El meu avi va anar a Cuba, pero sus nietos no - Joan López Alegre

El meu avi va anar a Cuba, pero sus nietos no – Joan López Alegre

«Más de un centenar de empresas catalanas vinculadas especialmente al mundo de turismo tienen intereses en Cuba pero eso no parece importarle a nadie»

Publicado en: ABC Cataluña

Por: Joan López Alegre

La habanera más famosa y representativa del cantoral de habaneras fue popularizada por un militar, José Luis Ortega Monasterio, y homenajeaba a Manuel Deschamps Martínez, fallecido en Canet de Mar en 1923 y que rompió el bloqueo que los Estados Unidos impuso a la flota española en Cuba durante la guerra que terminó que la perdida de la isla para España.

El nacionalismo, siempre hábil apropiándoselo todo, hoy la canta en Calella de Palafrugell, entre esteladas y sin reparo ni conocimiento alguno de la historia.

Los catalanes nunca fueron muy numerosos en Cuba pero sí decisivos, Miguel Ballester fue, por ejemplo, el que puso las bases para la industria de la caña de azúcar sin la cual no se puede entender la historia ni la Cuba contemporánea. El Decret de Nova Planta impulsó la presencia catalana en Cuba y gracias a eso, otro catalán, Bernardino Rencurel, creó la primera fábrica de tabaco en Cuba, la otra base de la industria tradicional cubana. Ahí se fundamento la Real fábrica de Jaime Partagás, quizás la marca más importante de puros. También el primer tren de España estuvo en Cuba, impulsado por otro catalán, Miquel Biada.

La Cataluña de hoy vive de espaldas a América Latina, Pujol prefirió potenciar la emigración procedente de Marruecos que la llegada del nuevo continente ¿Por qué? Los emigrantes llegados de América hablan español y eso alteraba el plan nacionalista de unificación bajo una sola cultura y lengua. Así de simple y de repugnante por las reminiscencias que tiene de la Europa de los años 30 del siglo pasado.

La Cataluña independentista creó el Diplocat y afirma que su misión era tener voz en el mundo. Falso: el único objetivo de la red de falsas embajadas es hablar mal de España y con la colaboración activa o no de los enemigos de la UE y de España desestabilizar y desprestigiar a nuestro país con el fin de conseguir su objetivo que no es otro que la separación.

El independentismo en el gran tema internacional de estos días que no es otro que la revuelta popular en Cuba se mueve entre la complicidad con el castrismo, como la CUP o Rufián, y el silencio, como el resto de ERC o la consejera de Exteriores, nuestra princesa de Zamunda, Victòria Alsina. Los podemitas catalanes de Ada Colau no decepcionan jamás y apoyan la tiranía caribeña de la mano de su diputada al Congreso Aina Vidal, quien ha afirmado que «Cuba no es una dictadura».

Hace pocos días frente al consulado cubano en Barcelona se llegaron a reunir más castristas nostálgicos que amantes de la libertad, así somos los catalanes a día de hoy. Más de un centenar de empresas catalanas vinculadas especialmente al mundo de turismo tienen intereses en Cuba pero eso no parece importarle a nadie.

Cuba fue de los pocos países que en octubre del 17 no se pronunció contra la declaración de independencia de Cataluña, tampoco a favor, pero ante la cascada de rechazos el silencio era casi un apoyo a la astracanada de Puigdemont. Quizás por eso el independentismo suspira porque la represión de Díaz Canel surja efecto y el régimen amigo de su causa no caiga.

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