Publicado en: La Razón
Por: Beatriz Becerra
«Las elecciones solo serán libres si se libera a los presos políticos y se levantan las inhabilitaciones»
Los caminos de la UE son a menudo laberínticos. ¿Por qué había que dar ocho días a Maduro antes de reconocer a Juan Guaidócomo legítimo presidente de Venezuela? Es obvio que el tirano no convocará unas elecciones que solo puede perder. El principal motivo para esta actuación de Europa son las diferencias entre gobiernos ante una cuestión tan delicada y de tantas consecuencias.
En el momento de redactar estas líneas, siguen anunciándose desde los gobiernos de la Unión los reconocimientos a Guaidó. Pedro Sánchez fue de los primeros y lo hizo compareciendo en persona, tal vez para atenuar las críticas que ha recibido por su tardanza y por los confusos mensajes lanzados desde Moncloa. En el lado de los países contrarios al reconocimiento se ha producido una notable baja: Austria.El canciller Kurz también ha reconocido a Guaidó. También el Grupo de Visegrado parece dividido.
Es posible que algunos reconocimientos lleguen más tarde sencillamente por cuestiones de agenda: la crisis venezolana no tiene el mismo peso en todas partes. En todo caso, será interesante observar qué hacen Italia y Grecia, hasta el momento los países más reacios. Tsipras es un líder de extrema izquierda al estilo Pablo Iglesias al que la realidad obligó a hacer lo contrario de lo que le hubiera gustado. Tal vez apoyar a Maduro sea una forma de homenajear al radical que él mismo fue y al que traicionó. Lo de Italia es más siniestro: la Liga, que controla la política exterior, es un partido xenófobo y populista cuyo líder, Matteo Salvini, admira a Vladimir Putin. Para muchos es el hombre de Moscú en Europa. Dado que Rusia se está quedando con Venezuela a precio de saldo a cambio de respaldar al régimen chavista, es legítimo preguntarse por los motivos del Gobierno italiano.
Volviendo a Sánchez, su declaración dejó un momento sorprendente: condicionó el reconocimiento de Guaidó a la convocatoria de elecciones libres en el plazo más breve posible. Lo que sorprende es que ésa es la función que la Constitución reserva al presidente encargado y ése es el compromiso expresado por Guaidó, de modo que la advertencia de Sánchez resultaba superflua, como si quisiera hacerse perdonar por los que apoyan al régimen.
Sánchez aludió también a la imprescindible ayuda humanitaria. La Unión Europea ha comprometido ya más de 50 millones de euros destinados a los refugiados venezolanos que llenan campamentos en los países vecinos. Se trata ahora de volcarse con los que todavía resisten dentro del país. Ayer mismo, el tirano Maduro volvió a rechazarla, afirmando que Europa quería una Venezuela de «esclavos y mendigos». Falso, eso es exactamente lo que quiere Maduro. De otro modo no se explica que deje a su pueblo a merced del hambre y la enfermedad. En su momento deberá rendir cuentas por lo que está haciendo, pero ahora se nos plantea el reto de conseguir que la ayuda llegue a quien necesita sorteando el bloqueo criminal del régimen.
El reconocimiento de Europa era el primer paso y ha tardado demasiado. El siguiente es acompañar a las fuerzas democráticas en su hoja de ruta para que sea posible una transición de la ley a la ley. Las elecciones solo serán libres si se garantiza que todos los ciudadanos pueden elegir y ser elegidos, lo que implica la liberación de todos los presos políticos, levantar las inhabilitaciones que pesan sobre las fuerzas democráticas y dar todas las garantías a los venezolanos y a la comunidad internacional. Esto no será posible mientras no caiga el régimen chavista. Todas las acciones de la Unión deben estar dirigidas a facilitar que esto suceda.