Morena, su soberbia y su aplastante mayoría se ha convertido en esa ave carroñera que da vueltas y vueltas esperando un muerto más que devorar.
Publicado en: La Lista
Por: José Ignacio Rasso
Cuando era pequeño y viajábamos por carretera, en tiempos donde no existían celulares ni tabletas electrónicas, entretenerme viendo todo lo que sucedía afuera del coche era mi forma de pasar el tiempo. Me aprendía los nombres de los pueblos que cruzábamos, contaba vacas, disfrutaba los rebases y jugaba a adivinar el color del siguiente coche. Todo a mi alrededor era una excusa para que mi mente volara más allá de la música elegida por mis padres.
Entre las distintas razones que encontraba para ver más allá de la ventana, estaba el buscar zopilotes volando en lo más alto del cielo. Sabía, por lo que me había explicado mi madre, que estas aves carroñeras daban vueltas y vueltas con sus alas extendidas buscando animales muertos para bajar lentamente en círculos hasta saciar su hambre.
Recuerdo también que los adultos decían, palabras más palabras menos que, donde viera un grupo de zopilotes dibujando órbitas transparentes, abajo encontraría un cuerpo que se descompone en el centro sobre la tierra. Esa imagen me llenaba de curiosidad y alarma. Algo moría cerca de mí, ante mis ojos y no podía hacer nada.
Ese sentimiento me ha perseguido en estos días, pero en un ámbito distinto, la muerte, la presencia de lo que se acaba, la caída del estado de derecho, la democracia, los contrapesos, la separación de poderes, la legalidad, la certeza jurídica y la violencia descarnada. Todo parece morir frente a mis ojos y no puedo hacer nada.
Morena, su soberbia y su aplastante mayoría se ha convertido en esa ave carroñera que da vueltas y vueltas esperando un muerto más que devorar.
Vivimos tiempos de zopilotes, de impunidad, cinismo, zonas de silencio, masacres, homicidios y aves oscuras.
Son tiempos donde la mentira apesta y la verdad ronda moribunda.