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El discurso de Maduro da vueltas sobre sí mismo. Se repite y se repite y no avanza. Maduro vuelve a condenar a los divisionistas dentro de la revolución, con lo cual uno supone que no le están haciendo mucho caso, porque si ya les ha reconvenido en múltiples oportunidades en los últimos días y sigue con el tema, es porque nadie le está haciendo caso. Además en ese discurso, que como digo da vueltas sobre sí mismo, Maduro ha vuelto a amenazar con radicalizar aún más la revolución y la guerra económica.
En El Correo del Orinoco leemos el ultimátum: “Maduro dio hasta el lunes a los comerciantes para ajustarse a la ley de precios justos”. Por cierto, Fedecamaras, según declaró ayer Jorge Roig, va a demandar la inconstitucionalidad de esta ley.
Ahora bien, más allá del discurso repetitivo del señor Maduro, más allá de sus amenazas y de las eventuales reacciones que pueda tener o no el sector empresarial, ¿a qué estamos enfrentados? Hemos dicho muchas veces: estamos ante un Gobierno militar, son los militares los que de verdad mandan en el país. Más allá de la joven Tarazón, por ejemplo, quien verdaderamente lleva el peso en muchas acciones del área económica es el General Hebert García Plaza, cuyo cargo es: Jefe del Órgano Superior para la Defensa de la Economía. Ayer el general activo estuvo en un taller en la Fiscalía General de la República, y, en un arrebato de sinceridad infrecuente entre los altos voceros del Gobierno, dijo -y este el gran titular en El Universal-: “El Gobierno actuará contra grandes comercializadores… No es al pequeño a quien queremos desaparecer para acomodar la economía, es al grande, el que inicia la corrupción”. Y les pido que subrayen este verbo que, en boca de un General de este Gobierno es peligrosísimo: “desaparecer”, eliminar, borrar de la faz de la tierra.
En El Nacional, en la página de economía con la firma de Katiuska Hernández, citan al General: “No es precisamente al pequeño al que nosotros queremos desaparecer para acomodar la economía, es al grande. Normalmente cometemos el error a veces por miedo de desaparecer al pequeño y al más débil, tenemos que desaparecer al más fuerte que es el que inicia la cadena de corrupción y que genera que el producto no llegue al precio justo”.
Esta es la curiosa tesis del General García Plaza. Entonces, como cita El Nacional en su primera página, según el General: “Los buhoneros son víctimas”. Los buhoneros, que son los que venden a 6 y 7 veces un producto regulado, son víctimas vaya usted a saber de quién. El culpable es el que vende al precio regulado, y el buhonero, en esa demagogia febril, en esa suerte de borrachera ideológica que padece este régimen, es el aliado natural porque es el pata en el suelo; mientras que el otro es el burgués, el capitalista vil: el empresario que paga impuestos, se somete a las leyes y trata de hacer país y consolidar futuro. Ese es el enemigo de la revolución, y contra él la van a emprender.
Ya lo dijo muy claro el General García Plaza: la idea es “desaparecer”, desaparecerlos a todos, desaparecer a los grandes, desaparecer a la empresa privada, desaparecer al supermercado. De esta manera se avanza en la buhonerización, en la ranchificación del país. Esa es la meta, esa es la revolución.
Un comentario
Con las declaraciones del General Plaza lo que se vislumbra en el horizonte de nuestro pais es una isla caribeña del mar de la felicidad con los hermanos Castro y demas yerbas señores lo peor esta por venir no nos caigamos a cobas.