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Para el espíritu latinoamericano tan dado al melodrama y a los sentimientos, pues, exagerados, la despedida es el momento ideal para soltar las emociones que puedan estar contenidas. Desde Daniel Santos y aquel temazo que le compusiera a Pedro Flores cuando se fue a la guerra de Corea, donde se despidió de todo el mundo y dejaba mensajes y recados para lo que debía hacerse durante su ausencia. Desde eso, hasta las despedidas anónimas en aeropuertos, en puertos, en terminales de autobuses, la despedida está marcada por un espíritu extraño, como si prácticamente se estuviese en el Puerto de Palos de Moguer a finales del siglo XV, para ir a descubrir usted vaya a saber qué?.
Lo cierto es que esta semana hemos tenido una gran despedida. El ciudadano Presidente de la República, luego de darle la razón a Nelson Bocaranda, desmintiendo así y de fea manera al Ministro Izarra y al Presidente de la Asamblea Nacional y Vice-Presidente de PSUV, Diosdado Cabello, el Presidente ha reconocido que hay una nueva lesión en el mismo sitio donde estaba la anterior. El detalle está en que los venezolanos no sabemos cuál es ese sitio, pero demos por buena la palabra del Presidente y como han dicho los oncólogos, eso es delicado. El propio Presidente ha dicho: “Hay altas probabilidades de que esta nueva lesión sea maligna” y vino la gran despedida, el Jueves de la semana pasada hubo un Consejo de Ministros tan largo, tan cargado de anécdotas y detalles superfluos, que más bien parecía una despedida donde nadie se quiere ir, como si no fuera a regresar el protagonista. Una Ministra, inclusive, se durmió de tan extenso y abusivo que fue el rato.
Luego en la noche vino otra despedida, dejó un comando de campaña encargado y allí hasta tuvo el atrevimiento de parafrasear, no con mucha gracia y elegancia al mismísimo Simón Bolívar. Estando Bolívar en trance de muerte, allá en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, Colombia, dijo el Padre de la Patria: “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. El Presidente aludió a estas palabras, las cambió, que si mi partida, que si mi enfermedad, ayuda a que se consolide la conciencia, yo partiré tranquilo a la Habana. Extraño el parangón, féretro, Habana. ¿Por qué el Presidente, dijo, jugó a este remedo del Libertador Simón Bolívar?, ¿Fue una trampilla del sub-consciente?.
Por lo pronto, el país necesita que regrese y que regrese bien, lo necesitan sus seguidores, pero sobretodo, lo necesitan sus opositores, porque sólo así podrán ganarle, como parece que ocurrirá el próximo 7 de Octubre.
2 respuestas
Excelente artículo @cmrondon …para reflexión de muchos, y hasta para el protagonista de la historia!
patria socialismo o muerte, es lo que han repetido hasta el cansancio, y parece que ahora que se siente un poco derrotado, parece que la patria y el socialismo que solo esta en su mente no se va a dar despues de todo, no se esta dando porque esta basado en mentiras y por tanto no es sustentable no sirve para construir nada, entonces cumplase la otra parte de la frase: por eso patria socialismo o muerte, y asi es la muerte ronda, pero no solo al sr. presidente, sino a todos los venezolanos pues toda muerte es un cambio, y todo cambio es una muerte yo solo digo la palabra es sagrada, no podemos jugar con ella, la palabra es una vibracion y conlleva un poder y una responsabilidad