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Una buena cantidad de medios destaca como noticia del día el anuncio de ayer de la rectora Tania D’Amelio, en la red twitter, afirmando que el 28 o el 29 de noviembre se conocerá si hay o no revocatorio. El periodista Eugenio Martínez, quien maneja con sobrada solvencia el tema electoral, se pregunta en tuits tempraneros: “Impresionante la cantidad de medios que hoy «informan» de la decisión que tomó el CNE el 21 de septiembre. Desde El Universal hasta Panorama”.
¿Por qué se hace noticia hoy algo que se conoce desde el 21 de septiembre? Las sospechas crecen y abundan. Por lo pronto es bueno recordar lo sabido: toda la campaña que está llevando adelante la MUD es, entre otras cosas, para anular esas fechas de finales del mes de noviembre. Así como para anular también la decisión del 20% de recolección estadal. La pelea es dura, difícil. Es un pulso intenso, fuerte, de esos donde se corren todos los riesgos. Pero más allá de este pulso, en el cual la MUD no ha demostrado intención de ceder, ¿qué estrategia adelanta el régimen? Si tomamos en serio las palabras de Maduro antier, cuando dijo que las elecciones no son prioritarias y que si acaso serían en el 2018, debemos asumir, entonces, que no habrá elecciones mientras él gobierne. Si se pasa a la torera las dos elecciones necesarias de este año, referéndum revocatorio y gobernadores, ¿por qué no procederá igual con las del 2018?
Ayer Henry Ramos Allup nos lo declaró de manera tajante: “Si no hay elecciones, hay dictadura”. Maduro, entonces, sería ya el dictador del país. Y si lo que dice Maduro es cierto, ¿qué importa lo que declare Tania D’Amelio? ¿Qué importa lo que declaren al unísono las cuatro rectoras? De hecho, si es consecuente con sus palabras, Maduro puede ahorrarse unos cuantos reales y cerrar de una buena vez el Consejo Nacional Electoral. ¿Cómo es posible que el presidente diga que las elecciones no son necesarias y que Tibisay Lucena, en tanto presidenta del CNE, ni siquiera haya abierto la boca? Le está diciendo innecesaria. No la oposición, el propio presidente de la republica.
Pero cambiando la perspectiva se observa algo interesante. En Konzapata.com leo: “La Asamblea Nacional trabaja para blindar legalmente a un nuevo régimen democrático”. Porque –ya lo decía- en este pulso nadie cede. Y la dirigencia opositora insiste y continúa persuadida de que el año que viene habrá un gobierno distinto. No ha reculado ni ha cambiado su posición. Escribe el periodista Danny Leguízamo: “La Asamblea Nacional no está “autodisuelta”, como señala el presidente Nicolás Maduro. (…) Henry Ramos Allup confesó ayer en sesión ordinaria del Parlamento que todas las leyes aprobadas por esta legislatura serán aplicadas por el nuevo Gobierno “cuando salgamos de esta cosa”. En otras palabras, muy pronto habría una “cosa” distinta en el país.
En el mientras tanto y para cerrar, el editorial de El Nacional hoy viene duro: “Un país sin elecciones. Venezuela irrespetada y a la deriva”, es el título. En el último párrafo hacen tres preguntas en las cuales es prudente detenerse. “¿Está de acuerdo la Fuerza Armada Bolivariana con esa decisión tan radical y antidemocrática del señor Maduro?”, en referencia al anuncio de que las elecciones no son necesarias y por lo tanto no se realizarán. La otra: “¿Supo la FANB por anticipado que el decreto del estado de excepción no era más que una jugarreta para impedir el revocatorio y, por consiguiente, las elecciones? Porque en esa misma alocución Maduro confesó que el decreto de estado de excepción era para que la Asamblea Nacional no le amarrase las manos. Es decir, para él proceder por la libre, haciendo lo que le viniese en gana. Y la tercera pregunta, que suscribo plenamente: ¿Hasta dónde llega la farsa?”