera, con El Nazareno… El Nazareno habla de la amistad, de que las cosas se logran entre todos. Van a sonar hasta los silbidos. Vamos a afinar. Somos un país de músicos y los músicos necesitan un conductor. Cuando tienes una orquesta grande el concertino sale y levanta el arco de su violín para pedir el “la” y que toda la orquesta afine. Una vez le pregunté al maestro José Antonio Abreu qué era para él afinar. Me dijo una maravilla: ponerse de acuerdo. De ahí en adelante empieza a sonar la música.
P. ¿Y El 7 de diciembre qué querría escuchar?
R. Hay una cosa muy curiosa. El himno nacional es un canto de guerra, pero los venezolanos también utilizamos la melodía como nana. No cantamos solo “gloria al bravo pueblo…” sino “duérmase mi niño…” El lunes 7 va a sonar una cosa muy bonita, suavecita y vamos a empezar a cantar en paz.
P. ¿Quién sigue al periodista más escuchado?
R. Hay de todo. El programa ya tiene 26 años. Inicialmente estaba concebido para un público gerencial, universitario, entre los 25 y 50 años. Con los años, y en ello ha influido el cerco del régimen sobre los medios de comunicación, ese espectro creció. Es una audiencia muy variada y, para mi sorpresa y felicidad, cada vez más joven. Eso tiene que ver con la influencia del chavismo en este país. La sacudida, la invasión de la política ha sido tal que los muchachos desde muy pequeños hablan de ella, el programa ha sabido sumarse a esa ola. Creo que ese
P. ¿Qué le diría a los que no le escuchan?
R. Hay un grupo que sabiamente ha querido dar la espalda al país, porque vivimos abrumados. La conversación es política, política… Y también otra gente que quiere oír algún tipo de música popular. Pero me consta que me escuchan muchos chavistas, supongo que algunos para mentarme la madre, pero la gran mayoría creo que porque también pueden estar interesados en una visión distinta a ese discurso oficialista, monolítico, ridículamente maniqueo. Se olvidaron de la gama de grises, para ellos las cosas son blancas o negras.
P. ¿Los medios privados han dejado de dialogar con los sectores populares?
R. Ya no hay medios privados. Unión Radio es una isla, El Nacionales una isla… Yo quiero que vuelva a haber medios. Ojo, he sido muy crítico desde el comienzo del chavismo del mal manejo en los medios privados. Hubo intereses mezquinos, de ambiciones muy particulares en el terreno político. Cuando Hugo Chávez llega al poder, como los periodistas somos unos impertinentes, nos empezó a ver como enemigos porque el disenso no existía. Y nos dio un espacio político para el que no estamos hechos y no nos corresponde. Muchos periodistas se volvieron líderes políticos sin dejar de ser periodistas, muchos medios de comunicación se convirtieron en canales políticos y los dueños se convirtieron en dirigentes de una oposición condenada al fracaso.
P. ¿Qué está en juego el domingo?
R. La continuidad de este régimen nefasto. Si bien no se está eligiendo un cambio de Gobierno, se está eligiendo el límite al Gobierno. Una Asamblea Nacional sirve para poner límites. Se podrá interpelar a un ministro, se podrá poner límites al gasto dispendioso, se podrá debatir políticamente. El proyecto del chavismo se agotó.
P. ¿Qué escenarios se pueden dar?
R. Uno, que la oposición logra un amplio respaldo. Hay una ley electoral que no es equitativa, así que para lograr esa mayoría tiene que ser una victoria abrumadora. Si se logra es que se ha frenado a Nicolás Maduro y todo lo que él representa como proyecto político. Poco a poco habrá que ir recogiendo los vidrios rotos. Eso sería el escenario ideal. Ante ese escenario, puede haber euforia y alguna escaramuza violenta, pero creo que se va a contener porque los militares tampoco son tontos. Hay otro escenario y es que avanzan las horas de la madrugada y el CNE dice que el Gobierno ganó con mayoría de votos. Ahí puede haber un berenjenal, porque nadie se lo puede creer. Ese escenario es muy poco probable. El tercero es el más delicado, una mezcla de ambos. La oposición gana las elecciones y el Gobierno no reconoce los resultados. Como me decía Chuo Torrealba [secretario ejecutivo de la MUD]: “Va a haber una hora en la que sabremos los resultados y ellos van a saber que los sabemos”. Entonces vendrá la violencia orquestada desde el régimen. Sacarán los colectivos a la calle, en puntos focalizados y entonces, para mí, quedará todo en manos de las fuerzas armadas. Ya tenemos un precedente: en 2007 Hugo Chávez perdió y fue el alto mando el que dijo: “Presidente, hay que reconocerlo”. Si eso ocurrió entonces, con todo el carisma de Hugo Chávez, un hombre como Maduro no tendrá otra opción.
P. ¿Cuál es el gran desafío para el país después de estas elecciones?
R. Mantener la unidad de la oposición y que esta sepa tender los puentes necesarios con los sectores del oficialismo populares que han creído en la revolución. El reto del país es poder conciliarse de nuevo. Me parece extraordinario que Nicolás Maduro siga siendo presidente. El país tiene que tomar una serie de medidas muy duras. Que Maduro las tome y vaya poniendo en orden la casa con ayuda de la oposición y la Asamblea, para que la transición se produzca poco a poco.