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Hoy hay titulares fuertes en algunos diarios. Por ejemplo, el gran titular de El Nuevo País, según el análisis de Rafael Poleo: “Venezuela va como avión sin gasolina. Maduro es el piloto, Diosdado el copiloto y Ramírez el navegante, el único que sabe lo que está pasando”. O el de Tal Cual: “EL país se pudre”, según el editorial que firma Fernando Rodríguez. El titular de La Verdad, en Maracaibo: “No pega una el presidente. Maduro suma las captahuellas en supermercados a una lista de medidas fallidas. Sus controles intensifican los apuros económicos de la nación. El presidente Nicolás Maduro dispara en promedio una medida económica cada dos meses y medio. Y sus ensayos para mejorar la salud financiera de la nación han tenido como resultado una retahíla de errores. Y aquí le sacan la cuenta: “Diez semanas le toma a Maduro anunciar nuevas medidas”.
Frente a esta debacle surge entonces el vengador, el que supuestamente habrá de solucionarlo todo: es el joven Andrés Eloy Méndez. Ya nos habíamos ocupado de él la semana pasada, pero sigue siendo noticia. Está en la primera página del diario Vea uniformado con su chaleco y su gorra como gran fiscal: “En Venezuela tenemos una economía estructuralmente especulativa la cual tenemos que transformar”, declara. Esta frase puede tener cualquier cantidad de lecturas y lo más probable es que termine siendo una frase hueca. Pero en todo caso, para enfrentar esa economía estructuralmente especulativa se inventan ahora las captahuellas. Aunque el joven Méndez, en un arrebato de sinceridad importante, apunta a la verdad. Le citan en Versión Final, en Maracaibo: “El contrabando tiene complicidad militar. Sería inocente no aceptar que hay complicidad interna de miembros de la Guardia Nacional Bolivariana dentro del contrabando en la frontera.”
¡Por fin puso el dedo en la llaga! No es que sea inocente no aceptarlo, es que el gobierno se ha empeñado en negarlo, señor Méndez. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana se ha negado, este gobierno militarista ha negado, a pies juntillas que los militares estén metidos en ningún tipo de delito, mucho menos en el contrabando. Pero desde hace ya mucho tiempo nos han llegado todo tipo de denuncias, desde el Zulia por ejemplo, de cómo las caravanas de pimpineros son escoltadas, protegidas o en todo caso amparadas por la Guardia Nacional. Dice Méndez: “El gobierno nacional está estudiando activar nuevamente el alto mando fronterizo para limpiar de mafias el estamento militar”.
Quizá allí sí tendría solución ese bachaqueo que tanto mortifica a Maduro. ¿Pero Maduro se meterá de frente con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en general, y con la Guardia Nacional Bolivariana en particular? Allí sí está el problema.