Publicado en: Polítika UCAB
Por: Trino Márquez
El método de las primarias para seleccionar el candidato opositor a los comicios presidenciales previstos para 2024, es el que goza de mayor aceptación entre los electores que rechazan al Gobierno. Ninguna otra fórmula es aceptada por la gente. El acuerdo entre las organizaciones partidistas y líderes políticos, o la selección del abanderado a través de encuestas de opinión, no cuentan con respaldo popular. Se les consideran fórmulas antidemocráticas y excluyentes.
Por lo tanto, resulta muy positivo que la Plataforma Unitaria haya aprobado hace algunos días el reglamento que las regirá. Uno de los principios que inspira esa decisión reside en “entregarle a la sociedad civil la conducción de ese proceso tan importante para el futuro del país”. De acuerdo con el texto, el sondeo será organizado por la Comisión Electoral constituida por cinco representantes de la sociedad. En este momento se avanza en la fase de postulación y consultas para designar sus integrantes.
Resulta crucial que el reglamento delegue en la Comisión Electoral la facultad de solicitar el apoyo logístico y técnico del Consejo Nacional Electoral, o de organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea. De este modo, la Plataforma Unitaria no bloquea la posibilidad de que el CNE le brinde un soporte logístico a la oposición en la escogencia de su candidato presidencial.
A mí me parece importante la participación del organismo electoral por varias razones. La selección del candidato unitario, no único (que es otra cosa completamente diferente) tiene que poseer el mayor alcance nacional posible. No debe circunscribirse a las capitales de los estados y a algunas cuantas ciudades intermedias importantes. Mientras mayor sea la participación mayor será la legitimidad del proceso y la representatividad del aspirante seleccionado. Lograr ese vasto radio de acción supone un esfuerzo financiero muy elevado, que la oposición difícilmente puede realizar. El CNE cuenta con la infraestructura en todo el territorio nacional. De modo que la carga se aliviaría muchísimo.
La participación del ente electoral serviría para calibrar la pulcritud de las maquinas de votación y la eficacia del cotillón electoral. Sería como una especie de adelanto o simulacro en gran escala de las próximas elecciones presidenciales. A quienes desconfían tanto del CNE les permitiría constatar si sus preocupaciones son válidas o son prejuicios fundados en una visión distorsionada de lo que ocurre en la realidad. Por supuesto que no pretendo equiparar una elección parcial, como las primarias, con la escogencia del Presidente de la República. Sin embargo, las primarias sí actuarían como un termómetro para medir cuán engrasada está la maquinaria del CNE y con cuál nivel de eficiencia opera.
Otro hecho positivo es que la colaboración del CNE reduciría el margen de maniobra de los aliados del régimen que quieran torpedear la consulta, descalificándola o desconociendo los resultados que ella arroje. A los saboteadores infiltrados por el Gobierno y el PSUV, que para nada deben descartarse, les resultará más complicado desautorizar o demonizar un proceso en el cual la cúpula del Poder Electoral esté asesorando o haya asesorado. Dirigirse a la sala Electoral del TSJ, por ejemplo, para demandar la anulación de los resultados comiciales, sería más espinoso. Siempre hay una congruencia que debe mantenerse.
Los mismos criterios operarían para el Gobierno, en el caso de que este resuelva actuar directamente, de forma desembozada, y no a través de intermediarios, como los ‘alacranes’. Es muy probable que Nicolás Maduro y sus allegados –en vista de que les será muy arduo prohibir las primarias- estén pensando en cómo escamotearlas; cómo desdibujarlas, prostituirlas y restarles significado. Si el CNE coopera como asesor de la Plataforma, esa labor de zapa se tornará mucho más compleja. No les será sencillo descalificar unas votaciones asesoradas por el organismo encargado de certificar ante el mundo su hipotético triunfo en los comicios de 2024.
Por cierto, Nicolás Maduro, medio en broma medio en serio, ha sugerido en varias oportunidades que la fecha del 2024 podría adelantarse. Hasta ahora no ha recibido una respuesta categórica del CNE. El organismo debería hacerlo. Esas declaraciones son una clara demostración de injerencismo en un campo que no le pertenece y un irrespeto a la institución rectora de los procesos electorales. Única con competencias para fijar la fecha de los comicios.
Hay que celebrar que la Plataforma Unitaria ya cuenta con el Reglamento de las primarias. En el futuro cercano habrá que acatar la decisión de la Comisión Electoral. Espero que este organismo invite al CNE como asesor técnico. Su participación será beneficiosa para la consulta y para el candidato seleccionado por los votantes.