Cabello, Mardo y la corrupción

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  “Golpe”, “Golpe a la constitución”, “Golpe institucional”, golpe, esa es la palabra que se reitera. “Dictadura en la Asamblea Nacional”. “La Bota de Diosdado”. Ese es el resumen de las frases fundamentales que vienen hoy en la prensa nacional y regional a raíz del allanamiento a la inmunidad parlamentaria de Richard Mardo.

  En primer lugar, allanamiento hecho de  manera inconstitucional, se requiere la mayoría calificada para poder proceder a ello y aquí se hizo con la mayoría simple, porque el oficialismo no tiene la totalidad. Para Diosdado Cabello esto es un detalle menor, de hecho él piensa que los parlamentarios no deberían tener inmunidad. Ayer, en el foro que hicimos en el programa, se ahondó en la razón por la cual los parlamentarios históricamente, no sólo en nuestro país sino en toda la cultura parlamentaria occidental, gozan de inmunidad para poder proceder, investigar y denunciar sin limitaciones y sin temores.

  Ahora, ¿por qué el Gobierno arremete contra Richard Mardo a través del Parlamento? Recordemos, no hay distancia entre los poderes. Ya la señora Luisa Estela Morales había dicho, cuando estaba frente al TSJ, que todo debería estar concentrado, que esa división de poderes no tenía sentido. Pues la división de poderes existe en una república para que no haya un poder que se sobrepase. Así el Parlamento, que es elegido por el pueblo, puede controlar al poder Ejecutivo cuya cabeza, solo su cabeza, es elegida por el pueblo.

  ¿Quiénes son los parlamentarios del oficialismo? Recordemos cómo se llegó a tener esa mayoría, habiendo obteniendo menos votos que el sector opositor. Pero, por triquiñuelas muy curiosas en la reformulación del mapa electoral del país, habiendo obtenido menos votos tuvieron más parlamentarios. Ustedes recordarán cómo cogió una de las suyas el señor Hugo Chávez cuando la periodista corresponsal de Radio Francia le pidió, en una rueda de prensa transmitida en cadena, que explicase cómo era que se había dado tan absurda circunstancia.

  Ahora bien, muchos de esos parlamentarios llegan allí con muy pocos votos, en comparación con algunos parlamentarios opositores que llegaron con cantidades realmente interesantes. Son esos parlamentarios los que han procedido, siguiendo la orden ejecutiva, militar, de Diosdado Cabello, a allanarle la inmunidad a Richard Mardo. Se dice que están en una lucha contra la corrupción y la diputada ex copeyana Tania Díaz, figura de televisión, dice: “Tenemos la dignidad para denunciar.. los herederos de Chávez defendemos su legado”.

  Dignidad, esa palabra tan pisoteada porque, como bien lo recuerda Tal Cual en la mañana de hoy, estamos hablando de los mismos diputados que se negaron a investigar el caso de Pudreval, los mismos que se negaron a investigar el maletín de Antonini Wilson, los mismos que se negaron a investigar el robo del fondo de pensiones de Pdvsa. Por citar solo los tres casos que vienen hoy en Tal Cual, pero son muchísimos, muchísimos más desde aquel famoso Plan Bolívar 2000 donde arrancó en grande la corrupción con este régimen. Porque no ha habido régimen más corrupto en la historia republicana de Venezuela que el actual.

  Y hablando de corrupción en este régimen, Henrique Capriles acusa que uno de los mayores corruptos del país es, precisamente, Diosdado Cabello. Cuando Capriles asumió por primera vez la gobernación de Miranda, sustituyendo a Cabello, hizo denuncias gravísimas que están allí todavía, reposando en la fiscalía que no se ha dignado a investigar.

  ¿Qué pasaría si se le allana la inmunidad a Diosdado Cabello para que se le investigue por corrupción? Ayer, en nuestro programa de radio, el abogado constitucionalista José Miguel Matheus lo dijo frontalmente: es el hombre más corrupto del país.

  Estamos, en definitiva, no en una lucha contra la corrupción, sino en una especie de gran razzia política. Cuando se tiene mente militar -yo mando y usted obedece-, el disenso, la discusión civil, política, democrática es imposible. Semejante criterio, por lo visto, no cabe en la cabeza del señor Cabello. Por lo tanto hay que arrasar con el opositor. Richard Mardo apenas fue el primero.