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Ayer tuve el honor de moderar y dirigir un conversatorio en el marco del Congreso de Conindustria 2013. El Congreso fue convocado bajo la consigna: Diálogo para un futuro Productivo. La idea del conversatorio era hablar precisamente del futuro. El futuro que le ha resultado tan elusivo a los venezolanos, que ha resultado como un territorio tan imposible, tan nebuloso. Claro, antes de hablar sobre el futuro, con los participantes en el conversatorio, Carlos Larrazábal, el ya ex presidente de Conindustria, pronunció un discurso lapidario, donde no era el futuro a lo que nos estábamos acercando sino al pasado, según las cifras que reveló.
Leo citas de Carlos Larrazábal, según la crónica de Roberto Deniz hoy en El Universal:
Durante el periodo que inició en 1999, el país ha profundizado la ruta hacia la desindustrialización. Se ha perdido una excelente oportunidad de convertir a Venezuela en una potencia económica de la región (…) Recordó que la industrialización comenzó en la década de los 50, arrojando resultados muy favorables durante dos décadas. “Durante casi 20 años, –dijo Larrazábal-, el sector industrial pasó de representar el 10,8% del Producto Interno Bruto (PIB) total a ser el 15% para 1978. Un crecimiento sostenido que fue la envidia de muchos países de la región. Pero, a partir de 1978 con el auge de los precios del petróleo, todo esto cambió por completo. Entonces, así como el año 78 el PIB manufacturero estaba en el 15%, para el año 1998 era del 17.4%, y el año pasado 13.9% del PIB. Es decir, hemos retrocedido 40 años a los niveles que teníamos en 1973.
Hay cifras, inclusive, mucho más elocuentes y estremecedoras. Dice Larrazábal: En el año 1959 –cuando arranca la democracia– teníamos registradas 7.500 empresas en el Catastro Industrial del extinto Ministerio de Fomento, que llegaron a 11.100 empresas en el año 1998 –cuando arrancó la revolución bolivariana-. En el 2007 –es decir, cifras de hace seis años prácticamente-, según las últimas cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas, tenemos poco más de 7.000 empresas industriales. Es decir, tenemos menos de las que teníamos en 1958.
De manera tal de que no nos acercamos al futuro, estamos avanzando a toda velocidad en retroceso para estrellarnos contra el pasado. El conversatorio, sin embargo, que reunió a jóvenes destacados -industriales, dirigentes sindicales, diputados y líderes sociales como Manuela Bolívar-, concluyó con optimismo. Cito a Manuela: “Aquí estamos trabajando precisamente para poder construir un futuro desde ya, porque solo en Venezuela tiene sentido que seamos una sociedad, solo en Venezuela somos venezolanos”.
Un comentario
Esta muy bien el ser optimistas pero la realidad es abrumadora. Como recuperarse de tanta destruccion?