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Si algo ha caracterizado al régimen, desde los primeros días de Hugo Chávez, es que suele anunciar de manera clara, sin ambages, sus acciones futuras. Leo en Efecto Cocuyo:
“Señores de la jerarquía eclesiástica, no todos los católicos son escuálidos, ustedes no pueden ir a una misa como si fuese un mitin político, no pueden, no deben hacerlo, se ve muy feo, porque provocan que alguien después en plena misa se pare y les digan cuatro cosas”, afirmó Diosdado Cabello en su programa Con el Mazo Dando del miércoles 18 de enero. La nota que escribe Vanessa Moreno Losada continua: “Como si obedecieran una orden, un grupo de seguidores del oficialismo en Monte Piedad ingresó a la eucaristía que se celebraba en la Iglesia San Pedro Claver este domingo 29 de enero. Su misión: mostrar el descontento con el discurso crítico de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), rechazar las homilías políticas del padre Ángel Tornero y pedir su cambio.”
Esto forma parte de la ofensiva del régimen contra la Iglesia Católica, manifestada desde Diosdado Cabello hasta el General Vladimir Padrino López el pasado domingo. Pero lo que nos interesa destacar, a efectos de este comentario, es que se anuncia algo que “puede ocurrir” pero que bien sabemos ocurrirá. Cabello, en su programa, hace el anuncio casi en tono especulativo, inocente y distante, como quien no quiere la cosa, pero luego, indefectiblemente, se concreta la acción: grupo de seguidores del chavismo irrumpe en la iglesia.
Así mismo tenemos el caso de la situación electoral de la MUD. En la mañana de hoy se leen titulares de este tenor. La Verdad, en Maracaibo: “En peligro la tarjeta de la MUD”. El Tiempo, en Puerto La Cruz: “PJ dijo que gobierno busca ilegalizar a la MUD para ir solo a los comicios regionales”. Y si ya abiertamente se dan estos anuncios, ¿por qué va a dudar usted entonces que, en efecto, terminen ilegalizando a la MUD? Así tendremos unas elecciones -como ya lo hemos advertido- a lo nicaragüense. Es decir, solo el gobierno contra él mismo.
Y si amenazas tenemos, la que ha soltado nada menos que el Tribunal Supremo de Justicia contra la Asamblea Nacional no es de poca monta. En Crónica.uno leo:
“TSJ acusa a la mayoría opositora de la AN de conspirar y amenaza con enviarlos a prisión. Los 106 diputados opositores que declararon que el presidente Nicolás Maduro abandonó su cargo podrían terminar en un calabozo por más de un año.
“Así se los advirtió el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), organismo al cual no le sentó nada bien que los legisladores no acataran su orden de abstenerse de pretender destituir al Jefe del Estado bien fuera por medio del llamado “juicio político” o con la declaratoria de abandono de su puesto, por considerarla “manifiestamente inconstitucional y subversiva del orden político y social de la Nación”.
De nuevo, y si se mantiene el mismo patrón, ¿por qué va a dudar usted de que el régimen va a ir con todo en contra de la Asamblea Nacional? Según El Universal: “El TSJ declaró que es ilegal la nueva junta directiva del parlamento”. Y después de acciones como las del diputado Gilber Caro preso, o el grave incidente con el pasaporte del diputado Luis Florido, ¿por qué dudar que en futuro no muy lejano, de repente, todos los 106 diputados opositores terminen en la cárcel?
Ante esto, la oposición debería tomar medidas importantes, coherentes y de verdadero impacto y trascendencia. Entender que su lucha política no se puede seguir manejando en los mismos parámetros que hasta ahora. Que frente a ella hay un régimen totalitario y abusivo que cada día se radicaliza más. Que ya no repara en disimular, así sea con una mera formalidad seudo democrática, su verdadero talante dictatorial.
Ahí están las cartas echadas boca arriba. Es inútil engañarnos. Ya debemos saber qué es lo que nos espera.