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“Cuando se acabe el mango me voy a morir de hambre”. Confesión que hace una señora llamada Margarita, tal y como lo reseña Contrapunto.com. “Desde que comenzó la temporada de mangos en el país, caraqueñas y caraqueños han recurrido a esta fruta para paliar el hambre y complementar su alimentación. Los recolectores de mangos son de todos los tamaños, edades y clases sociales”, reseña el portal.
En Efectococuyo.com, el Observatorio Venezolano de Salud subaraya algo de gravedad: “Crisis alimentaria producirá una generación de enfermos crónicos. Esta generación de venezolanos que está pasando esta situación de escasez, seguramente se va a enfermar más que sus generaciones anteriores y eso, en 30 o 40 años, va a afectar mucho la salud pública del país. Incluso se está viendo si podremos llegar a tener una generación que muera antes que los padres, producto de todo este desequilibrio en la salud del venezolano, señaló Pablo Hernández, nutricionista-dietista e integrante del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS)”.
Esto va contra la llamada ley de la vida. Los hijos han de enterrar a los padres, y los padres siempre queremos que nuestros hijos vivan y lleguen mucho más lejos de lo que nosotros hemos podido llegar. Pero, por culpa de esta situación de hambruna, por culpa de esta situación terrible que ya amerita una emergencia humanitaria mundial, resulta que, como lo observa el Observatorio Venezolano de la Salud, podemos tener una generación donde se quiebre el equilibrio, una generación que muera antes que los padres. En este contexto, el Cardenal Urosa ha dicho: “Es injusto que haya hambre”. Le citan en El Nacional: “Al oficiar la misa por cumplirse 100 años de la llegada de los jesuitas al país, el Cardenal Jorge Urosa Savino manifestó que es insólito que los venezolanos pasen hambre y haya desabastecimiento. Llamó otra vez al gobierno a actuar. Lo que vimos el domingo en la frontera evidencia la gravedad de la crisis, afirmó”. Y tiene razón el Cardenal. Ya lo habíamos comentado ayer: es sumamente delicado lo ocurrido el domingo en la frontera; es un indicador terrible que nos ha de alertar a todos los venezolanos.
Pero, con un cinismo que solo habla de la estrechez y miseria de su espíritu, el Teniente José Gregorio Vielma Mora, gobernador del Estado Táchira, minimizó el asunto: “Venezolanos fueron a visitar amigos y a divertirse”. Gobernador, usted se ha ganado los insultos y el desprecio de todos los tachirenses y de los que están más allá de la frontera. Usted puede defender lo que le venga en gana, incluso a un gobierno tan indefendible como éste. Pero eso no le da a derecho a burlarse de los demás, de sus paisanos, sobre todo si están pasando hambre y no consiguen medicinas. ¿Cómo dice que solo fueron a visitar amigos y a divertirse? ¡No sea usted tan cínico!
¿Pero qué plantea el gobierno frente al problema del desabastecimiento? ¡Atención! Correo del Orinoco, la Artillería del pensamiento: “Gran Misión de Abastecimiento Soberano activó el presidente Maduro”. Lo llama: “Un nuevo metabolismo de nuestra economía”. Amigo lector, ponga sus cinco sentidos en alerta. “(La Gran Misión Abastecimiento Soberano) está dirigida a gestionar, dirigir (sic) y conducir las políticas públicas que resuelvan la economía y enfrenten la criminal situación a la cual se ha sometido al pueblo. Tiene carácter cívico-militar y el propio ministro Vladimir Padrino estará al frente del Órgano Superior asumiendo las órdenes del Jefe del Estado. Consta de siete vértices con definición de ocho graves problemas como la escalada de precios, acaparamiento, especulación y bachaqueo, bajo rendimiento productivo en algunos sectores, el sistema de distribución, la cultura de consumo, la ocupación territorial del aparato económico y los deficientes sistemas de mantenimiento y de articulación.”
¿Digirió usted algunas de estas palabras, algo de estos avezados conceptos? Por lo pronto, nuestras escasas luces solo nos dejan ver que, ahora, va a recrudecer el hambre. Ahora tendremos menos alimentos y, sin duda, menos medicamentos. Además, Maduro lo pone todo, le echa todo a los militares. Vladimir Padrino López pasa a ser, así, el hombre más poderoso del país; tanto o más poderoso que el propio Nicolás. ¿Y qué va a resolver? Pues, desde ya, nada. Porque el gobierno no termina de entender dónde está la raíz del problema; sigue asumiendo las consecuencias como si fueran las causas.
A manera de ejemplo, tenemos sus palabras a propósito de la decisión del Citibank de cerrarle las cuentas al Banco Central y al Banco de Venezuela. Maduro suelta, citado en El Nacional: “¡Se equivocaron señores, con Citibank o sin Citibank, con Kimberly Clark o sin Kimberly Clark nosotros vamos a seguir adelante”. ¿Adelante a dónde, presidente? ¿A dónde cree que está avanzando? ¿De verdad cree que avanza? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿No se ha dado cuenta del abismo que tiene por delante? ¿No se ha dado cuenta de que vamos al vacío desde un punto mucho más alto que el Auyantepui desde donde cae el Santo Ángel? ¿Cómo que va a seguir adelante? No. No siga. Mejor párese, quédese allí quieto y ya deje la fanfarronería.
Y, para cerrar, a propósito de la infeliz frase “con Kimberly Clark o sin Kimberly Clark”, reparemos en la declaración del Ministro del Trabajo, Oswaldo Vera: “Kimberly Clark seguirá produciendo para todos. Esta empresa cerró sus puertas echando a la calle a miles de trabajadores sin preocuparse por sus familias. La orden que tenemos del gobierno es que vamos a proteger a los trabajadores y trabajadoras de Kimberly Clark, por lo que procedemos a firmar la solicitud donde planteamos la ocupación inmediata de la empresa Kimberly Clark Venezuela por los trabajadores y trabajadoras, asi como el reinicio de las actividades productivas para proteger el proceso social del trabajo”.
Esta es la mejor evidencia de la imbecilidad que reina en el gobierno. ¿Es que acaso Kimberly Clark dejó de producir pañales porque a sus ejecutivos les dio la gana? No, señor Ministro, Kimberly Clark cerró porque su gobierno no le dio los dólares -que son de Kimberly Clark y no del gobierno- para poder pagar proveedores y comprar la materia prima que necesitaban.
En fin… Entre Vera, Vielma Mora, Padrino López, Nicolás Maduro y tantos otros, el país se nos hace cada vez más pequeño, asfixiado, intransitable y absurdo.