Y los caraqueños hicimos historia

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  Años atrás había un señor que solía decir: “el que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga” y esas expresiones, por lo visto, cayeron en desuso. Pero hoy sería bueno traerlas a colación. El que tenga ojos que vea, que vea puntualmente, lo que ocurrió el día de ayer.

  La ciudad de Caracas ayer quedó prácticamente paralizada. Desde muy temprano la gente caminaba buscando las estaciones del Metro. Ya sobre las diez de la mañana el Metro estaba completamente abarrotado, pasaban los vagones llenos de gente, todos con las gorras tricolores, banderas y una alegría inmensa. En los túneles del Metro, mientras se esperaban los vagones, se oían gritos, cantos, todos proselitistas, contagiantes “Se ve, se siente, Capriles Presidente”, “Hay un camino”, en fin…

  En mi caso personal, salí de Plaza Venezuela y ya la multitud allí era impresionante. La Plaza Venezuela estaba abarrotada de gente y uno dudaba que pudiese avanzar más. La multitud compacta continuó por el Paseo Colón, hasta entrar en ese río desbordado -ese Orinoco desbordado, como lo bautiza hoy El Nacional- que fue la avenida Bolívar. Una multitud entusiasta de todas las edades, jóvenes, tercera edad, gentes de todos los colores, de todas las vestimentas, de todos los orígenes, era una multitud muy venezolana.  La Venezuela de hoy y todos a pie, o, en el mejor de los casos, en Metro. No hubo ni un solo autobús que congestionara las vías.

  Luego, en el momento culminante, apareció Henrique Capriles. Llama la atención que de su corto pero muy emotivo y puntual discurso, la prensa haya destacado lo fundamental: “El 7 de octubre el odio quedará enterrado en Venezuela”. Es la cita crucial, porque Venezuela quiere ya pasar la página del odio, quiere superarla por completo. Se entiende que la única posibilidad para superar el odio es, precisamente, el cambio de gobierno.

  Mientras Capriles desbordaba la ciudad de Caracas, el candidato a la reelección se reunía con una multitud, también de respeto, en Cabimas. Pero llama la atención que ni siquiera fuera Maracaibo el sitio de su concentración para cerrar su campaña en el Zulia. ¿Cabimas? En la Costa Oriental del Lago, precisamente en la Costa Oriental que tanto ha sufrido por sus malas políticas.

  Aquí el candidato a la reelección habló siempre en futuro, como si se fuese a estrenar en el Gobierno. “Haré esfuerzos por la reconciliación” se le cita en Últimas Noticias, lo cual puede sonar un tanto cínico, si la reconciliación ha sido imposible gracias a él, o mejor dicho, si el odio y la polarización llegaron precisamente por su culpa. Pero la cita más elocuente es la que trae El Universal en su primera página: “Yo no les he fallado, yo no les he engañado”. Dice: El aspirante a la reelección Hugo Chávez pidió a Dios que lo ayude para en el próximo período de Gobierno ser mejor Presidente, mejor compañero, más eficiente y atender más a fondo las necesidades del pueblo. Disculpen la comparación, pero suena a marido arrepentido que regresa al hogar luego del maletazo: “Yo no te he engañado, yo no te he fallado”.

  ¿Por qué tiene que explicar eso? Como se ve que le ha hecho daño el discurso de Capriles. Capriles le ha puesto a dar explicaciones y pide otro período para ahora ser mejor Presidente. ¿Ahora después de 14 años, señor Presidente?

  ¡”Mejor compañero”! Esa frase jamás se la habíamos escuchado. Está tratando ya como de bajarse de esas alturas, de bajarse de esa nube, como cantaba aquel bolero, para venir a la realidad, en fin… Decíamos “el que tenga ojos que vea” y lo que se vio ayer en Caracas fue sencillamente histórico. El Nuevo País, dice: “Es la mayor concentración que se ha dado en toda la historia de Venezuela”.