Con estrategia de reciclaje político Morena reafirma su compromiso por ser el partido más ‘verde’ de México, a pesar del ecocidio de la selva maya o de la ominosa apuesta por los hidrocarburos.
Publicado en: La Lista
Por: José Ignacio Rasso
Morena ha demostrado ser un conjunto de voluntades que ven por el medio ambiente, no sólo por haber sumado al Partido Verde a esta marea transformadora y de purificación de la patria sino porque es el principal promotor de reciclar los deshechos políticos.
En pocos años de existencia el movimiento de regeneración nacional ha logrado, exitosamente, reusar la basura política y encontrar nuevas aplicaciones para el desperdicio de otros partidos.
Desde las elecciones del 2018 el mensaje había sido claro, convertirse en el partido más verde del país. Para ello, tomaron una serie de decisiones en pro del cambio climático, encontrando un segundo, tercero o cuarto uso a personalidades como el actual director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, el paladín de la transición energética.
Un compromiso con las nuevas generaciones que buscan ser más responsables con el aprovechamiento de los recursos y conscientes de la huella de carbón que dejamos en el camino. Una ciudadanía despierta, la más despierta del mundo, que no permite tirar la basura en terrenos baldíos y que tiene muy clara la responsabilidad humanista de rescatar todo lo que todavía le funcione al presidente, aunque huela a podrido.
Por eso, gracias al transparente y desinteresado espíritu ecologista de la 4T, Mario Delgado y Claudia Sheinbaum, han lanzado una nueva campaña nacional, una colecta, municipio por municipio, para reutilizar los desperdicios, taparroscas, papeles indignos, delincuentes electorales y promesas como Hank Rhon, Eruviel Ávila, Napoleón Gómez Urrutia, Manuel Velasco, Rommel Pacheco, entre otros, para consolidar una nueva generación de políticos transformados, limpios y desinfectados.
Reciclar es una forma de combatir la contaminación de ideas nuevas y extender la vida inútil de funcionarios públicos reaprovechando sus incapacidades como elementos de decoración.
En este entorno, donde el calentamiento global apremia y huracanes como Salgado Macedonio y Otis seguirán golpeando las costas del país, la cuarta transformación no debe desistir de su fiel convicción por aprovechar la merma y encontrar espacios productivos para la reciclada clase política mexicana, embajadas, gobernaturas, curules o sillas en la mañanera.
La purificación de la vida pública de México no puede detenerse, los cenotes sagrados de la península de Yucatán trabajan a marchas forzadas filtrando todos los males e imperfecciones de los actores políticos del pasado para estar listos para las elecciones que se avecinan. Una tarea monumental.
Porque si algo nos ha enseñado López Obrador es que no podemos permitir el derroche ni la extinción de los dinosaurios, parásitos o especies que se alimentan de la corrupción. Tenemos que conservar un terreno fértil para la impunidad y para la opacidad que garanticen su supervivencia. Aquí no incluyo a las cucarachas de otros partidos porque ellas se salvan solas y ya circulan pidiendo limosnas en Palacio Nacional.
Con dicha estrategia de reciclaje político, Morena reafirma su compromiso por ser el partido más verde de México, a pesar del ecocidio de la selva maya, de la ominosa apuesta por los hidrocarburos, Dos Bocas o el incremento de homicidios de los defensores del medio ambiente y de la tierra. Y por si quedara alguna duda de su compromiso con los tratados internacionales, tan solo basta observar el verde militar que desfila por todas partes. La nueva izquierda mexicana será verde o no será.
Es importante recordar que, en las próximas elecciones, las urnas no son cestos de basura donde permitas que reciclen tu voto por desperdicios políticos.