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Estas próximas elecciones son unas elecciones plebiscitarias. En realidad poco importa el nombre del diputado por el cual se va a votar. Si usted le pregunta a cualquier elector, casi nadie sabe cómo se llama el diputado, solo saben que van a elegir a los diputados de la oposición o a los diputados del oficialismo. Es decir, es un plebiscito. Y se ha hecho plebiscitaria esta elección por culpa del propio Maduro quien, torpemente, asumió que la cosa era con él. Tan fácil que era hacerse a un lado y que los diputados diesen la cara e hicieran lo suyo. No. Él, en un desesperado y muy perjudicial afán de protagonismo, ha salido en campaña electoral. Y nos ha colocado a los venezolanos en un referéndum para aprobar o no su gestión de gobierno. Se monta en un jeep, inaugura obras, y todo esto con los candidatos a diputados a su alrededor. Es su culpa, entonces, si el resultado del día domingo es favorable a la oposición, que haya una única lectura: la derrota tiene nombre y apellido: Nicolás Maduro.
El presidente ha hecho de todo. Y, evidenciando que no vive en el país, se enteró, de repente, de cuánto cuesta un jean (¿desde cuándo no irá de compras de verdad verdad, en Venezuela?). “Caramba pero eso es especulación”, gritó, porque no entiende cómo funciona la economía. Y mandó a bajar los precios de la ropa, que ya estaban ajustados por el decreto de la Sundde. A este paso terminará cerrando por completo el comercio.
Pero hay detalles de detalles. El presidente ayer soltó estos lamentables insultos que no caben en ninguna otra boca sino en la suya.
“Cuando decimos: no descansamos, es que no andamos en Miami como Ocariz. Ahí sacó una respuesta Ocariz. No tienes justificación, Ocariz. Has abandonado tu cargo, Carlos Ocariz. Abandonaste el cargo, no tienes justificación, tú lo sabes. Tú sabes muy bien el apoyo que te hemos dado para la situación que estás enfrentando. ¿Y cómo has pagado ese apoyo? Conspirando desde Miami. Ocariz viene con los planes de Miami a poner plata aquí y plata acá, a contratar bandas delincuenciales para que maten gente, como mataron a Génesis. Para eso es que viene Ocariz para acá. Yo lo conozco bien porque fui diputado con él cinco años. Yo sé que es de los que tira la piedra y después sale: (remedándolo) ¡Ay, yo no soy así! Abandonaste el cargo Ocariz. Y todo su entorno está conspirando, todo su entorno. Y así se lo denuncio al Municipio Sucre, a Miranda y al país. Y yo voy a tomar las medidas que tiene que tomar un jefe de estado para garantizar la paz de todo el Municipio Sucre. Pa que lo sepa pues”.
Fíjense que el presidente dice: “Nosotros te hemos dado todo el apoyo en la situación por la que estás pasando” Es decir, Maduro sabe muy bien qué es lo que ocurre en el entorno familiar de Ocariz. El detalle no es menor, es grave y hay que tenerlo en cuenta.
Carlos Ocariz le responde: “Lastimosamente las veces que he salido del país han sido para internarme en un hospital, día y noche, ya que mi hijo de 12 años tiene leucemia. Con la ayuda de la ciencia, de Dios y de nuestro José Gregorio, saldremos adelante y pronto mi hijo estará sano entre nosotros. (…) Nunca hemos descuidado nuestras responsabilidades y hemos consolidado nuestra gestión popular y creativa. (…) En la vida como en la política hay límites y valores, siempre le pido a Dios que me dé la sabiduría de nunca traspasarlos. Allá aquellos que lo hacen. Eso es bastante vil, señor Presidente. No perdamos las perspectivas humanas”.
Sabiendo la situación, Maduro insistió en todos los insultos y denuestos contra Ocariz. Cuando Andrés Eloy Blanco escribió el poema Los Hijos Infinitos -“Cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos del mundo”-, en realidad estaba hablando un padre. Un poeta que era antes que poeta un padre. Y cuando se es un padre responsable, todos los hijos son hijos nuestros. Porque cuando se tiene un hijo uno hace todo, absolutamente todo por su hijo. Porque un hijo es una responsabilidad, es un reto inmenso, una maravillosa y fundamental razón de ser. Y uno se esfuerza, entonces, para darle a sus hijos todas las herramientas posibles –intelectuales, académicas, espirituales, éticas y morales- para que sean hombres y mujeres de bien en el futuro. Maravillosos ciudadanos de bien.
Para que no terminen en el mal, el buen padre trata de ser el mejor padre para sus hijos. Para que vayan siempre por la buena senda. Para que no finalicen sus tristes vidas, por ejemplo, en el delito, el crimen y la cárcel.
Un comentario
Carlos Ocariz es un caballero, respetuoso del otro a pesar de que se meten con su familia. No vale la pena contestarle a ese personaje, fue muy bajo en su mensaje. En el decreto 1011 el slogan «Con mis hijos no te metas» aplica aqui con otro simbolismo por supuesto.
César me hiciste llorar definitivamente Andrés EWloy Blanco tenía razón, yo como madre lo vivo en carne propia todos los días desde que mi hijo nació y ya son 21 años. Dios los Bendiga.