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Llama la atención el nombre del consejo que se reunirá hoy: “Consejo Nacional de Economía Productiva”. Se entiende, entonces, que para el gobierno hay una economía improductiva. Si no sería innecesario marcar la diferencia. Y si ahora, al tratar de reactivar el aparato productivo se crea el Consejo Nacional de Economía Productiva, se entiende que, hasta el día de hoy, lo que ha habido en el país es un formato o un proyecto de economía totalmente improductivo. Ya desde el mero enunciado del consejo, el gobierno está reconociendo su error. Porque es precisamente ese proyecto de economía improductiva el que ha llevado adelante el gobierno durante los últimos 17 años.
Pero arrancó mal este Consejo Nacional de Economía Productiva porque, originalmente, esto iba a comenzar ayer, pero va a ocurrir hoy. ¿Qué razones llevaron a la postergación? No lo sabemos, pero, en todo caso, ya es un primer detalle.
El segundo detalle es que el vocero de la convocatoria es el Vicepresidente Aristóbulo Istúriz; citado en El Universal, Istúriz dice: “Maduro explicará al país la nueva agenda económica bolivariana que guiará los pasos del gobierno desde la emergencia económica hacia la estabilidad y el crecimiento productivo”. Muchas palabras sonoras, vaya usted a saber si también son como las campanas, que, a parte de sonoras, son huecas.
Cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, llamó al diálogo, dijo sí, el diálogo debe ser productivo. Es decir, el diálogo debe llevar a hechos concretos, citando la experiencia inútil que se dio en aquel supuesto diálogo televisado que se transmitió hasta la madrugada desde Miraflores años atrás. Sentarse a conversar es llegar a acuerdos, a algo puntual. Pues bien, a esa reunión del Consejo Nacional de Economía Productiva van el gobierno -los ministros de la economía fundamentalmente-, gobernadores, alcaldes y empresarios privados. Estos se van a sentar allí frente al nuevo ministro Luis Salas, Vicepresidente para el Área Económica. ¿Pero cómo define Salas a estos empresarios? Leo en Konzapata.com: “Como un “tumor económico” ha calificado el recién investido funcionario al sector empresarial. En sus textos escritos antes de formar parte del gabinete de Maduro, el profesor universitario no se ahorró epítetos: vividores, parásitos, buitres, pranes. ¿Es posible un diálogo productivo en ese contexto?” Pareciera que no. Pareciera que se está convocando un consejo para “dialogar” de manera insincera, armando una especie de parapeto para correr la arruga y ganar algo de tiempo.
Ayer en el foro del programa con el periodista Víctor Salmerón y la economista Tamara Herrera, quedó claro que el decreto era un decreto político para enfrentar (¿o más bien eludir?) un problema económico. Si el decreto es político su prioridad entonces no debe ser resolver el problema económico.
Otras citas de Istúriz: “La economía rentista se acabó en Venezuela”, titular en La Voz de Guarenas. En El Tiempo de Puerto La Cruz: “Las discrepancias en el gabinete económico las resolverá Maduro”. Sólo Maduro, pues, tendrá la última palabra. ¿Pero cuál será ésta? ¿Acaso tomará en cuenta las opiniones del presidente de la comisión de la Asamblea Nacional que investigará el decreto, el diputado y economista José Guerra? ¿O más bien se inclinará por el sociólogo Luis Salas?
Mientras, el Ministro Pérez Abad no pierde oportunidad para una aclaratoria desesperada: “El decreto (de emergencia económica) es para alianzas y no para expropiaciones”. Porque el picado de culebra reacciona aprensivo, y un decreto como este levanta sospechas inmediatas: lo que está detrás de esto es expropiar esta empresa, tal otra y tal otra. Lo cual, en definitiva, no haría más que agravar la crisis.
Pareciera que vamos a un callejón sin salida, además oscuro y lleno de trampas.
Por lo pronto, según leo en El Nacional, Irán va a aportar 500 mil barriles diarios al mercado petrolero. Los expertos dicen que el nuestro podría caer hasta 10 dolares.